Donde las palmas se levantan como casas (+ fotos)

El árbol nacional de Cuba brinda cobija a los damnificados por el huracán Irma en una comunidad espirituana A Magda Gil la vida le ha cambiado por completo; primero fue la amargura de ver cómo los vientos de Irma hicieron desaparecer su vivienda y la de otros vecinos en la

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Nuevas casas construidas con tabla de palma se levantan en Seibabo para familias damnificadas. (Foto: Vicente Brito/Escambray)

El árbol nacional de Cuba brinda cobija a los damnificados por el huracán Irma en una comunidad espirituana

A Magda Gil la vida le ha cambiado por completo; primero fue la amargura de ver cómo los vientos de Irma hicieron desaparecer su vivienda y la de otros vecinos en la comunidad yaguajayense de Seibabo. Pero aquello es agua pasada y ahora está tan ocupada en observar cómo va quedando su nuevo inmueble que ni siquiera tiene tiempo de pensar en los tantos padecimientos que arrastra y en lo delicada que está su salud.

 “La verdad que la casa estaba malita y se fue del aire, pero me están haciendo una de madera que nunca pensé tener. Estoy muy contenta, nunca imaginé vivir en una casa así, de tabla de palma, pero con todas las de la ley y ya lo que quiero es que terminen para disfrutarla”, explica mientras prepara una merienda para los trabajadores de la Empresa Agropecuaria Obdulio Morales, que se ocupan de hacer las divisiones de la vivienda, ya con su estructura levantada.

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Después de unas semanas dándose trastazos a “palo limpio”, Arnulfo Barroso es todo un experto. Unos 20 días bastaron para tener la casa a nivel del caballete a la cual solo le falta el piso, los herrajes del baño, las redes hidrosanitarias y las puertas y ventanas.

“Jamás habíamos trabajado con tabla de palma y la primera puede que haya quedado con algún defectico, pero las otras estarán mejores porque hay que aprender”, explica, al tiempo que se empeña en demostrar que ya sabe trabajar la madera.

EL ORIGEN

En otros lugares de Latinoamérica como República Dominicana, donde el 5 por ciento de las viviendas son de tabla de palma el asunto no resulta nada extraño; tampoco lo es para una parte del campesinado cubano; lo que resulta una novedad y una iniciativa loable es que se fabriquen “en serie y que queden tan buenas”, como diría Antonio, un anciano de ese asentamiento que tiene la suya, pero sueña con vivir en “uno de esos palacios”.

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Trabajadores de la Empresa Agropecuaria Obdulio Morales se encargan de extraer las tablas. (Foto: Vicente Brito/Escambray)

Y es que la palma real, ese símbolo de cubanía y considerado el árbol nacional en Cuba, fue abatida en los campos espirituanos por los vientos del huracán Irma, pero ha hecho honor a su denominación y hoy se levanta convertida en materia prima para construir las casas de las familias damnificadas en comunidades rurales como Seibabo, donde nacen alrededor de 18 nuevos inmuebles de tabla de palma, alternativa para la solución definitiva a varios derrumbes totales.

En un taller de la Empresa Agropecuaria Obdulio Morales nace todo este andamiaje, donde los troncos caídos se convierten en bolos y una brigada de cinco hombres, con un tractor que apenas consume 8 litros de combustible por día y una cuchilla se encargan de sacar las tablas.

“Es un proceso que empieza en el campo y nosotros aquí procedemos a cortar y limpiar para después llevarlas a los lugares donde las brigadas construyen las viviendas. Procesamos un promedio diario de 15 bolos a los cuales les extraemos unas 150 tablas. Solo se utiliza el exterior de la palma, que es la parte más dura”, aclara Julio César Cabrera, jefe de producción de la entidad.

“Mire, yo era marinero y de esto ni conocía, pero ya ves, la vida nos enseña a todo y esto es una actividad nueva. El corte es a la vista, por eso las primeras tenían problemas, pero ya tenemos el pulso tomado y todas quedan de 12 a 13 centímetros de ancho, que es la medida promedio”, expresa Israel Casas, sin dejar de acomodar la cuchilla en el tronco casi rapado.

EPÍLOGO EN SEIBABO
Los módulos llevan unas 60 tablas aproximadamente; en Seibabo, una de las comunidades más afectados por los vientos del huracán Irma en Yaguajay, se levantan modestas casas, con tablas de palma, techo de tejas y piso de cemento, compuestas por dos cuartos, sala-comedor, cocina, portal y baño; una solución para las familias damnificadas, que perdieron su cobija.

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La limpieza de la tabla de forma mecánica y no manual garantiza la calidad del trabajo. (Foto: Vicente Brito/Escambray)

Poner los primeros empates fue difícil para muchos, pero Ramón Simó, carpintero de la Empresa Forestal no tiene ese problema; él y sus compañeros son expertos en fabricar casas de tabla de palma, por eso la rapidez en conformar una división de lo que será la sala de una de la vivienda de dos ancianos allá en Seibabo, donde los vientos no perdonaron casi ningún techo ligero.

“Nos asignaron dos casas, la primera la construimos en 10 días y la otra la tenemos en estructura, a pesar de que la lluvia no deja adelantar lo que quisiéramos”, aclara Simó.

Algo más allá, Osvaldo Lizagarai limpia el espacio donde un día estuvo su hogar, a sabiendas de que la suya pronto comenzará a levantarse como parte del nuevo barrio de casas rústicas que nace en la comunidad de Seibabo, en Yaguajay. Él, como muchos, allá ha oído decir que las tablas de palma son muy duraderas, no les entra ni el comején si se cortan según el librito y se dejan bien puestas, de ahí que decenas de familias agradezcan hoy a las palmas la posibilidad de un techo expedito y seguro por largo tiempo.

Carmen Rodríguez

Texto de Carmen Rodríguez
Reportera de Escambray por más de 30 años. Especializada en temas económicos.

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