Carlos Manuel de Céspedes: Pasajes de una breve estancia en Inglaterra

En Céspedes confluía la singular comunión, en una sola persona, del hombre de espíritu exaltado a las aventuras y el de naturaleza reflexiva, amante del pensamiento y la soledad

La personalidad de Céspedes se hizo más notoria en la palestra pública no solo por el renombre que alcanzaría su bufete o una vida socialmente activa, sino por sus ideas oposicionistas al poder colonial español.

Cada año cuando llega octubre se precisa rememorar algunas fechas simbólicas, así como algunas figuras representativas de la nacionalidad cubana. De ellas sin dudas, hay que destacar el 10 de octubre como la fecha de inicio de las luchas por la independencia y a Carlos Manuel de Céspedes como el prócer iniciador de las guerras independentistas en Cuba en 1868 y por ser además “el hombre que postuló el sacrificio como condición de la libertad”, según palabras del destacado poeta, narrador y ensayista cubano Cintio Vitier.

Abogado bayamés, de familia terrateniente y acomodada y un hombre con un espíritu moderno, que enalteció con sus modales refinados, carácter enérgico y vasta cultura. Entre sus múltiples talentos, destacan el haber sido un excelente jinete, buen nadador, apasionado a la caza y un consumado esgrimista.

Se le consideraba además por sus contemporáneos como un buen bailador y un experto en el juego de ajedrez. A estas cualidades físicas también se le añaden otras como su apego por las letras clásicas, los idiomas, el teatro, la poesía y la oratoria. Razones por las cuales fue uno de los hombres más ilustres de su tiempo. No pocos biógrafos tienen tal criterio de coincidencia.

En Céspedes confluía la singular comunión en una sola persona del hombre de espíritu exaltado a las aventuras y el de naturaleza reflexiva, amante del pensamiento y la soledad. De su labor revolucionaria mucho se conoce; sin embargo, de su faceta intelectual, poco menos.

Un acontecimiento en particular destacó estas características del Padre de la Patria para los cubanos: su breve estancia en Inglaterra en el año 1842. Para ese entonces Carlos Manuel de Céspedes contaba con 23 años de edad y recién había terminado sus estudios de Derecho en la Universidad de Barcelona.

El deseo irresistible de visitar las naciones europeas que por entonces eran las de mayor desarrollo y adelantos culturales y científicos determinó su llegada al país británico, aunque también visitó Alemania, Italia e incluso se dice que la Sublime Puerta. Países de los cuales conoció su historia e instituciones debido en gran medida al dominio que tenía de varios idiomas.

De estos viajes quedaron sus testimonios grabados en su poema autobiográfico Contestación. A pesar de que solo existe una crónica de su importante viaje publicada 10 años después, lo cierto es que tantas experiencias acumuladas, sobre todo de su estancia en Inglaterra, fueron concebidas como los sucesos más apasionantes de esos meses para el joven Céspedes.

Además de dicha crónica, escribe a propósito de sus vivencias, el poema La destrucción de Sennaquerieb en 1852, aunque en anterior fecha, 1849, había escrito también una obra dramática con el título El conde de Montgomery. Esta última dedicada precisamente al poeta escocés renacentista del siglo XVI Alexander Montgomery, convertido en figura inspiradora para Céspedes, por haber perdido sus bienes a favor de la lucha por su pueblo.

Entre tanto en La Abadía de Battle se infiere de su estancia en Londres y a la hospitalidad con la que fue recibido disfrutando de “todos los placeres que la alta sociedad inglesa proporciona a sus adeptos”. Al encontrarse en un lugar tan pleno de historicidad, suplantó actividades tan placenteras para él como la caza y se refugió en la búsqueda de datos de acontecimientos que le despertaron especial interés.

Se interesó además por visitar lugares de un alto valor histórico como fue el escenario de la batalla de Hastings, la que determinó la conquista normanda del país y colocó en el trono a Guillermo de Normandía. Acontecimiento de gran connotación para la historia de Inglaterra y al cual dedicó gran parte de su crónica.

Aquel ambiente fantástico, que descubrió a su paso por el terruño británico que lo hizo transportarse a una época de aventuras bélicas, fragor de batallas y lances caballerescos, hizo que la imaginación de Céspedes lo recordara de forma detallada. Es un pasaje que realmente vislumbra una anticipación del pensamiento anticolonial del futuro líder independentista cubano, o como diría José Lezama Lima, “el señorío fundador” de una nación y un pueblo.

Su apego y admiración por aquel país se reflejaron de igual modo en la relación de cartas escritas por quien devino primer Presidente de la República de Cuba en Armas, durante sus cinco años de gobierno, con la Reina de Inglaterra. No obstante, la correspondencia diplomática de Céspedes también incluyó otras naciones constituidas en el mundo como fueron los casos de Saboya, las Repúblicas suramericanas, Estados Unidos y España, entre otras.

Lo cierto es que uno de los hechos que marcaron el pensamiento liberal y anticolonial del joven Céspedes lo constituyó la grata experiencia de su breve estancia en la Inglaterra en 1842 y otras naciones ya constituidas en Europa.

La magnificencia de aquel país y el esplendor de aquella sociedad se traslucen, incluso, cuando al ofrecimiento de un suntuoso banquete, donde es colmado por un despliegue de atenciones a propósito de sus cumplidos, se define como “un salvaje de los bosques americanos”. Sin dudas, la cultura y civilización europea lo habían cautivado y en particular la inglesa.

Con estos propios aires de modernidad retorna a Cuba para ejercer como abogado en el propio año 1842, en su tierra natal, Bayamo. A partir de lo cual fue uno de los miembros más activos de la vida social de la otrora villa. Fundador y director de la Sociedad Filarmónica y de su Sección de Declamación, organizador de bailes y campeonatos de ajedrez, así como publicaciones suyas traducidas al español lo atestiguan.

Sin embargo, su personalidad se hizo más notoria en la palestra pública no solo por el renombre que alcanzaría su bufete o una vida socialmente activa, sino por sus ideas oposicionistas al poder colonial español. En ese sentido, mucho tuvo que ver las experiencias vividas por Céspedes de lo que constituían sociedades modelos desde una perspectiva eurocentrista.

Ducho en las leyes que lo ayudarían a comprender visiblemente la realidad de su época y exteriorizar sus pensamientos más radicales, vendría a representar el puente en una tradición de ideas independentistas que recogen en la historia nacional lo más autóctono de la nacionalidad cubana.

*Licenciada en Historia

Zandra Rodríguez Carvajal*

Texto de Zandra Rodríguez Carvajal*

Escambray se reserva el derecho de la publicación de los comentarios. No se harán visibles aquellos que sean denigrantes, ofensivos, difamatorios, o atenten contra la dignidad de una persona o grupo social, así como los que no guarden relación con el tema en cuestión.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *