Estados Unidos: lo que dejaron las elecciones intermedias

Las recientes elecciones intermedias en Estados Unidos han lanzado mensajes claros en virtud de las nuevas tendencias políticas de un país polarizado, que demandan cambios no solo en su mapa, sino más bien en las aburridas políticas que no funcionan ya puertas adentro ni en el exterior

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Ron DeSantis, reelecto gobernador de Florida. (Foto: Internet)

Si bien no ocurrió la pronosticada aplastante victoria del Partido Republicano en las elecciones intermedias de Estados Unidos el pasado martes 8 de noviembre, los resultados parciales publicados hasta la fecha han lanzado alertas a los demócratas y han movido el mapa político de la nación.

RESULTADOS PARCIALES LUEGO DE DOS DÍAS DE CONTEOS DE VOTOS

La carrera por el Senado, que puso en disputa 34 de sus 100 escaños, no tendrá definición hasta diciembre, posiblemente, cuando Georgia realice su segunda vuelta.

Hasta el momento, están definidos 46 escaños a favor de los demócratas, quienes perdieron una banca de las disputadas en comparación con el Congreso anterior, pero tienen aliados a dos senadores independientes. Por su parte, los republicanos tienen aseguradas 48 bancas y perdieron una de las que alcanzaron hace dos años.

Luego de dos días de conteos de votos, así marcha la lucha por el Senado. (Mapa: Google).

Quedan pendientes 4 escaños: Georgia, donde la pelea estuvo muy pareja y ningún candidato logró sobrepasar el 50 % de los votos, por lo que va a segunda vuelta; Arizona, donde marcha al frente el candidato demócrata Mark Kelly con un 51.5 % cuando se han escrutado el 82 % del total de votos; Nevada, donde va a la cabeza el republicano Adam Laxalt, con el 49 % cuando se han escrutado el 90 % de los votos totales y el caso de Alaska, donde los dos candidatos son republicanos.

Teniendo en cuenta las bancas que tiene cada partido y las pendientes por conteo de votos, de ganar los favoritos, los republicanos asegurarían 50 escaños y los demócratas, sumando sus dos aliados independientes, llegarían a 49, por lo que la segunda vuelta de Georgia definirá.

En el caso de que en diciembre gane el demócrata asegurarían nuevamente empate y repetiría el panorama del Senado anterior, donde el voto de la vicepresidenta Kamala Harris aporta el desempate.

De ganar en Georgia el escaño republicano, además de Nevada donde va al frente su candidato, quedarán en mayoría, lo que complicará radicalmente el desarrollo de las políticas de los demócratas y del presidente Biden.

En la Cámara de Representantes, renovada en su totalidad, la carrera en el conteo de votos parece favorecer definitivamente a los rojos republicanos.

De los escaños definidos, 192 están en manos de los azules demócratas, que perdieron 9 bancas y sus rivales tienen en sus manos 211, con un crecimiento de 7 escaños en comparación con la Cámara anterior.

De los 32 espacios que faltan por su definición, hay favoritismo solamente en 8 para los demócratas y 4 para los republicanos, pero los rojos llegarían a tener mayoría absoluta con ganar solamente 7 escaños más, lo que parece muy probable.

LAS ENSEÑANZAS QUE DEJAN LAS ELECCIONES DE MEDIO TÉRMINO

La primera idea que viene a la mente, mirando el proceso en su totalidad, es el cuestionamiento mayoritario a las políticas de ambos partidos.

Si bien es tendencia en las elecciones de medio término que el presidente en funciones salga desgastado, en este caso la derrota de Biden es de las menos aplastantes en la historia de este tipo de proceso, perdiendo menos bancas de lo que se había pronosticado por los analistas y por los propios políticos.

Pero los demócratas van perdiendo y los votos en contra han lanzado un claro mensaje al gobernante de rechazo a la inflación, a la disminución del salario real, al aumento de la criminalidad, al crecimiento de la entrada de migrantes, al manejo de la pandemia y al incumplimiento de sus promesas electorales previa a las presidenciales del año 2020.

En la Cámara de Representantes los republicanos rojos marchan con buena ventaja.

Desde el interior de los azules se hace fuerte una tendencia llamada “los nuevos demócratas”, autotitulados socialistas, con proyecciones diferentes, que se proponen usar la riqueza social y los aportes de los contribuyentes en programas que beneficien a las mayorías, lo cual tiene un creciente apoyo en la juventud, los negros y mestizos, así como en algunos intelectuales de renombre. 

Por otro lado, los republicanos, aunque recuperan terreno, incluso en las gobernaciones de los estados, también han recibido lecciones claras sobre la necesidad de renovar los códigos de su discurso, allí donde se lanzaron mensajes de rechazo a las políticas que rompen los patrones tradicionales de la nación, que cuestionan la institucionalidad del país y que llaman a la violencia como forma de impugnar a los contrarios.

En muchos de los escenarios en los que el aspirante rojo se proyectó contra el aborto, en favor de la tenencia de armas de fuegos, por cuestionar la democracia norteamericana o por limitar derechos de los negros, el republicano perdió.

La inmensa mayoría de los candidatos que tuvieron el apoyo de Donald Trump fueron derrotados y en algunos espacios, los republicanos más jóvenes están abogando por “hacer de América la nación más grande del mundo otra vez”, pero con una desviación considerable de la estrategia usada por el exmandatario rojo.

El 47 % de participación de los votantes registrados puede haber sido una señal de las preocupaciones que tienen los ciudadanos y el deseo de manifestar sus intereses, tal y como ocurre en momentos en que los votantes desean cambios en la política o manifestar su descontento.

El alto costo de este proceso, el más caro en la historia y que llegó a 17 mil millones de dólares, se debe interpretar como el marcado interés de los protagonistas en garantizar los recursos necesarios para asegurar asesorías, propaganda, coberturas de prensa, escenarios para actos, uso de tecnologías y pleno acceso al posicionamiento de la información.

MAREA ROJA Y NUEVO MAPA POLÍTICO EN FLORIDA

En Florida se votó por todos los líderes estatales, como el gobernador, el vicegobernador, el fiscal general, el director financiero, el comisionado de agricultura, el fiscal del estado, el defensor público, así como en los casos de los representantes de sus distritos y los dos senadores estatales.

El mapa de ese estado se tiñó de rojo y rompió una tradición en la que los demócratas siempre tuvieron espacios importantes.

De los 28 condados, los azules lograron imponerse solamente en 8 de ellos, la gobernación del estado fue un clásico “paseo” para el candidato republicano Ron DeSantis frente al demócrata Charlie Crist y también resultó electo senador el republicano Marco Rubio, tras vencer, con el 55.9 % de los votos, a Val B. Demings.

De manera progresiva los demócratas han abandonado Florida, considerándolo un estado pendular, para concentrar los recursos de campaña en otros que le aseguran los votos necesarios para llegar a las posiciones en los poderes ejecutivo y legislativo.

Por su parte, los republicanos han ocupado ese espacio con una estrategia muy clara para ganar los diferentes puestos en las gobernaciones, los condados, los senadores y los representantes. Para ello han destinado cuantiosos recursos de todo tipo, lo que les ha dado ventajas significativas en todas las estructuras de Florida.

Por tales razones, la disputa en la mayoría de los puestos que se llevaron a votación fue muy dispareja, con notable ausencia de asesoría, medios técnicos, propaganda y escenarios en el caso de los demócratas, muchos de los cuales cometieron errores imperdonables que costaron luego en el conteo de los votos.

Los rojos, con el poder de Florida en las manos, han introducido modificaciones estructurales y funcionales que les benefician, tales como la demarcación de los condados y la supresión del voto a los que han estado en prisión.

El tradicional voto latino de los ciudadanos con más edad, junto a la creciente migración a ese territorio de personas provenientes de países de izquierda como Cuba, Nicaragua y Venezuela, ampliaron las opciones de los ganadores, que tradicionalmente proponen un discurso en favor de los intereses de estos sectores poblacionales y que lograron el favor de tres de cada cuatro cubanos.

Al final, ambos partidos tienen delante mensajes importantes que les obligan a repensar estrategias, no importa sea vencedor o vencido y el presidente tendrá que pactar con sus rivales.

Las nuevas tendencias políticas de un país polarizado demandan cambios, no solo en su mapa, sino más bien en las aburridas políticas que no funcionan puertas adentro ni en materia de política exterior en los nuevos tiempos.

José F. González Curiel

Texto de José F. González Curiel
Editor Web y reportero del Periódico Escambray. Sancti Spíritus. Cuba.

Comentario

  1. Muy bueno el comentario. Me gustaría que se abordaran las elecciones recientes en Nicaragua.

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