Cabaiguán, lucha y victoria

El 22 de diciembre de 1958, la Columna No. 8 Ciro Redondo del Ejército Rebelde, al mando del Comandante Ernesto Che Guevara logró la liberación de este estratégico territorio en el centro de Cuba Efectivos de la Columna No. 8 Ciro Redondo, que hacía menos de 72 horas habían liberado

El 22 de diciembre de 1958, la Columna No. 8 Ciro Redondo del Ejército Rebelde, al mando del Comandante Ernesto Che Guevara logró la liberación de este estratégico territorio en el centro de Cuba

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Liberación de Cabaiguán. El pueblo celebra en las calles. (Foto: Perfecto Romero)

Efectivos de la Columna No. 8 Ciro Redondo, que hacía menos de 72 horas habían liberado a Fomento luego de tres días de combates, atacaban al amanecer del 21 de diciembre el poblado de Guayos, que fue tomado en la tarde de ese día, y dejaban cortado el puente de La Trinchera sobre el río Tuinucú en previsión de un posible contraataque desde el Escuadrón 38 del Ejército de la tiranía en Sancti Spíritus, donde había concentrados unos 350 soldados.

Con visión estratégica, el Comandante Ernesto Che Guevara, jefe de todas las fuerzas revolucionarias en la antigua provincia de Las Villas, había mandado a cortar las comunicaciones por carretera y ferrocarril con Santa Clara, sede del poderoso regimiento Leoncio Vidal, a la altura del poblado de Falcón, para impedir la llegada de refuerzos desde occidente, ya durante la lucha por Fomento.

CABAIGUÁN, ATAQUE SIMULTÁNEO

Sobre las cinco de la mañana del 21 de diciembre se inicia el ataque a Cabaiguán. El Che ordena que Roberto Rodríguez—El Vaquerito—, con su pelotón suicida, se dirijan a La Campana para reemplazar a la tropa del capitán José Ramón Silva, la que debería atacar el cuartel.

La Microonda era uno de los puntos fuertes del enemigo y facilitaba sus comunicaciones. Estaba situada en la Loma de La Campana, a unos 2 kilómetros hacia el norte de la localidad. El pelotón encargado de tomarlo llegó a sus inmediaciones a eso de las 5:30 a.m. del 21 de diciembre. A una exigencia de rendición de los asaltantes, los guardias abrieron fuego, que los rebeldes contestaron de inmediato.

Sobre las 10:00 a.m. comenzaron el ataque contra las posiciones guerrilleras dos cazabombarderos B-26 y una avioneta. A pesar del apoyo aéreo, los guardias y policías que defendían este objetivo se rindieron ya próximas las 4:00 p.m.

Entretanto, los combates se sucedían en el pueblo. En la madrugada del 21, cuando la Columna No. 8 se fraccionó en pelotones el Che con la mayor parte de las fuerzas se dirigió a la calle Natividad, y fijó allí su Comandancia en una escogida de tabaco, mientras los pelotones capitaneados por El Vaquerito, y José Ramón Silva, se adentraban en la ciudad.

El Vaquerito y sus hombres llegaron a la calle Valle y de allí se dirigieron a la escogida de Alejandro Cuervo, en cuyos altos se encontraban parapetados seis guardias y dos policías que se rindieron cuando se vieron rodeados. Casi simultáneamente el Che se dirigió a la calle Valle y se subió al techo de una casa, pero desde el cuartel le hicieron fuego de ametralladora. Solo la rapidez —y su buena fortuna— lo salvó, pero al precipitarse a tierra se fracturó el brazo izquierdo.

Luego de varias horas de combate los rebeldes tenían que lamentar la pérdida del teniente invasor Silverio Blanco Núñez, de la Sierra Maestra, ascendido póstumamente a capitán, y Carlos Simón González, de Placetas, muertos ambos en el asalto a la Microonda; la de Lidier Hernández Bello, y Noel Sancho Valladares, ambos de Cabaiguán, herido este último en los portales de la ferretería local.

En la madrugada del 22 de diciembre, a las tropas de la dictadura les quedaba el cuartel como último reducto y los guardias, acorralados en su madriguera, aceptaron las exhortaciones para parlamentar que por los altoparlantes les hacían los rebeldes y otras personas que representaban a las fuerzas vivas de la ciudad.

Para discutir sobre las condiciones de la capitulación se dirigió el Che en persona a la puerta del cuartel acompañado por civiles influyentes de la localidad. Momentos después el jefe de la plaza enemiga decidió rendirla, previa aceptación por el Che de la retirada de los guardias derrotados hacia Placetas.

Resultaba del todo extraordinario que Guevara les permitiera a los vencidos retirarse a su próximo objetivo porque, con toda probabilidad, podían engrosar las fuerzas de la guarnición objeto del siguiente ataque. Pero iban sin armas, presos de una dolencia contagiosa: la desmoralización. Y el Che sabía que el factor psicológico es también una poderosa arma de guerra.

La liberación del segundo municipio en el territorio central fue un hecho trascendente que se difundió por todo el país cuando la emisora Radio Rebelde lanzó al éter la voz emocionada de Violeta Casals, con el siguiente mensaje: “¡Atención, última hora! Liberadas las ciudades de Cabaiguán y Guayos en la provincia de Las Villas”.

Pastor Guzmán

Texto de Pastor Guzmán
Fundador del periódico Escambray. Máster en Estudios Sociales. Especializado en temas históricos e internacionales.

Comentario

  1. un saludo, estoy haciendo una pequeña investigación para la escuela de mi niño, pero quisiera saber si existe algun escrito específico sobre la liberación de guayos, y con fotos.
    Un saludo fraternal para todos por el buen trabajo

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