Cuando el pueblo se vistió de soldado

El 23 de diciembre de 1958, el arrojo de un reducido grupo de barbudos liderados por Armando Acosta Cordero, con el apoyo de los propios pobladores, hizo posible la liberación de Sancti Spíritus

Un pequeño grupo de medio centenar de rebeldes, apoyado por el pueblo, liberó a Sancti Spíritus el 23 de diciembre de 1958. (Foto: Archivo)

Ya los días transcurrían fríos y húmedos a veces; por eso la madrugada del 23 de diciembre de 1958, entre tragos de café amargo, los espirituanos esperaban despiertos lo que era inminente tras las últimas orientaciones de Fidel por Radio Rebelde a los comandantes que operaban en las provincias de Oriente, Camagüey y Las Villas sobre la necesidad de intensificar la ofensiva en las dos últimas zonas con el despliegue de cuatro frentes.

Las conversaciones no cesaban. En cualquier rincón, gente de pueblo como Ibrahim, Ángel Valle y Heriberto se agrupaban pensando en lo que debían hacer cuando llegara el momento y la manera de apoyar a las tropas rebeldes que ya llegaban hasta los cercanos poblados de Guayos y Cabaiguán.

Se decían muchas cosas, entre ellas el rumor de que el Che Guevara y Camilo Cienfuegos, acompañados de un personaje llamado Juana de Arco, que quería vengar a su familia asesinada por la dictadura, venían a tomar la ciudad.

Ernesto Guevara le había ordenado a Armando Acosta que hostigara a Sancti Spíritus. “Le tiras unos tiritos al cuartel y luego te retiras”.  Dicho y hecho. El incógnito capitán Erasmo, de la sierra y del llano, cumple lo ordenado por el Che el 22 de diciembre, primero con la destrucción del puente de La Trinchera en la Carretera Central para evitar la llegada de refuerzos desde Sancti Spíritus, para después ir a las puertas de la ciudad y tirotear la cárcel con menos de 50 hombres contra una guarnición de 400 soldados bien armados y defendidos, además, por la aviación; atacar la jefatura de policía ubicada junto a la Alcaldía y el edificio de la Colonia Española, donde se apostaba el enemigo. 

Hasta la oscuridad de la noche fue cómplice de la estrategia que hizo creer a los batistianos que eran numerosos los atacantes, lo que junto a su conocimiento sobre el cerco y toma de otras poblaciones de la zona por los rebeldes amilanó al enemigo, a lo cual también ayudó el refuerzo de la escuela guerrillera de Caballete de Casa, Comandancia del Che en el Escambray, que a tiempo pudo llegar a la ciudad, con armas ocupadas en las poblaciones liberadas.

Dirigentes sindicales y combatientes de la época han evocado durante todos estos años los recuerdos de aquel día cuando, desde las primeras acciones, el pueblo quiso convertirse en soldado y protagonista de su lucha; tampoco olvidan el hecho de que un pequeño grupo de rebeldes hizo rendir la estación de policía; con el armamento capturado se equipó a los milicianos locales y se fue sumando la población que ya estaba en la calle queriendo combatir.

Sobre las cinco de la tarde del día 23 de diciembre, la desmoralizada guarnición batistiana que quedaba en el cuartel aprovechó la oportunidad de una tregua y huyó hacia Jatibonico. Sancti Spíritus era ya territorio libre.

El júbilo del pueblo fue imparable y no era para menos porque con el empuje de las fuerzas del Ejército Rebelde y su participación quedaban atrás infinidad de males, abusos y crímenes imperantes durante la República neocolonial. 
La magnitud del hecho la relató con una anécdota, reiteradas veces, el propio Armando Acosta: En Placetas, el Che, que no conocía las dimensiones de la ciudad, se entera por el propio Acosta de la toma de Sancti Spíritus y le pregunta:
—¿Y de qué tamaño es esa aldea?
—No es una aldea, Comandante, ¡es la ciudad más grande tomada hasta hoy por el Ejército Rebelde!
Era totalmente cierto, con sus 50 000 habitantes de entonces, la villa del Yayabo era, antes de la liberación de Santa Clara, la mayor localidad liberada hasta ese momento. El argentino no se lo podía creer y lo acompañó tiempo después hasta Sancti Spíritus para percatarse de la veracidad de sus palabras en lo que fue la primera visita del Che a territorio espirituano.

Carmen Rodríguez

Texto de Carmen Rodríguez
Reportera de Escambray por más de 30 años. Especializada en temas económicos.

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