Pensar en la Uneac es pensar en Cuba

De cara al X Congreso de la organización de vanguardia, varios de sus miembros llenan sus agendas con tópicos de nación que les preocupan por ser integrantes de un gremio que por esencia es movilizador y transformador

La comisión organizadora espirituana del X Congreso la integran consagrados y jóvenes artistas del territorio. (Foto: Lisandra Gómez)

levar a Cuba en el pecho es una responsabilidad. Se sienten sus esencias como bocanadas de aire para seguir el inmenso camino que significa la vida. Se gozan sus alegrías, victorias… Se sufren sus dolores, males… Pero, sobre todo, se piensa y se hace para disipar cualquier síntoma de angustia con la mirada fija en el bien común.   

Con esa convicción se llenan por estos días las agendas de varios de los miembros del Comité Provincial de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac) de Sancti Spíritus. Son protagonistas de un contexto complejo, convulso, pero que no ha dejado de asumir a la Patria como cultura. Y es así que la organización vive desde ahora y hasta el 2024 su X Congreso, un espacio con aspiración a ser como sentenció aquí su presidente nacional, Luis Morlote Rivas: “movilizador, inclusivo en el aporte de criterios diversos y transformador para la sociedad”.

De lograrlo será la continuidad de lo expresado por el intelectual cubano Miguel Barnet al definir a la Uneac como “polea de transmisión”. Mas la actualidad exige de cambios trascendentales con creatividad, eficiencia e inteligencia.

“Queremos un Congreso donde haya pasión y sentido de pertenencia, donde se promueva lo más cercano al ideal de cubano que añoramos y por eso el Presidente de Cuba, Miguel Díaz Canel nos habla tanto de civilidad, educación y siempre recordamos a Leal cuando nos decía que la belleza es tan necesaria para la vida como el pan”, alertó Magda Resik Aguirre, vicepresidenta nacional de la Uneac, durante su intercambio con miembros de la comisión organizadora del X cónclave en tierra yayabera.

En ese sentido, los asistentes en ese espacio coincidieron que se precisa de un pensamiento crítico y autocrítico que sirva de sostén a la política cultural de la nación que no es otra que la que oxigena al propio proceso revolucionario en constante construcción desde 1959.

“Deseamos que se susciten espacios para pensar conceptualmente fenómenos de la sociedad, para transmitir iniciativas a determinados sectores con los cuales tenemos vínculos como la Educación, el Turismo, para discutir sobre el ejercicio de la política cultural”, acotó Morlote Rivas.

Por eso en la base urge mirar con lupa el accionar de toda la sociedad que como obra humana imperfecta al fin lacera el alma de la nación.

“Estoy alarmado con un fenómeno que existe desde hace años y ha sido denunciado y sigue —comentó Alfredo Castro, músico y director actual de la Banda Provincial de Conciertos—. Nuestra televisión posiciona videos clip que me inquietan por su muy baja factura artística. Son deformantes en todos los sentidos: melodía, imágenes y textos. Recordemos que nuestros adversarios nos han declarado la guerra abiertamente con la sutil y no tan sutil forma de borrar nuestra historia, identidad, las esencias de nuestro país. Mi alerta a tomar cartas finalmente en este asunto no es solo a los creadores, sino a los decisores que permiten que nazcan y se publiquen esos productos”.

Precisamente, sobre gestión de contenidos en nuestros medios públicos, asegura Jairo Alberto Pacheco —realizador radial y uno de los más jóvenes miembros de la Uneac espirituana—, ha escuchado en muchos espacios: oficiales y no. Mas, sus fisuras, a su juicio, siguen tan abiertas como el primer día.

“No tenemos gestores en muchos de nuestros medios públicos con capacidad intelectual y cognitiva para guiar esos procesos. De ahí que en más de una ocasión se priorice la contabilidad de las publicaciones en X, antes Twitter, y no la calidad de las programaciones o creaciones para los canales digitales. Se ha alertado que no siempre es efectiva la política de cuadros del actual Instituto de información y comunicación social, por lo que contamos con personas que conducen la gestión de contenidos y no creen en el acto artístico”.

Sobre esa preocupación que convive en el interior de muchas redacciones y estudios de transmisión a lo largo y ancho del país, Magda Resik insistió que hoy se tiene en las manos la Ley de Comunicación con muchos retos por delante, sobre todo para contrarrestar la banalidad, el mal gusto y la vulgaridad que pululan en la calle, pero que no deberían traspasar ningún acto artístico.

“Cómo la vamos a implementar, qué trabas representa para la comunicación cultural para jerarquizar y promover. Es una forma de defender nuestra cultura, enfrentando una situación como la que tenemos inflacionaria, de nuevos escenarios económicos. No estamos ajenos a que una de las grandes empresas de esta nación es la comunicación y nosotros tenemos mucho que aportar porque somos entes transformadores”.

En esas labores colectivas —de acuerdo con los asistentes al diálogo— también se tropieza de frente con el irrespeto a las jerarquías artísticas, el pago de guiones por el menor monto aprobado, ya que no existen competencias profesionales mínimas para evaluar el valor de los mismos o simplemente por las estrecheces económicas, la negativa a digitalizar los procesos en un escenario donde hay crisis con el papel y los soportes para imprimir.

“En nuestros medios y organización hay falta de coherencia en los discursos. La ética es un problema gravísimo cuando en los estatutos está claro que la Uneac responde a la Revolución. Igualmente, hay desatención a los creadores, sobre todo, a quienes rebasan los 70 años y han entregado su vida y coherencia a este país. Tampoco se mantienen con sistematicidad los diálogos entre las autoridades políticas y gubernamentales con el gremio. Una nación que no pondere a sus artistas deja de ser referente”, recalcó Jairo Alberto Pacheco.

Preocupaciones diversas que señalan qué hacer para transitar con paso seguro en la defensa a ultranza del alma de la Patria porque quienes sostienen la cultura cubana tienen una vocación de servicio para con toda la sociedad.

“Tengo la sensación que la membresía espirituana tiene mucho que aportar a la Uneac del país porque hay aquí una tradición cultural, creadores de mucho prestigio, de tradición de pensamiento y aporte nacional. Por tanto, pueden incidir en un congreso de país, de nación parecido a estos tiempos”, resumió Luis Morlote Rivas en el diálogo en esta tierra.

Lisandra Gómez Guerra

Texto de Lisandra Gómez Guerra
Doctora en Ciencias de la Comunicación. Reportera de Radio Sancti Spíritus y corresponsal del periódico Juventud Rebelde. Especializada en temas culturales.

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