Me gusta hacer de todo un poco

Asegura Yorlín Pimienta Pulido, quien mereció premio en la recién finalizada I Bienal de Pequeño Formato Amelia Peláez del Casal

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Yorlín Pimienta Pulido incursionó como docente en la otrora Academia de las Artes Plásticas Oscar Fernández Morera, de la ciudad Museo del Caribe. (Foto: Vicente Brito/ Escambray)
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Yorlín Pimienta Pulido incursionó como docente en la otrora Academia de las Artes Plásticas Oscar Fernández Morera, de la ciudad Museo del Caribe. (Foto: Vicente Brito/ Escambray)

Muy cerca de la Plaza Mayor de Trinidad, Yorlín Pimienta Pulido ha decidido reguardar sus mayores tesoros. Cuelgan en las paredes antiquísimas de una casa-galería que hace honor a su nombre: Rostros trinitarios. Desde hace un tiempo, resulta el espacio perfecto para el constante diálogo con quienes apuestan a no seguir de largo al divisar cada una de sus huellas sobre los lienzos.

“Me gusta hacer de todo un poco. No me encasillo. Por eso, en mis obras puedes encontrar abstracción, instalación, fotografía, retrato, paisajes… Todo con el fin de romper la rutina. Cambiar para que no me encasillen, me ha caracterizado siempre”, son las palabras de presentación de este taguasquense de cuna y trinitario por adopción.

Precisamente la añeja villa lo arrulla desde que con solo 19 años ese amor por la creación lo tomó de las manos para impulsarlo a hacer las maletas y matricular en la otrora Academia de Artes Plásticas Oscar Fernández Morera, de la Ciudad Museo del Caribe. Desde entonces, ha aprendido a conocer los secretos y manías que se escoden en sus recodos, debajo de sus piedras y a sortear los ardides del mercado del arte.

“Soy del último grupo que entró a la Academia con duodécimo grado y de la primera graduación nacional de ese tipo de escuelas, celebrada en la Plaza de la Revolución, en La Habana. Desde que inicié en ese centro fui otra persona como ser humano y artista”, insiste, mientras su memoria se remonta a aquellos intensos días en que los pasillos del antiguo Cuartel de Dragones se hacían pequeños para resguardar la ebullición creativa de sus inquietos jóvenes.

Demasiadas raíces echó ahí Yorlín Pimienta Pulido, quien apostó durante siete años por regalar sus conocimientos a quienes como él decidieron entrar a la Academia. Aprendió a combinar el magisterio con la creación, incluso hasta las dotes de líder ya que fungió, además de profesor de Diseño Básico y de Dibujo, como jefe de cátedra y subdirector académico.

“No podía ser diferente porque de niño salía con mi papá para el monte a buscar elementos naturales que me permitieran hacer manualidades. Actualmente varios profesores por las redes sociales me dicen que me recuerdan siempre pintando en sus clases. Nadie en sí me guio, pero poco a poco supe que las artes visuales eran mi camino”, confiesa.

Con el paso del tiempo, después de inscribirse como un verdadero profesional, este joven de mediana estatura se ha dejado ver en diferentes salones, certámenes y exposiciones individuales y colectivas. Sin muchos ruidos ni miradas mediáticas ha cosechado los aplausos de la crítica y de los seguidores de las artes visuales.

Uno de los más recientes éxitos tuvo lugar en La Habana en la muestra Piedras de río, donde creadores del patio llenaron de una punta a la otra el Centro de Desarrollo de las Artes Visuales, de la capital de Cuba. En esa ocasión, volvió con Cenefa, una sui géneris intervención creada con billetes que nos convoca a reflexionar sobre la comercialización de los bienes inmuebles patrimoniales con fines turísticos.

“Me interesa como artista que se dialogue con cada pieza y que se interprete”, sugiere Pimienta Pulido, merecedor recientemente de uno de los lauros de la I Bienal de Pequeño Formato Amelia Peláez del Casal, auspiciada por el Comité Provincial de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac) en Sancti Spíritus, con la instalación Igualdad de valores.

¿Por qué romper con tu rutina trinitaria para participar en cuanto evento conoces?

Trato de mantenerme al tanto para promocionar mi trabajo. Únicamente así el público podrá interactuar con mis piezas, no solo en el proceso comercial que es el día a día. Al final esa es la razón de ser de los artistas.

¿Cómo ha sido anclarte en Trinidad con esa ebullición mercantil, en ocasiones alejada de los cánones artísticos?

Trinidad para mí en el aspecto artístico lo es todo. Tengo un antes y un después, desde que llegué a ella, no solo por el comercio, ni porque vivo allí, sino porque me mostró mis verdaderas esencias.

Parte del premio de la Bienal es exponer en el 2020 en la sede del Comité Provincial de la Uneac, ¿qué nos regalarás?

“Veré sobre qué tema y técnica lo haré. Ahora mismo trabajo en la abstracción”, concluye.

Sea cual sea la propuesta, Yorlín Pimienta Pulido volverá a deleitarnos con su estética depurada vigente en todo su proceso creativo, marcado por conceptos donde lo casual y lo cotidiano se cruzan para develarnos un mundo muy propio.

Lisandra Gómez Guerra

Texto de Lisandra Gómez Guerra
Doctora en Ciencias de la Comunicación. Reportera de Radio Sancti Spíritus y corresponsal del periódico Juventud Rebelde. Especializada en temas culturales.

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