El Escudo Espirituano

Archivo Histórico Provincial

Presumiblemente las mismas razones y motivos que esgrimió España para retardar el otorgamiento del título de ciudad a Sancti Spíritus fueron las mismas que emplearon para demorar el concedernos el Escudo de Armas Municipal.

Sancti Spíritus en 1522 tuvo la osadía de no aceptar el alcalde y los regidores designados por el Rey. El incipiente Villorrio reunido según lo establecía la ley eligió popularmente a sus gobernantes. El hecho fue calificado por la corona de rebelión comunera. Jamás el imperio olvidó este primer gesto de rebeldía política en América.
Desde 1600 ya Sancti Spíritus tenía derecho demográfico, político y económico a poseer título de ciudad y usar escudo. Estos derechos durante siglos le fueron denegados. Entre 1803, 1810 y 1817 en reiteradas festividades de la familia real los espirituanos insistían en rogar a sus majestades el poseer escudo municipal. No fue hasta el 20 de octubre de 1822 en que Fernando VII al fin autorizó el escudo para Sancti Spíritus, pero el título de ciudad no. En 1823, el 3 de marzo, el cabildo espirituano sugirió humildemente a su Majestad dos lemas para el referido escudo, el primero era: “No reconozco otro dueño”. Otro: “Mi lealtad acrisolada”. En definitiva el lema autorizado fue el segundo, que en esencia ocultaba menos hiriente para los criollos la lacayuna intención del Ayuntamiento a un imperio que ya comenzaba a desmoronarse.
A la vista aquel primer escudo espirituano, guarnecen el óvalo y la corona real. El óvalo tiene una blanca paloma simbolizando el Espíritu Santo, bajo cuya advocación se fundó la Villa en 1514, en el fondo un verde campo. En la parte inferior en azul marino, emergiendo el sol que ilumina las letras N. y S. Denotando que el extenso territorio espirituano se extendía desde la costa norte a la sur. Divide ambos campos la divisa en plata donde se lee “Mi lealtad acrisolada”. Fuera del óvalo las ramas de tabaco y caña de azúcar.
Desde 1898 a 1902 en que ocurre en Cuba la intervención yanqui, en Sancti Spíritus, el mando militar norteamericano desconoció lógicamente el escudo de la ciudad, y los documentos oficiales que generaba el Ayuntamiento eran acuñados con el emblema oficial del gobierno interventor norteamericano.
Idos los gringos e instaurada la República Neocolonial, en 1902, se continuaba utilizando increíblemente el escudo autorizado por España. No fue hasta el 21 de febrero de 1911 en que en cabildo, el consistorio municipal, discutió y aprobó la moción del Secretario del Ayuntamiento Vicente Lastayo y Ponce de León, la sustitución parcial del viejo escudo otorgado por la monarquía insertándosele algunos atributos del escudo de la República de Cuba: el haz de varas atadas, cubriéndolo arriba el gorro frigio, en cuyo centro aparece una estrella solitaria de 5 puntas. La enseña nacional múltiple rodea el óvalo; el que por razones históricas quedó intacto, pues no menoscababa nuestros intereses históricos y patrióticos.
El acuerdo municipal y su decreto de 21 de febrero de 1911 establecía que siempre que se reuniera a legislar el Ayuntamiento espirituano, junto al escudo nacional apareciera el espirituano en representación de los valores históricos del pueblo yayabero. Nuestro Gobierno Revolucionario Municipal, valorando positivamente este razonamiento, continúa sesionando bajo la representación de estos símbolos.

«Mi Lealtad Acrisolada»

Escudo colonial

Dentro de un óvalo, dividido en dos mitades, se reunieron en bellísima composición los signos y formas que hablarían a las futuras generaciones de su dios, de sus heroicas acciones, de sus costumbres y de la extensión de su territorio.
Sobre el verde campo de la esperanza, abundancia y libertad, se levanta con sus alas extendidas la blanquísima paloma, símbolo de la pureza y sinceridad, ocupando la parte superior del óvalo, que representa el Espíritu Santo, el patrono y titular de la ciudad.
Las letras N y S que figuran en la parte inferior ocupada por el mar, con el sol levantándose en el horizonte, demuestran que el territorio espirituano comprendía desde el Mar Caribe, al sur, hasta el Canal Viejo de Bahamas, al norte; y el lema «Mi lealtad acrisolada», que figura en la faja de plata, hace referencia de la fidelidad guardada por su Ayuntamiento a España, cuando en 1762 los ingleses se apoderaron de La Habana.
El 20 de octubre de 1822 le fue concedida a la noble villa el uso de su escudo de armas, cumpliendo la solicitud que hiciera su cabildo al gobierno metropolitano el 25 de febrero de 1803.

"Mi Lealtad Acrisolada"

En la era republicana, el 21 de febrero de 1911, el Ayuntamiento acordó usar de nuevo, con carácter oficial, el escudo de armas, sin más variante que la de sustituir los atributos de la monarquía que antes orlaban el óvalo, por los de la república con cuatro banderas cubanas.

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