Los estridentes silencios de Manuel

La más reciente publicación del poeta y crítico espirituano Manuel de Jesús González Busto se publicó por la editorial Iliada, de Alemania

Silencios náufragos crónica, desde un discurso comprometido con su contexto, las huellas en el más interior de los espíritus generados por la covid.

La incertidumbre y el miedo se volcaron en el papel en blanco. La covid estremeció el mundo y nadie quedó inmune. Manuel de Jesús González Busto volvió a su mejor refugio: la literatura. Depositó allí todas sus esencias como espacio sanador y única vía de salvación.

Silencios náufragos es el libro que pude escribir durante el aislamiento de la pandemia. En ese tiempo aproveché para contar con mayor profundidad e intensidad las ideas que tengo sobre la vida, en sentido general. Resulta también el libro de la madurez porque nació como hijo del pensamiento y el constante trabajo”.

Y no se equivoca, el texto publicado por la editorial Iliada, de Alemania, logra una unidad formal y temática coherente. Cada poesía en prosa lleva de la mano a la siguiente. Inocencio de la Caridad —el yo interno de Manuel, desde la voz de la segunda persona y protagonista de esa propuesta–— nos hace cómplices de su más profunda soledad.

Una ciudad, donde encontrar transeúntes parecía una quimera, la angustia y el dolor por la enfermedad y la muerte seducen por el lirismo del texto. Un grito de sobrevivencia emerge en cada línea, desde el mismo comienzo al Inocencio descubrir que las palabras son sonidos musicales y, por tanto, se hizo de un pentagrama.

Silencios náufragos es una gran metáfora referida al ser humano. Imaginemos lo que implica enfrentarse a la fiereza del océano, donde solo queda sobrevivir. Por ello, se convierte en un llamado para despojarnos de las miserias humanas que corroe a la sociedad y sacar fuera de sí lo mejor del ser humano”.

Despojado de amarres tecnicistas, resulta evidente que Manuel cronica un complejo escenario, interpreta sus múltiples realidades y denuncia desde un discurso comprometido muchas de las huellas de la pandemia que aún hoy coexisten.

“Decidí no preocuparme por encasillar este texto en si es novela o poesía, porque sé que en este momento los límites genéricos están transgredidos. La crítica especializada y los lectores tienen la palabra. Sencillamente, me presento desnudo y lo hago así ante la literatura. Todavía para muchas personas puede parecer increíble que la literatura se convierte en un medio incluso de protesta. Mas, es que ella es el soporte idóneo para expresar tus criterios, opiniones, sin llegar a la falta de respeto”.

Tres grandes epígrafes: “Hay un temblor de ángeles en los años idos”, “Hay un silencio maldito en casa de la mentira” y “Silencio de luces náufragas” agrupan en 90 páginas el nuevo mundo para Inocencio con su originalísima mirada poética zambullida en lo más profundo de la humanidad.

“Es el nombre del protagonista también una gran metáfora porque no es tan inocente y su segundo nombre es por su (mi) devoción a la Patrona de Cuba. Regresa él a las páginas del texto que trabajo ahora, donde volverán a encontrarme totalmente desnudo.

“Me hubiera gustado que Silencios náufragos estuviera ya publicado en Cuba. Lo entregué en Ediciones Unión. Veremos si puede ser hojeado o leído en el formato digital”.

Sea cual sea la forma, es este libro una buena recomendación por fungir como componente activo de nuestra historia, a la que se puede dar una lectura profunda para comprender el contexto en el que fue creado.

Lisandra Gómez Guerra

Texto de Lisandra Gómez Guerra
Doctora en Ciencias de la Comunicación. Reportera de Radio Sancti Spíritus y corresponsal del periódico Juventud Rebelde. Especializada en temas culturales.

3 comentarios

  1. Un saludo al vecino y amigo Manuel. Éxitos!

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