¿Dónde está el mercado del arte?

Antes de cumplir un año, el espacio de comercialización de las artes plásticas espirituanas cerró tras no haber sido capaz de realizar ni una sola venta

“No recuerdo cuándo fue la última vez que vendí una obra en Sancti Spíritus”, dice categóricamente Antonio Díaz, a quien con toda la justicia de este mundo se le conoce como el Pintor de la Ciudad.

Y no se trata de una huella de la desmemoria. Como el resto del gremio de artistas visuales del territorio, Antonio es una víctima de la prácticamente nula comercialización del arte en esta provincia. En esa asignatura pendiente convergen la no existencia de competencias profesionales para esa acción, recursos y voluntad institucional.

“Hubo una época en que sí lográbamos vender y bastante, gracias a que las instituciones y organismos tenían las manos sueltas para comprar con el fin de ambientar sus espacios. Funcionaba, entonces, un equipo multidisciplinario con arquitectos y artistas que seleccionábamos las mejores obras a comercializar. Pero, en algunos casos sucedieron hechos turbios. Se conoció de contratos que engordaron bolsillos particulares —tanto de creadores como de administrativos— y se decidió eliminar esa posibilidad. Una vez más, se botó el sofá”.

Transcurridos unos cuantos años y unos cuantos reclamos en todos los escenarios propiciados por el Comité Provincial de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba y la filial espirituana de la Asociación Hermanos Saíz, apareció como una luz al final del túnel una nueva idea para comercializar el arte.

“Realmente me alegré bastante cuando me convocaron para que mi obra formara parte del proyecto de espacio, porque desde sus inicios distó mucho de ser ese tipo de galería —alega Hermes Entenza, otro de los consagrados—. Es imprescindible que al menos en cada capital de provincia y en las ciudades más desarrolladas dentro de esos territorios exista una galería comercializadora, porque resulta el lugar idóneo para hacer visible la creación. De no suceder, sencillamente ocurre como aquí, que estamos en un limbo, porque no contamos con el sitio idóneo que nos represente como creadores”.

Pasado poco más de un año del 13 de agosto del 2021, cuando titulares mediáticos dieron fe de la inauguración de la sala del medio de la Galería de Arte Oscar Fernández Morera por parte de la filial espirituana del Fondo Cubano de Bienes Culturales (FCBC) como el área donde quedaría saldada esa deuda, en sus paredes no quedan restos del intento.

“Nadie me explicó por qué se cerraba. Me llamaron para que recogiera la obra y ya”, responden con las mismas palabras, tanto Antonio como Hermes.

Sin embargo, a este órgano de prensa no le tomó por sorpresa. A los cinco meses de su puesta en marcha, dos materiales periodísticos alertaban esa posibilidad cuando había sido imposible realizar tan siquiera una venta.

CICLO SIN FIN

Al indagar en las causas del cierre como la vía más fácil para disipar la mala gestión de comercialización y la forma tan abrupta en que tuvo lugar, no se encontraron claros los argumentos. Lo que no deja margen a dudas es que el espacio siempre estuvo en terreno de nadie y no contó con respaldo suficiente. Como describió este periódico, parecía una galería fantasma, desconocida por transeúntes y potenciales clientes, ni siquiera en las redes sociales.

“Era como estar dentro de una casa de la que no eres parte de la familia y a la hora del almuerzo sobras. Además de ser una sala transitoria necesaria para los grandes eventos, influyó la ausencia de turismo, su nula visibilidad y la falta de promoción. Considero que el FCBC, sin que se sienta herido, en casi toda su existencia al menos en las provincias se ha dedicado más a promover artesanías, porque es lo que más se vende. El turista viene y se lleva un souvenir, pero las artes visuales no son un souvenir.

“Para hacer una galería se necesita un trabajo teórico y sistemático en las redes digitales y en la calle, incluso insertarse en los programas culturales de la ciudad para que sepamos todos que hay un lugar para poder adquirir obras de arte”, identifica Hermes Entenza algunas de las fisuras que laceraron la iniciativa que llegó tardíamente a Sancti Spíritus con respecto a otras provincias.

Sobre la cuerda de esas ideas, Antonio Díaz añade otra preocupación que le martilla desde hace mucho tiempo: no contar con un personal capacitado para que defienda la obra en el complejo escenario mercantil. La existencia en Sancti Spíritus de lo que se denomina como marchante de arte —persona con competencias para seleccionar las obras, con dominio de más de un idioma, con habilidades comunicativas y digitales, así como de mercadeo— resulta casi utópico.

“Además, estamos viviendo tiempos muy complejos. Es imposible poder adquirir una obra, aunque se desee. Tanto por lo mucho que hay que desembolsar para adquirir los materiales para crear como por el valor que encierra el arte en sí no se puede aspirar a que tenga precios bajos. Por eso, hay que poner los pies sobre la tierra: el mercado del arte no tiene hoy posibilidades en nuestro país”.

De espaldas a esa realidad, a las paredes de la galería espirituana subieron obras con precios entre 30 USD, 1 350 USD y 3 000 USD. Tal vez, si hubiesen confluido opciones de distintos tamaños, formas y formatos, esta historia hubiera sido otra.

ANHELOS, ASPIRACIONES

Consciente de que urge revertir lo sucedido, la nueva dirección de la filial espirituana del FCBC diseña nuevas estrategias de trabajo: “Estamos preparándonos para retomar a esa actividad —informa Tamara Verdecia, su máxima líder—. Buscamos nuevas estrategias de comercialización. Vamos a pactar un contrato con la Empresa de Tecnologías de la Información y Servicios Telemáticos para poder exportar. Hoy se han flexibilizado bastante los mecanismos a nivel de país”.

En ese sentido, resulta primordial beber de las experiencias de otros territorios como Matanzas y Camagüey, donde los complejos mecanismos mercantiles, si bien no funcionan a la perfección, sí han dado resultados. Tomar de los buenos ejemplos en el sector cultural que emergen en otras localidades es un reclamo reiterado de la vanguardia artística del territorio.

“Nos falta tratamiento no solo a la obra, sino a los artistas. Mientras duró, fue una sala fría y triste”, resume Hermes Entenza.

Y a su juicio, Antonio Díaz, ¿cómo ve el futuro de la comercialización del arte en Sancti Spíritus?

“Tristemente, muy mal. Hay mucho que cambiar”.

Lisandra Gómez Guerra

Texto de Lisandra Gómez Guerra
Doctora en Ciencias de la Comunicación. Reportera de Radio Sancti Spíritus y corresponsal del periódico Juventud Rebelde. Especializada en temas culturales.

2 comentarios

  1. Gualterio Nunez Estrada

    Una galeria de arte en una economia donde se dificulta conseguir un huevo a precio de su peso en oro es impensable, sin embargo, si una empresa comercializadora, por ejemplo, de Canada, vende el arte cubano y las reproducciones a golpe de click en un sitio web tal y como se compra cualquier articulo en AMAZON, entonces si pudieramos hablar de que el arte en la provincia se convierta en un rubro de exportacion asi como la venta de antigueddes no museables como lo pueden ser letreros de companias de los anos 40 y 50 de los cuales aun se conservan muchos en Cuba y aqui valen miles de dolares algunos de ellos.Todo iria sobre ruedas si logran captar la atencion de una compania privada extranjera comercializadora de arte y antiguedades. Estados Unidos con 28 mil trillones de dolares en exportaciones de arte y antiguedades solamente es el No. 1, luego China y en tercer lugar Inglaterra. El mercado interno norteamericano (Nueva York) vende solo menos de la tercera parte de lo que exporta. conozco mucha gente en Estados Unidos que decora la casa con arte comprado en Cuba y no tiene que ser precisamente solo de maestros reconocidos, ni todo de alto precio, sino asequible a una clase media baja educada para que el mercado sea amplio. Yo, siendo ustedes le encargaria a una mypimes autorizada contactar con empresas como CUBALLAMA que exporta de Estados Unidos a Cuba y que tiene capacidad de operaciones a la inversa en materia de arte o una empresa canadiense, como una gestion propia de la provincia, porque seria ujn rubro importante en la entrada de divisas a la economia territorial dada la cantidad de artistas plasticos que se han formado en Cuba, esto incluye a los naif que aqui se valoran tamibien asi como fotografia. Las posibilidades de entrada de divisas para la provincia son muy amplias en este rubro, repito, siempre y cuando encuentren una empresa comercializadora extranjera, preferiblementer en Canada.

  2. Pues yo opino que el mercado del arte esta en el mismo lugar donde se encuentra la papa y la yuca rellena,la cafiroleta,la timba con tomate de ensalada,los caramelos prietos,la glorieta del parque,el Liana,la minuta en el ferroviario,el Yayabo sin malangueta….En el recuerdo…Alli esta todo esto y mucho mas

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