El expresidente de Bolivia Evo Morales afirmó que los golpistas en su país podrán borrar fotos, símbolos e imágenes de su gobierno, pero no podrán eliminar la memoria histórica del pueblo.
En una serie de mensajes publicados en su cuenta en la red social Twitter, Morales recordó que durante 13 años ‘honramos la confianza que los bolivianos nos dieron con su voto, trabajando por el país’.
Los datos económicos y sociales son innegables -señaló- al reiterar además su historia de luchas por más de dos décadas ‘contra los gobiernos neoliberales para detener el saqueo de nuestros recursos naturales’.
A través del mismo servicio de microblogging, Morales informó que se reunió este sábado en Buenos Aires con jefes de bancada y asambleístas del Movimiento Al Socialismo (MAS).
‘Hemos recuperado la Patria y ahora vamos a defenderla del fascismo y racismo’, subrayó el primer presidente indígena de Bolivia, quien fue depuesto por un golpe de Estado el pasado 10 de noviembre.
Morales expresó en otro de sus mensajes que ‘para los golpistas somos ‘salvajes’, los nacionalizadores, los que recuperamos nuestros recursos naturales y la dignidad de la Patria, los que luchamos contra la pobreza y logramos el mayor crecimiento económico en la región’.
Más adelante agregó en uno de sus tuits que la autoproclamada presidenta Jeanine Áñez, la ‘golpista’ -como la califica-, ‘llama ‘salvajes’ a los que conformamos el único y primer movimiento político indígena campesino y obrero que llegó al gobierno de Bolivia’.
La usurpadora ?indicó al referirse a la exsenadora opositora-, ratifica su racismo y odio que siempre tuvo contra el pueblo.
Somos ‘salvajes’ los antiimperialistas, anticapitalistas, antineoliberales y anticoloniales, sentenció Morales, actualmente refugiado político en Argentina.
Morales llegó a la presidencia de Bolivia el 22 de enero de 2006 con el 53,7 por ciento de los votos en las elecciones generales celebradas en diciembre de 2005.
Así se convirtió en el primer presidente indígena del país andino amazónico. Su mandato lo marcaron una serie de medidas sociales que mejoraron las condiciones de vida de los bolivianos, entre ellas la nacionalización de empresas y recursos estratégicos del Estado, como el gas natural.
El 20 de octubre, logró la victoria con el 47 por ciento de los sufragios con lo cual se aseguraba un cuarto mandato; sin embargo, la oposición alegó fraude y creó un ambiente de inestabilidad y violencia, lo que unido a una dudosa auditoría de la OEA y la presión de militares y policías obligaron su renuncia.
Más de una treintena de personas muertas, cerca de 800 heridos y alrededor de mil 500 detenidos dejó la crisis institucional y política que escaló después del golpe de Estado.
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