¿Terroristas buenos o buenos terroristas?

A más de cuatro décadas y media del atentado terrorista a un avión de Cubana de Aviación, en Barbados, la justicia contra sus autores sigue siendo una deuda universal

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La aeronave CU-455 de Cubana de Aviación, se dirigía desde la isla de Barbados a la de Jamaica con destino a la capital de Cuba. (Foto: INTERNET).

Silencio deben hacer en un día como hoy los que han justificado por décadas las políticas de enfrentamiento a la Revolución desde el terrorismo, porque ni con el silencio cómplice se queda bien ante aquel brutal atentado contra un avión de Cubana de Aviación, en Barbados, hace ya 46 años. Sus hacedores no han tenido castigo justo y sus víctimas no han tenido justicia completa.

Esa negación del más elemental sentido común está amparada en la política venida desde el norte y apoyada por quienes apelan a la antinómica autonegación de sus propias críticas.

Es tendencia que la oposición a la Revolución asuma las mismas posturas que critica para justificar por más de medio siglo la suya.

Miguel Espinosa, copiloto del vuelo de Cubana saboteado en Barbados. (Foto: Cortesía de su familia).

No es lícito asumir conductas antidemocráticas para justificar la necesidad de más democracia en nuestro archipiélago, ni tampoco asumir la intolerancia ante los que tratan de normalizar las relaciones.

No resulta lícito violar el derecho que tenemos a pensar libremente, a que nos visiten, a defendernos del terrorismo.

Para los grupos de presión de la Florida hay dos tipos de terrorismo: uno al lado del “eje del mal”, venido de los pueblos que por siglos han sido saqueados y agredidos en el Oriente Medio, América Latina, Asia Central y África, y también existe otro «terrorismo bueno»: aquel que gusta de poner bombas en aviones y hoteles, matar líderes, hacer asesinatos selectivos con drones, financiar levantamientos armados contra gobiernos electos democráticamente, desestabilizar Estados, levantar guarimbas, tirarse fotos con paramilitares, asociarse a narcotraficantes para hacer campañas, y mucho más, cuya descripción no cabe en pocas cuartillas.

Procesos investigativos de rigor demostraron quiénes fueron los organizadores y ejecutores de aquel gran crimen de 6 de octubre de 1976. Nadie podrá decir que las autoridades de Barbados, Venezuela y otros especialistas que colaboraron, actuaron influenciados por las doctrinas comunistas.

Hernán Ricardo, Freddy Lugo, Luis Posada Carriles, Orlando Bosch, la CIA, y hasta el propio gobierno norteamericano fueron desenmascarados y enjuiciados; unos jurídicamente y otros desde el ámbito moral.

El dolor de todo un pueblo es fruto de las acciones terroristas contra Cuba. (Foto: INTERNET).

Pero el dinero y la política, una vez más, abrieron las puertas para liberar de las cárceles a los «terroristas buenos», amparados por otros buenos terroristas asentados en Miami y así continuar su lista de crímenes. Las bombas en hoteles de La Habana, la entrada de explosivos a Panamá para asesinar a Fidel Castro en pleno acto masivo en una Universidad, la entrada a Cuba de equipos de infiltración con armas y explosivos. Una historia que no ha tenido fin.

Los ejecutores confesos, que ante las cámaras de televisión han explicado de dónde viene todo, siguen siendo defendidos y se han paseado libremente por las calles norteamericanas o de países aliados al imperio.

El colmo de los colmos: Posada Carriles fue procesado en Estados Unidos luego de su indulto el último día de gobierno de Mireya Moscoso en Panamá -detalle que habla por sí solo- y fue encontrado culpable únicamente de entrada ilegal, sin otra acusación.

«¡Y cuando un pueblo enérgico y viril llora, la injusticia tiembla!»

Al fin la historia no ha terminado de hacer justicia, pero la hace en su devenir. La hace cuando no permite que los intereses de los que hacen el «terrorismo bueno» logren sus sueños; la hace cuando el proyecto cubano colectivista no se derrumba, cuando uno de sus profesionales pone las manos en cualquier parte del mundo para curar un enfermo o enseñar un amigo; cuando se le pone la pañoleta a un niño que iniciará sus estudios, cuando en una consulta cualquiera se cura un enfermo.

También la hace cuando una persona, sea de donde sea, se pasea tranquila por una calle cualquiera de esta tierra, cuando cientos de amigos aplauden la manera que tenemos de decir en cualquier espacio lo que otros por tantas razones no pueden decir al mundo.

La constante rectificación de la historia en revolución es la más clara y radical justicia contra aquellos que han apelado por años al terrorismo como forma de enfrentar la obra de todo un pueblo. El proyecto social en su integridad es el mejor monumento construido en memoria de las víctimas del terrorismo contra Cuba y un espacio donde aún quedan muchas flores por poner.

José F. González Curiel

Texto de José F. González Curiel
Editor Web y reportero del Periódico Escambray. Sancti Spíritus. Cuba.

Comentario

  1. Jose Manuel Gonzalez

    El terrorismo es uno y unico atroz, inescrupuloso, criminal, maivado, repudiable e injustificado solo perpetrado por esvirros, sicarios, testaferros y llamados seres humanos sin escrupulos.

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