La caída de un hombre íntegro

El 15 de agosto de 1963 cayó en combate el miliciano tuinucuense Euclides Pentón Nápoles en una operación cerca de Guasimal. Junio y julio de 1963 habían resultado especialmente cruentos en cuanto al asesinato de humildes hombres del campo por las bandas contrarrevolucionarias que operaban en el Escambray y en

Euclides se une a las actividades contra el régimen batistiano y forma parte de las células de acción del Movimiento 26 de Julio en Tuinucú.El 15 de agosto de 1963 cayó en combate el miliciano tuinucuense Euclides Pentón Nápoles en una operación cerca de Guasimal.

Junio y julio de 1963 habían resultado especialmente cruentos en cuanto al asesinato de humildes hombres del campo por las bandas contrarrevolucionarias que operaban en el Escambray y en otras regiones del territorio villareño, por lo que las fuerzas de Lucha Contra Bandidos (LCB) incrementaron notablemente sus acciones en agosto de ese año.

Una de las cuadrillas de forajidos más activas en esta amplia zona era la del cabecilla Alfredo Amarante Borges (Maro), ejecutora de incontables fechorías, entre las cuales figuran el asesinato probado de cuatro de los ocho miembros de una comisión de estudios topográficos, así como robos, atropellos, quema de cañaverales y un largo etcétera.

A mediados de agosto del citado año, ya cerca de las tres de la madrugada llegó al comando operativo de la LCB una comunicación de la contrainteligencia que indicaba la ubicación de la banda de Maro Borges en la demarcación de las fincas Los Melones y Los Arabos, cerca de Guasimal, término municipal de Sancti Spíritus, por lo que de inmediato se procedió a cercar toda esa área.

Como resultado de la operación fueron aniquilados 12 alzados y dos capturados heridos, aunque logró escapar el cabecilla Borges al frente de seis de sus secuaces. Cayeron también dos combatientes revolucionarios, el espirituano Euclides Pentón Nápoles entre ellos, mientras otros tres resultaron baleados.

TRAYECTORIA EJEMPLAR

El 24 de enero de 1940, en plena II Guerra Mundial, vino al mundo en Tuinucú, Euclides, sin que la bonanza que trajo la contienda salpicara la humilde morada de sus padres, Euclides Pentón e Inocencia Nápoles Mayea, vapuleados fuertemente por la miseria en aquellos tiempos de seudorrepública.

Por eso el pequeño Euclides no pudo comenzar en la escuela hasta los ocho años, y por eso también tuvo que dejarla cuando estaba en cuarto grado, a la edad de 14, pues debió dedicarse al duro oficio de jornalero en los cañaverales de la zona.

Caracterizado por su honestidad y nobleza, Euclides se une a las actividades contra el régimen batistiano y forma parte de las células de acción del Movimiento 26 de Julio en Tuinucú. Alcanzado el triunfo, el muchacho fue de los primeros en sumarse a las Milicias Nacionales Revolucionarias (MNR), con las cuales participa en distintas movilizaciones y operaciones contra las bandas armadas.

En el año 1960 pasa una escuela de formación militar en La Campana, zona del Escambray, y posteriormente se incorpora a la Campaña de Alfabetización, donde transmitió sus escasos conocimientos a un grupo de iletrados.

Luego, Euclides ingresa en una escuela de Auxiliares de Administración ubicada en áreas de la Empresa Agropecuaria en Rancho Boyeros. De regreso a la granja donde trabajaba, cerca de su natal Tuinucú, lo llaman de nuevo a la Milicia para enfrentar a los bandidos en toda la región espirituana.

Fue así que volvió a empuñar el fusil y estuvo en campaña desde el 20 de marzo de 1963 hasta el 15 de agosto en que, batiéndose valientemente para que los forajidos no rompieran el cerco, resulta herido mortalmente cuando solo contaba 23 años de edad, dejando luto eterno en su hogar humildísimo y la trayectoria de quien, pese a su juventud, ya despuntaba lúcido y útil a la patria.

Pastor Guzmán

Texto de Pastor Guzmán
Fundador del periódico Escambray. Máster en Estudios Sociales. Especializado en temas históricos e internacionales.

Escambray se reserva el derecho de la publicación de los comentarios. No se harán visibles aquellos que sean denigrantes, ofensivos, difamatorios, o atenten contra la dignidad de una persona o grupo social, así como los que no guarden relación con el tema en cuestión.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *