Nueva normalidad en Cuba: ¿es posible aprender a convivir con la COVID-19?

Un paquete de medidas ha sido aprobado por el Gobierno cubano para eliminar restricciones y volver paulatinamente a la vida normal, sin una vacuna ni tratamiento específico que erradique del todo la enfermedad

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Cuba se alista para la recuperación tras la epidemia. (Foto: Vicente Brito/ Escambray)
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Cuba se alista para la recuperación tras la epidemia. (Foto: Vicente Brito/ Escambray)

Para “ir regresando a la mayor normalidad posible”, como indicara el Presidente cubano Miguel Díaz-Canel Bermúdez, el Consejo de Ministros aprobó recientemente un paquete de medidas que incluye cambios en las rutinas habituales de casi todos los sectores económicos y sociales, con vistas a reducir los riesgos de rebrotes de la COVID-19 en la etapa de recuperación pospandemia.

Entre los indicadores evaluados para comenzar a eliminar progresivamente las restricciones asociadas al nuevo coronavirus figuran la tendencia a la disminución constante de nuevos casos, críticos, graves y fallecidos, así como el hecho de que numerosas provincias y municipios lleven prácticamente un mes sin incidencias.

A todo ello se suma el mejoramiento de los protocolos de actuación por parte del Ministerio de Salud Pública, a partir de los criterios de los expertos, las experiencias internacionales y el aporte de la industria biotecnológica y farmacéutica cubana, que ha generado terapias adecuadas para los diferentes tipos de enfermos.

“Se ha trabajado intensamente en función de salvar vidas y los resultados nos conducen a vislumbrar que estamos en un momento cercano a pasar a la recuperación”, señaló el Presidente cubano, quien comparecerá en el programa radiotelevisivo Mesa Redonda este jueves para informar al pueblo cómo se ha diseñado esa especie de vuelta a la normalidad.

El proceso ha sido calificado por Manuel Marrero Cruz, primer ministro de Cuba, como gradual y asimétrico para evitar un rebrote y desarrollar las capacidades para enfrentarlo; además de reducir las vulnerabilidades como consecuencia de la enfermedad.

Se tomarán medidas —explicó Marrero Cruz— en ámbitos tan diversos como Salud, Turismo, cuestiones laborales y tributarias, Comercio Exterior e Interior, Transporte, Educación, Deporte y Cultura, además de las actividades específicas relacionadas con la etapa veraniega.

“No va a haber una apertura brusca en la primera fase, aunque reinician ya varias actividades”, aseguró el Primer Ministro.

La implementación de las decisiones que forman parte del Plan dependerá en cada caso de los protocolos de Salud que permitan mantener controlada la epidemia.

Garantizar el distanciamiento físico y el uso obligatorio del nasobuco en todas las actividades de la primera fase constituyen orientaciones sanitarias imprescindibles. A partir de la segunda fase, solo deberá utilizarse mascarilla en los lugares públicos donde exista concentración de personas.

Asimismo, permanecerá en todo momento la prohibición de entrada a los centros laborales de trabajadores con síntomas respiratorios, la protección a los que se exponen al contagio en áreas de riesgo y la desinfección de manos y superficies.

Explicó que, con el reinicio del turismo internacional, concebido para una segunda fase —en la primera etapa solo se permitirá el turismo nacional— se aplicará un PCR a cada visitante y se tomará la temperatura. En tanto, en los hoteles se establecerá una vigilancia clínico-epidemiológica, por un equipo de especialistas.

Por su parte, los Campismos Populares abrirán para el verano, con un protocolo de medidas sanitarias propias.

En lo laboral, se ha previsto que los trabajadores que no asistan a su centro por disposición de la autoridad sanitaria, por aislamiento u ingreso, reciben el ciento por ciento del salario; se prorrogan las licencias no retribuidas a las madres y la atención diferenciada por parte de los trabajadores sociales hacia las personas calificadas como vulnerables.

Entre las medidas figuran la flexibilización gradual de los servicios necrológicos, la reanudación del cobro de la electricidad y del gas, el restablecimiento de los servicios jurídicos, que incluye la formalización del matrimonio, y se incorporan los procesos penales, según su urgencia, naturaleza e impacto social.

Vital importancia en la estrategia concebida reviste lo concerniente al Comercio Interior, debido a la situación actual de desabastecimiento que enfrenta el país. En tal se sentido, se mantiene la venta controlada del módulo de aseo en las bodegas y la regulación en el expendio de productos de alta demanda en las cadenas de tiendas.

Según declaraciones del Primer Ministro en la primera fase, en lo relativo al Transporte, se mantienen las restricciones de entrada y salida del país, a la vez que se restablecen con limitaciones el transporte público urbano, intermunicipal y rural, tanto estatal como privado. Las transportaciones de rutas regulares entre provincias se restituirán en la segunda fase.

En septiembre se reanudará el presente curso escolar para su culminación y en noviembre iniciará el nuevo período lectivo. Mientras, en la Educación Superior se mantienen pospuestos las clases y los exámenes de ingreso, durante las dos primeras fases.

En cuanto al deporte, continúan suspendidos los eventos internacionales, aunque volverá a retomarse la preparación con vistas a esas citas. A partir de la segunda fase, comienza la 60 Serie Nacional de Béisbol, con medidas de distanciamiento físico para evitar el contagio.

En el sector de la Cultura, abrirán en una primera etapa los museos e iniciará la comercialización del talento artístico, a partir de la demanda de la gastronomía y el turismo, pero solo dentro de las instalaciones. Para la segunda fase, funcionarán las Casas de Cultura, los teatros y los cines, con las medidas de salud pertinentes.

En este Plan, explicó Marrero Cruz, no se pasó por alto la cercana etapa del verano en Cuba, por lo que se prevé que las piscinas abran al 30 por ciento de su capacidad y con un protocolo de higiene; y el acceso a las playas será bajo el control de los Gobiernos locales y las fuerzas del Ministerio del Interior, a fin de garantizar el cumplimiento de las medidas y la disciplina.

En este período estival no se promoverán actividades que incentiven aglomeraciones y concentraciones de personas, como los carnavales y otras festividades populares.

Conseguir que el proceso de tránsito hacia la normalidad sea gradual y sin retrocesos es lo que persigue el Gobierno cubano; no obstante, depende de la concreción de cada una de las medidas por parte de las autoridades pertinentes y de la disciplina con que los ciudadanos asuman este nuevo escenario en el que conviven las restricciones económicas con el peligro latente de la COVID-19.

Redacción Escambray

Texto de Redacción Escambray

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