Un auténtico joven de su tiempo (+ fotos)

El joven espirituano Leandro Carreño Rojas acata el aislamiento social, pero no esquiva su aporte frente a la COVID-19

Jóvenes, FEU
Leandro durante la entrega de alimentos a personas vulnerables en la zona del Camino de La Habana, en Sancti Spíritus. (Fotos: Cortesía del entrevistado)
Leandro durante la entrega de alimentos a personas vulnerables en la zona del Camino de La Habana, en Sancti Spíritus. (Fotos: Cortesía del entrevistado)
Leandro durante la entrega de alimentos a personas vulnerables en la zona del Camino de La Habana, en Sancti Spíritus. (Fotos: Cortesía del entrevistado)

Quienes lo conozcan de lejos y se guíen por su imagen exterior, pueden hacerse un juicio equivocado; quienes lo han tenido al lado y han podido auscultar su alma, tendrán la dimensión exacta de que las apariencias engañan. Leandro Carreño Rojas es de ese tipo de joven bohemio que lo mismo viste al estilo de un hippie del siglo pasado, que tararea las letras de Sabina o de Silvio; que toma ron a pico de botella, o trepa a la Comandancia del Che en Caballete de Casa; o recoge escombros en el Yaguajay herido por el huracán Irma y mojó con sus lágrimas el asfalto del parque Serafín Sánchez al paso de las cenizas de Fidel.

Ya hoy no lleva la melena ni la barba de años atrás; su vestuario entona mejor con el oficio de profesor de Atletismo en el Combinado Deportivo de la Escuela Primaria Julio Antonio Mella, en Sancti Spíritus. Un joven con otra responsabilidad luego de concluir el pasado año la Licenciatura en Cultura Física y recibir la condición de graduado más integral de la universidad espirituana.

El distanciamiento social que impuso la COVID-19 lo encerró en casa y nada hubiera hecho de no ser por ese afán de creerse todavía universitario y hasta de servirle a la Federación Estudiantil Universitaria (FEU) como si todavía militara en sus filas. Le bastó la invitación del actual presidente de la organización para amanecer días atrás en el organopónico gigante de Sancti Spíritus, como un integrante más de la agrupación juvenil abanderada para apoyar en labores necesarias en el contexto de la pandemia.

Leandro, a la izquierda, junto a otros jóvenes que pagaron con sus recursos el modulo para los casos más críticos.
Leandro, a la izquierda, junto a otros jóvenes que pagaron con sus recursos el modulo para los casos más críticos.

Entre canteros, la fuerza del sol y el goce por sentirse útil, amoldó más su propio concepto de que “a la juventud le toca hacer las grandes cosas”; allí mismo conoció del llamado a donar sangre.

“No soy un donante habitual, lo había hecho en algunas ocasiones y te puedo asegurar que le tengo terror a ese momento, hasta dije aquel día que en eso no participaba. Por la noche, mirando el Noticiero de Televisión, te juro que se me abrió la conciencia al ver todo lo que está haciendo el país; ahí mismo llamé al presidente de la FEU y le dije: Averíguame qué día es la donación de sangre. Fui el tercero que donó en esa jornada”.

Bastó otra llamada de la FEU para que Leandro Carreño fuera al auxilio de personas vulnerables en la zona del Camino de La Habana, como parte de las medidas para apoyar a ese segmento poblacional y donde participan otras entidades y organizaciones.

“Llevamos un módulo de alimentos agrícolas a ancianos que viven solos y se les cobraba 25 pesos. Pero no quisimos ser simples mensajeros llevándoles medio saco de viandas, nos propusimos hacer algo más humano. Entonces, junto a los otros del grupo donde yo participaba —Javier Carmona Peña, Michel Gómez Izquierdo, Luis Ernesto Camellón Curbelo y Neyler Echemendía González (presidente de la FEU en funciones)—, pedimos que nos dieran los nombres de los cinco casos más críticos de la zona, los de más bajos ingresos; cada uno de nosotros pagó un módulo”, relató.

Momentos del trabajo, junto a otros jóvenes universitarios, en el organopónico Celia Sánchez, de la ciudad cabecera.
Momentos del trabajo, junto a otros jóvenes universitarios, en el organopónico Celia Sánchez, de la ciudad cabecera.

Detrás de esa apariencia de muchacho serio y medio arisco, anida el alma de un auténtico joven de su tiempo. Lo mismo juega una partida de ajedrez que pierde la garganta gritando los goles de Messi; lo mismo hace de constructor de su casa, que capta la audiencia en un teatro repleto de jóvenes y profesores hablando del Che. Del Guerrillero Heroico que idolatra desde que tiene uso de razón, el que lleva tatuado en uno de sus brazos; el de la estrella en su boina y que solo la usa en momentos “épicos”, como gusta decir.

“El Che es un ejemplo, en lo personal me inspira y modestamente trato de acercarme a su estatura; vivimos tiempos donde hay que dejar atrás la consigna y plasmar las ideas con acciones reales. Por eso me he sentido bien aportando mi pedacito en la pandemia, gracias al vínculo que mantengo con la FEU; pero me gustaría que la universidad no se distanciara de los recién graduados porque amo al centro que me formó; estoy dispuesto a ayudar a mi país en lo que haga falta”, expresó.

José Luis Camellón

Texto de José Luis Camellón
Reportero de Escambray por más de 15 años. Especializado en temas económicos.

Comentario

  1. Desde el afriaca y de un angolano que creció en la isla de la juventud,te admiro,solo al ler el articulo,lo que haces es lo que vale,siga siendo fiel a tus ideales.compartimos sueños y ídolos. El ché.saludos joven de su tiempo.

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