Faustino fue una escuela (+ fotos)

Faustino estaba atento a los resultados en cada frente de trabajo. (Fotos: Garal) Entre 1969 y 1972, el Comandante Faustino Pérez estuvo al frente de la entonces Región Sancti Spíritus y dejó una huella perdurable en el desarrollo socioeconómico y humano que mantiene vigencia Todavía Agustín Perera Pereira, entonces trabajador

FAUSTINO PÉREZ, Historia
Faustino estaba atento a los resultados en cada frente de trabajo.
Faustino estaba atento a los resultados en cada frente de trabajo. (Fotos: Garal)
Faustino estaba atento a los resultados en cada frente de trabajo. (Fotos: Garal)

Entre 1969 y 1972, el Comandante Faustino Pérez estuvo al frente de la entonces Región Sancti Spíritus y dejó una huella perdurable en el desarrollo socioeconómico y humano que mantiene vigencia

Todavía Agustín Perera Pereira, entonces trabajador de oficina en la Arrocera Sur del Jíbaro, guarda como un tesoro en su memoria la conducta de aquel hombre de verde olivo al que vio llegar varias veces manejando el mismo yip cuatro puertas e indagaba por el director. Sabía bien de quién se trataba, porque tiempo atrás, cuando laboró en el Puesto de Mando de la Agricultura, en la carretera de El Jíbaro, en Sancti  Spíritus, el Comandante Faustino Pérez Hernández instaló allí su lugar de trabajo.

“No he conocido dirigente más sencillo y humilde, nada de arrogancia ni engreimiento, ¡y mira que tenía historia arriba!; él llegaba a la Arrocera sin avisar, preguntaba por el director, que casi siempre estaba en los campos; entonces se sentaba en unos balances que había en un salón y esperaba como un trabajador más, pero saludaba a todos con tremenda cortesía y conversaba con cuanto obrero pasara por allí.

“Nunca olvido que en el Puesto de Mando de la Agricultura con mucha frecuencia él salía de su oficina e iba hasta los locales de nosotros a saludarnos, entonces no éramos muchos; luego cuando más concentrado estaba uno en el comedor, llegaba Faustino y se sentaba a almorzar en la primera mesa que tuviera un espacio; nada de preferencias ni un reservado aparte”.                                  

El 26 de mayo de 1969, en el hotel Habana Libre, Fidel asistió al acto donde quedaron fusionados en un solo organismo el Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos y el Departamento Agropecuario (DAP). En su discurso el líder de la Revolución dibujó el desarrollo particular que se planeaba para esta porción del país e hizo pública la nueva encomienda al Comandante Faustino Pérez.     

“(…) En la región de Sancti Spíritus se va a desarrollar una arrocera de 2 500 caballerías (…) Hay que hacer grandes presas allí (…) Y como allí en Sancti Spíritus hay que hacer un trabajo muy serio, es por eso que hemos querido aprovechar la experiencia del compañero Faustino, al cual hemos hecho responsable del plan de Sancti Spíritus (…) Aquella región va a tener arroz, ganado, caña, tabaco; es decir, casi todos los renglones (…)”.                                                                                          

NOS DIO EJEMPLO                                                                  

Miguel Ángel Brito Molina no alcanzaba todavía los 30 años cuando llegó a Sancti Spíritus a finales de aquella década del 60 del siglo pasado para ocupar el cargo de organizador del Partido en la Región; antes era ayudante de Arnaldo Milián Castro, máximo dirigente de la organización en la antigua provincia de Las Villas. Muy estrecho fue el vínculo laboral de Miguel Brito con Faustino; “Fíjate, que era un hombre recto, pero noble, humano y daba confianza para trabajar”.

Aunque ha pasado casi medio siglo, Miguel no olvida las incontables tareas que le encomendó Faustino, mucho menos aquella probada capacidad de trabajo, “porque por el día él paraba poco en el Puesto de Mando, tú lo veías siempre visitando los planes agrícolas, las presas, los centros de trabajo, y por las noches se las pasaba resumiendo lo del día con la secretaria; era incansable”

Si algo quedó grabado en este hombre fue la humildad de Faustino. “Él pudo haberse instalado en una casa en Sancti Spíritus, pero no, puso su oficina en el Puesto de Mando y se quedó viviendo allí mismo en unos locales inmediatos a la casa, que se usaban como albergues, él preparó aquello y vivía ahí; allí lo visitaba Fidel”.     

“Recuerdo —añadió— que lo acompañé un día a La Habana a una reunión con Fidel y compañeros de Planificación Física donde se analizaron los primeros estudios de las nuevas provincias que se proponían, un trabajo que demoró varios años. Allí surgió una incongruencia porque cuando presentan la propuesta inicial, a Sancti Spíritus no se le definía costa norte y Faustino discrepó de aquello, lo argumentó, defendió que Sancti Spíritus tuviera salida a las dos costas. Al final de la reunión Fidel ventiló aquel problema personalmente con él; cuando se hizo después la División Político- Administrativa la provincia quedó como se sugirió por los compañeros de aquí que habían hecho los estudios, la propuesta que con tanta vehemencia defendió Faustino”.

En medio de aquella encomienda de llevar a vías de hecho el Plan Sancti Spíritus, a Faustino no le fue ajeno el progreso social, el bienestar de los espirituanos. “Lo acompañé mucho en las visitas a los lugares —agregó Miguel Brito—, casi siempre manejando él mismo, otras veces me decía: ‘Maneja tú’; le gustaba conversar con la gente en la calle, era muy asequible; un día le digo: Faustino, ¿por qué no busca un chofer?; me dice: ‘¡Qué va!, me parece que soy millonario si me maneja un chofer’.

“A pesar de su historia y responsabilidad, era muy sencillo, daba ejemplo, muy decente para tratar a las personas; eso sí, los incumplimientos para él eran inadmisibles, igual que la impuntualidad; si se ponía una hora para una actividad o una reunión, era a ese horario y no media hora después; cuando una información le dejaba duda o no quedaba muy convencido, llamaba a un cuadro y le decía: ‘Verifícame eso’; con la mentira era drástico”.

Desde su cargo de organizador del Partido en la Región, a Miguel nada de Faustino le era ajeno. “Me impresionó su dedicación a aquellos grandes planes agrícolas, a la zafra de los 10 millones, a la construcción de la presa Zaza; pero si una prioridad tenía a diario era lo que tuviera que ver con la atención al pueblo, con los asuntos de la salud; por muchas tareas que se unieran se mantenía al tanto de todo, aunque fueran detalles.

“Trabajar con Faustino fue una enseñanza —añadió—, constantemente nos pedía intercambiar con los trabajadores, con el pueblo; pero nada de dar reuniones para saber las cosas, había que visitar los lugares, hablar en cualquier lugar, una tienda, un kiosco y cuando le hacíamos el informe lo que quedaba plasmado era lo que pensaba el pueblo de verdad, eso daba una guía real para trabajar”.

UN ENAMORADO DE LA REVOLUCIÓN

A Faustino le salía del alma la decencia y el respeto, afirman sus compañeros.
A Faustino le salía del alma la decencia y el respeto, afirman sus compañeros.

En el horizonte de Faustino Pérez existía una visión muy clara de que la prensa era fundamental en el desarrollo político, económico, social y cultural, útil para cualquier tarea que se realice, rememoró el fotorreportero Raúl García Álvarez, uno de los iniciadores, junto a José Camellón López, de aquel parto divulgativo.

“‘Faustino está pidiendo un personal para hacer un periódico’, me comunicó en La Habana Ernesto Vera —presidente de la UPEC en el país— y yo estaba por Juventud Rebelde, pero necesitaba regresar a Sancti Spíritus por problemas de salud de mi papá”, narró Raúl.

“Junto con José Camellón tuvimos un primer encuentro con Faustino, pidió que le presentáramos la idea del tabloide porque él tenía el nombre: Sancti Spíritus; nos habló de los temas que quería tratar, trazó pautas; nos decía: ‘Pongan una noticia buena y una mala, se refería a cosas críticas; nos dijo: ‘Lo único que reviso es lo que yo escribo’, porque él publicaba también en aquel tabloide”.

Contó el periodista que a la confección del tabloide se sumaron después Andrés Chongo Leiva, Pedro Pérez Madrigal y otros compañeros; se publicaba una vez al mes, era una tirada de unos 500 ejemplares que se enviaban a los centros de trabajo, a las oficinas del Partido; cambió tres veces de formato por razones de impresión y salió alrededor de tres años.

“Era muy abierto para el trabajo con la prensa, a Camellón y a mí nos atendía en el Puesto de Mando todas las semanas, o los sábados por las tardes o los domingos por las mañanas; allí nos mantenía al tanto de todo, hasta si habría una visita de Fidel a la región; en su mente siempre había proyecciones de trabajo, era un enamorado de las tareas de la Revolución”, relató Raúl García.

Además de aquel embrión de periódico —antesala de Escambray— la visión divulgativa de Faustino apuntaba directamente al pueblo. “Creó un programa en la Radio donde comparecía personalmente, llevaba a otros dirigentes y se llenaba el teatro de la emisora con invitados; allí se informaba, se atendían quejas del pueblo, se daba respuesta a los problemas, los dirigentes rendían cuenta en público; aquello tenía gran impacto en la población”, rememoró.

SE GANÓ AL PUEBLO

Durante la estancia de Faustino en la región, trabajaba de primer secretario del Partido en el municipio de Sancti Spíritus, adelantó Carlos Arbey Pérez Matos al evocar al dirigente que puso empeño y alma por el progreso y bienestar del territorio y sus pobladores.

“Faustino era un hombre que, sin alzar la voz, era muy exigente    —afirmó—; todos los días te trasmitía un aprendizaje, daba tareas; cuando la zafra de los 10 millones de toneladas de azúcar en 1970, nos pidió apoyar con todo los cortes de caña y en este municipio movilizamos a más de 8 500 trabajadores, hasta muchas mujeres nos ayudaron en los comedores.

“Él tenía un desvelo tremendo por lo social; mira, aquí no había dónde atender a los niños y se preocupó por aquel problema; en el barrio de Colón se abrió un circulo infantil y propuso convertirlo en un pediátrico. Aquello se hizo a pulmón, sin un presupuesto ni nada de eso, cogiendo materiales por aquí, por allá, de cuanto lugar se construía entonces; fue su gran obra social, con ese Hospitalito Faustino se echó a Sancti Spíritus en el bolsillo.

“Era muy dado a oír a las personas —acotó Arbey Pérez—, incluso daba la oportunidad de discrepar, pero trataba de convencerte con argumentos, eran métodos muy valiosos para el trabajo del Partido. Por su forma de actuar, de tratar a las personas, se ganó al pueblo completo, para mí Faustino fue una escuela”.

José Luis Camellón

Texto de José Luis Camellón
Reportero de Escambray por más de 15 años. Especializado en temas económicos.

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