Delegación cubana en El Salvador a beatificación de Monseñor Romero

El primer vicepresidente los Consejos de Estado y de Ministros de Cuba, Miguel Díaz-Canel, llegó a El Salvador para participar en la ceremonia de beatificación de Monseñor Óscar Arnulfo Romero. El alto funcionario cubano fue recibido este viernes en el aeropuerto internacional que lleva el nombre del religioso, localizado a

Díaz-Canel fue recibido  por la viceministra de Relaciones Exteriores, Liduvina Magarín.El primer vicepresidente los Consejos de Estado y de Ministros de Cuba, Miguel Díaz-Canel, llegó a El Salvador para participar en la ceremonia de beatificación de Monseñor Óscar Arnulfo Romero.

El alto funcionario cubano fue recibido este viernes en el aeropuerto internacional que lleva el nombre del religioso, localizado a unos 45 kilómetros al sur de esta capital, por la viceministra de Relaciones Exteriores, Liduvina Magarín.

A su llegada a la terminal aérea, Díaz-Canel agradeció el recibimiento al pueblo y gobierno en esta hermana y bella tierra salvadoreña.

El representante de la isla ofreció «un mensaje caluroso, entrañable al pueblo salvadoreño en nombre del Comandante en jefe Fidel Castro, en nombre de nuestro presidente, general de ejército, Raúl Castro, y en nombre también del pueblo cubano».

Expresó sentirse muy emocionado y también agradecido por la invitación al acto de beatificación de monseñor Romero.

Monseñor Romero nos dejó un legado de paz y de lucha en favor de los pobres. Ese legado lo hemos estado alimentando todos estos años en nuestras luchas comunes los salvadoreños y los cubanos, destacó.

Y en cada uno de los desafíos que enfrentamos en el futuro y también cuando compartimos el ideal de justicia de construir un mundo mejor, que estamos seguro que es posible, estamos rindiendo tributo a monseñor Romero y también a los próceres de la indepencia.

Monseñor Romero dedicó su oficio pastoral a defender los derechos del pueblo salvadoreño, en especial de los más desposeídos, víctimas de la represión que ejercían los militares, la Guardia Nacional, el Estado y los grupos de exterminio llamados escuadrones de la muerte.

Se convirtió en la voz de los sin voz al denunciar en la homilía dominical los nombres de los muertos y desaparecidos en una época donde se imponía el silencio, el terror y la impunidad.

Fue asesinado el 24 de marzo de 1980 en medio de una misa en el hospital La divina Providencia, de la colonia Miramonte, en esta capital.

Un día antes pronunció una encendida denuncia contra los crímenes, las masacres cometidos fundamentalmente por el ejército.

La Comisión de la Verdad creada por Naciones Unidas después de los Acuerdos de Paz de 1992, determinó en 1993 que monseñor Romero fue víctima de los escuadrones de la muerte organizados y dirigidos por el mayor Roberto d Aubuisson, militar formado en la Escuela de Las Américas.

D Aubuisson fue fundador de Alianza Republicana Nacionalista, partido de derecha que nació en la época en que el pueblo consolidaba sus organizaciones contra el contexto de violencia.

Agencia Prensa Latina

Texto de Agencia Prensa Latina

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