David tiene la palabra (+fotos)

Un joven espirituano con limitaciones físico-motoras, cuyo aprendizaje institucional transcurrió siempre en casa, habla de intereses y aspiraciones que lo mueven en la vida

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David, es, sin dudas, feliz, aunque tiene metas que le ha sido imposible cumplir. (Foto: Vicente Brito/ Escambray)

Sobre la silla de ruedas cuyos frenos no usa, para no gastar las gomas nuevas, ahora mismo está totalmente relajado. El fotógrafo ya se fue y él acaba de conversar largo sobre su vida, intereses e incluso aspiraciones. Mirándole así, nadie creería que sus músculos y articulaciones pueden tensarse tanto como para transformar su rostro y poner sus manos completamente rígidas.

 Estuve allí donde creció, en Maceo No. 97 Sur, entre Boquete del Coco y Raimundo, de la ciudad de Sancti Spíritus, cuando él no había cumplido los seis años. Pero ahora quien me recibe sonriente en la casa de la abuela no es el niño pícaro atento a todo, sino un joven igual de hermoso, con un poder de razonamiento que deja paralizado a cualquiera. El 13 de julio pasado David Quero Rodríguez Amaya cumplió 21 años.

Cuentan que luego de insistir en que su Carné de Identidad no lo mostrara como a un incapacitado, para lo cual fue tres veces a la misma oficina, consiguió que en el documento rezaran, aunque sin firma, sus huellas dactilares. Él no puede escribir, pero sí leer. En compensación, ha desarrollado una memoria excepcional y escoge al detalle cada vocablo, al estilo de aquel requerimiento martiano para el periodismo: “que cada palabra lleve ala y color”. Habla dificultosamente, por causa de una disartria, aunque a los pocos minutos de la charla logro entenderle bien.

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Rodeado de familiares en la casa de la abuela materna, quien asumió su cuidado por largo tiempo. (Foto: Vicente Brito/ Escambray)

David venció sin salir del hogar los grados desde el prescolar hasta el noveno. La primaria, bajo la tutela de la maestra María del Carmen Caballero, con quien cantaba el Himno y saludaba la Bandera. La secundaria, con el acompañamiento del profesor Aurelio Pando, de la ESBU Víctor Daniel Valle Ballester, junto a quien aprendió de todo, menos Computación. Como por ironía, dicha ciencia es una de sus pasiones; la madre y la tía la imparten a sus estudiantes, pero al muchacho le faltó el ordenador en aquellos tiempos, no por ausencia de gestión. Ahora posee una computadora con características que le limitan el uso, aunque él aspira a poder instalarse cómodamente para emplearla el día que tenga más espacio en el apartamento de Olivos II.

“Yo siempre voy preguntando cómo hago esto y cómo hago lo otro”, me explica. Indago si fue desde el celular que me envió por Facebook la solicitud de amistad. Lo “trastea”, aunque solo con su dedo índice, y se molesta mucho si alguien intenta ayudarle en la manipulación, porque prefiere persistir, pero hacerlo solo. El padre es profesor de la Universidad de Sancti Spíritus José Martí Pérez; la madre y la tía, docentes de la Universidad de Ciencias Médicas.

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El uso del teléfono móvil le proporciona alegría, pues puede jugar y hacer amistades a través de Facebook. (Foto: Vicente Brito/ Escambray)

Cuando concluyó el noveno grado estaba por cumplir 15 años. La única opción posible que se avizoraba para su continuidad de estudios era la escuela Solidaridad con Panamá, en la capital de Cuba. “No me lo propusieron a mí, pero yo sabía que eso se estaba cocinando. Desgraciadamente —bromea— tengo unas antenas parabólicas y cogí la señal”. Se negó rotundamente y expone las razones:

“No podía ni puedo por ahora valerme por mí mismo. Yo hago mis intentos por comer, tomar agua, jugos; en aquel momento ni eso podía. Soy muy familiar, y sé que en La Habana no iba a tener a esa viejuca que tengo a mi lado, esa tía que me adora y esa mamá que hace hasta lo imposible por mí, ni a ese primo cabezón que está ahí; ni a mi hermano, ni a mi padre, ni a mis amigos ¿Tú crees que yo podía aguantar un año allá?”, razona, luego de señalar con la vista a cada uno de los presentes.

David nunca ha abandonado las salas de rehabilitación y alguna vez recibió atención en hospitales de renombre. También se trató en la Equinoterapia, proceder del cual es fundador. Asiste a cuanta actividad política está a su alcance. Años atrás, cuando un Primero de Mayo llovió torrencialmente, él insistió en no abandonar el desfile. Ha ejercido varias veces su derecho al voto, para lo cual ensayaba la cruz, y acudió a rendirle tributo a Fidel a raíz de su deceso.

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Con el tiempo ha logrado tomar agua y comer sin ayuda, aunque a veces se le dificulta. (Foto: Vicente Brito/ Escambray)

 Cuando va por la calle con su padre quisiera tener a mano una campanita, para llamar la atención de alguien si él no lo ve y sigue de largo. Tiene prioridades. Una de ellas es convertirse en agente postal. Para eso necesitará una silla eléctrica que le dé la movilidad necesaria, pero él sueña en grande y continúa esperanzado en la que solicitó hace tiempo a través de la Aclifim.

 La lesión estática del sistema nervioso central con predominio de una distonía muscular que le aqueja desde el nacimiento nunca va a conseguir paralizarlo. Por eso ve televisión, escucha radio, disfruta de la música, comparte con la gente y sigue cada novedad en la pelota y el fútbol.

No hace tanto, muy cerca de su casa estuvo el Presidente cubano, sobre quien le ha hablado mucho su tía Ida. Indago qué piensa acerca de Díaz-Canel: “Igualito a Fidel, no en el físico, pero sí en la forma de actuar, porque Fidel era, Fidel es —se corrige— muy comunicativo con la gente, tiraba bromas, saludaba a todos”.

¿Qué le dirías si lo tuvieras enfrente?, disparo. Se muestra asombrado, como sin respuesta. “Imagínate tú. Me dejaste bota’o”, sonríe. Pero, luego de pensarlo unos minutos, el mensaje brota claro de sus labios: “Que aquí tiene un revolucionario más, pa’ lo que se presente”.

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Pese a la distonía que le entorpece el habla, David dialoga con un empleo exacto del lenguaje. (Foto: Vicente Brito/ Escambray)

Delia Proenza

Texto de Delia Proenza
Máster en Ciencias de la comunicación. Especializada en temas sociales. Responsable de la sección Cartas de los lectores.

4 comentarios

  1. David es mi amigo e hijo de dos personas que quiero mucho. Tuve a David en mis brazos recién nacido todavía en el hospital materno. David es tal cual lo describe la periodista pero no podía ser otro con el cuidado y la educación recibida por esa maravillosa familia que tiene.

  2. Riky el chévere

    Estelar la vida de este muchacho, muy buena la historia que cuenta la periodistra. Y después disen que no se pueden hacer cosas por esto y por lo otro, y David es una muestra de perseveransia y esperanza en el futuro.
    Me pregunto si algun día podrá conversar de frente a frente con el presidente cubano. Creo que si eso pasa seria una muy buena cosa para este joven inteligente y limitado en sus aspirasiones.

    • María Elena Toyos

      David es mi amigo en Facebook y sus padres mis amigos en la profesión y en lo personal. David es así por su persistencia pero por el amor y la dedicación que toda su familia lo ha cuidado y educado. Ojalá en poco tiempo le resuelvan los medios necesarios para que sus sueños se tornen en realidad.
      Muchos cariños amigo David te quiero María Elena

  3. Buen trabajo con una gran dosis de humanidad, una historia de vida diferente pero igual de importante

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