Lluvias en Sancti Spíritus: En lugar de secuelas, beneficios (+fotos)

La Agricultura en Sancti Spíritus no pudo taparse ante las lluvias; no obstante, especialistas y productores arriman los criterios al mismo surco: el campo sacó del temporal más provecho que sobresaltos

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“Tuve algún daño, pero salvé el suelo”, dijo Guido Hernández. (Foto: José Luis Camellón/Escambray)

Aunque después que escampó Yoandri Pérez Galiano —o Pilón, como le conocen en la zona de Tres Palmas— solo ha podido acercarse a los cultivos a caballo, “porque el tractor no pasa por esa pantanera”; todavía sigue a la espera de más oreo para saber en verdad cómo quedó el campo de yuca; “creo que se salvó, ahí el terreno drena bastante, el pepino aguantó y los platanales sí le van a sacar el jugo a estas aguas; cuando vi lo que nos venía pa’rriba, revisé todo lo que estaba de cosecha y entregué 100 quintales de plátano y como 400 de calabaza”, dijo con sabiduría guajira el productor líder en la cooperativa Ramón Balboa, de Cabaiguán.

Si para algo le sirvió a Guido Hernández Morera el evento lluvioso fue para apuntalar la encomiable labor de protección de suelo que ha desplegado en la finca desde hace años. En ese pedazo de Tres Palmas “hay algún maíz que se cayó, la calabaza se pudrió alguna y en los campos de yuca estamos a la espera a ver qué pasó; en un aposento se mojó un poco de tabaco de capadura sol en palo, considero que 2 o 3 quintales; estoy tratando de salvarlo moviendo las tongas, abriendo los matules, pero eso es aprovechable; estimo que ahí hay 6 o 7 toneladas de tabaco neto, ya en hoja después que se despale”, explicó el campesino.

Claro, no en toda la geografía agrícola de Sancti Spíritus los cultivos corrieron la misma suerte; incluso se dice que en otros lugares hay áreas de maíz, calabaza y frutabomba borrachas de tanta humedad. Ni hablar entonces de las plantaciones en varias cooperativas de Trinidad que bordean al río Agabama y, a lo mejor cualquiera dice: “Tropezaron con la misma piedra”. Pero resulta que desde la época colonial nunca se ha renunciado al uso de esos fértiles suelos, por eso una generación tras otra ha corrido los mismos riesgos.

Después del temporal en el paisaje agrícola nacieron afectaciones diversas y, si bien a escala de finca cualquier daño duele y está por ver hacia adelante el impacto real de los estragos, la realidad de lo cuantificado hasta ahora no es para tanto lamento. No obstante, algo sí parece cierto: cualesquiera que hayan sido los perjuicios en arroz, viandas, granos, tabaco, hortalizas y frutales, no les llegan a la cintura a los causados por otros episodios de intensas lluvias que han golpeado al territorio.

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De cultivos varios se reportan poco más de 400 hectáreas con algún nivel de afectación. (Foto: Yoan Pérez/Escambray)

SUERO PARA SUR DEL JÍBARO

“En vez de secuelas, va a dejar beneficios”, así de corto es el surco oral que traza Eduardo Jiménez Calzada, jefe del Departamento Agrícola en la Delegación Provincial de la Agricultura, a la hora de aquilatar la huella del temporal que estrenó junio.

Primero recuerda que la apertura de la campaña de primavera en marzo fue seca, había tensión alrededor de los cultivos varios, del arroz y hasta en el propio tabaco; también apunta que ya a la altura de mayo llegó alguna humedad, pero no era suficiente.

“Por eso decimos que lo que más trajo fue beneficio porque llovió en el llano, la premontaña y la montaña; es verdad que cuando un productor ve ese torrente de agua en su finca se preocupa mucho, solo pensemos que cualquier daño que surge tuvo antes un gasto y de alguna manera va a tener un descenso en la producción”, relató el especialista.

Desde ese enfoque, suscribe que para el café y demás cultivos asociados en la montaña “esta lluvia es una bendición, le hacía falta a la serranía la humedad; además, se vuelve provechosa para el plátano, la malanga y los frutales”.

Tal vez el mejor “pluviómetro agrícola” de toda la provincia hay que situarlo en Sur del Jíbaro, pues sobre la mesa estuvo casi servida, más que arroz, la posibilidad de que no se sembrara en primavera.

“Estas lluvias hay que verlas como una inyección, un suero para la Arrocera; es verdad, tenemos un nivel de afectación en la actual cosecha, calculado en unas 4 000 toneladas por la inundación y el acamamiento, pero eso es insignificante con el hecho de que ahora la presa Zaza puede respaldar la siembra de primavera y da mejores ganarías hacia adelante”, señaló Jiménez Calzada.

De acuerdo con la evaluación preliminar, como daño lo más sensible que pasó en la Agricultura está en el arroz; en los cultivos varios se destacan las afectaciones en la yuca y el maíz. De este último —precisó el directivo— estaba plantado el 80 por ciento de la campaña, “sabemos que el daño no es igual en todos los campos, el maíz más chiquito no se salva; la mata que partió el viento, tampoco, pero de las cerca de 7 000 hectáreas sembradas, lo que se afectó no da por ciento; claro, eso se reflejará después en el rendimiento y la producción”, expresó.

Hay muchas producciones como yuca y boniato que están bajo tierra, de ahí que es prematuro para saber qué ha pasado en cada campo; “es de esperar siempre algún daño, pero no de grandes proporciones”, insistió el directivo. Si algo habría que distinguir      —recalcó— “es el esfuerzo de la gente para cosechar a tiempo los productos que ya se podían aprovechar, hacer drenajes a mano o con yuntas de bueyes, o de los mismos tabacaleros buscando carbón para secar el tabaco en las casas”.

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“Imaginé un estrago grande; pero hasta ahora no hay afectaciones en lo que tengo sembrado”, señaló Yoandri Pérez. (Foto: José Luis Camellón/Escambray)

HACER PIQUETES

Al usufructuario Ridel Toledo Ferro le bastó aquel pronóstico sobre intensas lluvias para predecir que su área bajo la máquina de riego en El Caney, al sur de Banao, corría peligro. Escambray, que ha rondado la zona, lo contactó.

“Sin perder tiempo, me amarré a hacer piquetes, crear condiciones para el drenaje; oiga, el pronóstico de Rubiera era para desvelarse, porque el campesino que no vea diario el parte del tiempo no tiene los pies en la tierra. ¿Quién me mandó a hacer piquetes en el campo?, nadie, la experiencia de la vida.

“El martes amanecí en la finca desaguando otra vez, nos toca trabajar y trabajar. ¿Acabarse la agricultura con esos aguaceros?, qué va, esa agua vino a favorecer; tengo 30 hectáreas de maíz debajo de la máquina que están impecables; mira en el fondo uno hasta agradece el batacazo de lluvia, porque nos ahorramos varios días de riego, eso es menos gastos en agua y electricidad”, afirmó el productor.

Aseguran los directivos del sector que, en lo inmediato, la prioridad es retomar la siembra de los canteros dañados, de cultivos de ciclo corto, recuperar las áreas de maíz y dar continuidad a los programas de plátano y malanga. “Todo esto sin desconocer la limitante del combustible, pero están los hombres y la voluntad de trabajar; va a existir una afectación ligera en la producción, no creemos que sea significativa ni repercuta tanto en la distribución de la comida”, subrayó el jefe del Departamento Agrícola.

Entonces, ante un baño de lluvia como el de días atrás, toda precaución es poca y ni cuando escampe se puede dar por acabado el impacto del temporal, porque el peligro está mientras exista escurrimiento. Quien piense diferente que les pregunte a los integrantes de la cooperativa 13 de Marzo, en Trinidad, pues el lunes a media tarde, cuando en la provincia ya el sol castigaba, la inundación del río Agabama arremetió contra sus áreas.

Para muchos, la provincia acaba de salir de un nuevo diluvio, otros no salen del asombro ante los respetables acumulados de lluvia en varios lugares y hasta la crecida del Yayabo alborotó la curiosidad de los espirituanos; sin embargo, en materia de agricultura el evento lluvioso dejó un inventario positivo.

Además de la inyección a la presa Zaza, se admite el beneficio al manto freático, los pozos, las micropresas y los pastos, se constata poca erosión y arrastre de suelo, y no falta quien suscriba que los guajiros se alegraron también de los truenos, “porque cuando truena revientan los manantiales”.

De manera que las miradas no solo pueden voltearse a las terrazas de arroz acostadas por el agua y los vientos, a la inundación en las orillas del Agabama o al desvelo de los productores haciendo hogueras de carbón en las casas de tabaco para frenar la humedad. Habría que remitirse también a la cooperativa Cuba Nueva, en Cabaiguán, donde estuvieron a punto de conservar las máquinas de riego ante el agotamiento de las fuentes de abasto de agua. Sin embargo, desde el lunes muchos allí celebran y hasta invocan a los dioses porque el temporal les llenó los embalses.

Principales afectaciones intensas lluvias (Fuente: Minagri)
– Arroz: 1 017 hectáreas, con posible pérdida de 4 020 toneladas.
– Yuca: 130 hectáreas.
– Maíz: 172 hectáreas.
– Hortalizas: 55 hectáreas.
– Mango: 174 toneladas, esencialmente en Sancti Spíritus.

José Luis Camellón

Texto de José Luis Camellón
Reportero de Escambray por más de 15 años. Especializado en temas económicos.

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