Un hombre enamorado de la historia

Así se describe Nilo Dagoberto Durán Naranjo, profesor incansable de esta asignatura, a la que ha dedicado una vida de estudio y trabajo

Me siento a plenitud cuando transmito mis conocimientos, señala Nilo.

Fue muy emocionante regresar al mismo lugar, donde unos años antes me preparaba para los exámenes de ingreso a la Educación Superior. Sentado en el mismo lugar que años atrás, encontré a Nilo, con la misma sonrisa acogedora de siempre, así como la alegría y serenidad de la que pocos pueden presumir.

Nilo ha dedicado su vida a estudiar e impartir la Historia, una especialidad apasionante, como el mismo la describe. Sigue convencido de que para impartirla no basta el conocimiento, es necesario sentirla y enseñar al estudiante a entenderla y razonarla, no a repetirla.

¿Cuándo empezó a estudiar para ser maestro?

Me gustaría comenzar por mi origen. Yo soy de Tunas de Zaza, hijo de un pescador y una ama de casa, éramos muy humildes. Nací en el año 1952, en la sociedad capitalista, sufrí por no tener acceso a cosas que otros niños sí dada su condición social. Luego del triunfo de la Revolución, con siete años comencé la Primaria, lo hice descalzo, pues no tenía zapatos, luego de las reformas tuve un par para ir a las clases.

Hice sexto grado en Sancti Spíritus, en un concentrado llamado Cordillera de los Andes, la secundaria fue becado cerca de Remedios. Luego de terminar séptimo grado, hicieron un llamado para convocar a los jóvenes interesados en un curso emergente de maestros, como otros muchachos, me incorporé y allí empezó todo.

Con casi 16 años me enviaron a trabajar a Taguasco, la tarea allí fue fuerte, el trabajo era muy lejos, en lugares intrincados, dormí en una hamaca de una casa de tabaco, en un buró del aula y comí en casa de alumnos y vecinos de la zona.

De estos años, en los que fui maestro primario, guardo gratos recuerdos, aquellas personas me acogieron y fueron maravillosas conmigo. El trabajo era duro, por la mañana impartía clases a primer grado, en la tarde lo hacía con los niños de segundo hasta quinto; era retador, y en la noche impartía superación obrero-campesina. Los viernes y sábados en Taguasco tenía un sistema de seminarios, el domingo iba a ver a mi familia y luego la misma rutina, era muy intensa, pero lo hacía con mucha disposición y alegría.

Nilo: El objetivo del profesor no es que el alumno repita la historia, debe sentirla. La historia es necesario hacerla viva.

Usted se decantó por la especialidad de Historia, ¿cómo esta llega a su vida?

Luego de todo esto comencé a impartir clases en la Secundaría Básica José Martí, de Sancti Spíritus, aquí llega la Historia. Fue una sorpresa, pues siempre me fue mejor en las Matemáticas.

Luego me convocaron para trabajar en el preuniversitario Eusebio Olivera, todavía esta institución no era igual que hoy. Empecé aquí en 1979, era un pre normal, luego fue Preuniversitario de Ciencias Exactas, fui fundador, allí trabajé 23 años, en este momento estudiaba también mi Licenciatura en Historia y Ciencias Sociales. Trabajé en los Camilitos, luego llegó la Enseñanza Superior, fui profesor en Ciencias Médicas y en la Universidad de Sancti Spíritus José Martí Pérez de nuestra provincia, allí me jubilé y luego me reincorporé.

¿Qué es lo más apasionante de la Historia?

Es muy difícil responder, pues todo me apasiona. Les dedico especial interés a las actuaciones de las diferentes personalidades, y trato de hacer hincapié al trabajarlas con los estudiantes. Por ejemplo, estudiar a Maceo, quien era un joven graduado de enseñanza primaria, pero siempre traía consigo libros, era un autodidacta extraordinario, es evidente en sus cartas por el brillante vocabulario utilizado.

Como educador que se ha desempeñado en todos los niveles educativos, ¿cuáles son las diferencias entre la Enseñanza Superior y las demás?

Guardo especiales recuerdos de la Enseñanza Primaria, lo que no se logra aquí es muy trabajoso de lograr después. En la Primaria el estudiante admira tanto a su maestro que su palabra es ley. Es un momento fundamental en la vida del estudiante.

Aquí aprenden a redactar, la ortografía, a escribir, a dominar los cálculos, así como la formación de valores; luego esto se refuerza, pero es necesario lograrlo en la Primaria. Esta enseñanza me marcó profundamente por el impacto que tiene en los estudiantes.

Fui su alumna y a la vez testigo del bonito vínculo que logra establecer con sus estudiantes, ¿cómo lo logra?

Para impartir Historia no es necesario tener los conocimientos solamente, los sentimientos son muy importantes, hay que sentirla para impartirla. Es una asignatura que se imparte con el corazón. El objetivo del profesor no es que el alumno repita la historia, debe sentirla. La historia es necesario hacerla viva.

Hay personas que me dicen que debo madurar, pues siempre me mantengo haciendo lo mismo que los muchachos, y les digo que quiero hacerlo, pues me gusta compartir con ellos, acercarme. Lo primero para un profesor es sentarse en la silla del estudiante y ponerse en su lugar, para así poder entenderlo y ayudarlo.

¿Qué es lo más gratificante para usted como profesor?

Ha sido una carrera trabajosa, con insatisfacciones a veces; pero, sobre todo, te da la satisfacción de saber que eres parte de la formación de tantas generaciones. A veces te cruzas con alumnos que no te saludan, eso me duele, pues considero que a todos mis estudiantes les he ayudado a aprender, hay otros a quienes en ocasiones no recuerdo y se acercan a mí, eso realmente es lo más gratificante.

Recuerdo un grupo creado hace poco de una graduación del Eusebio Olivera, y allí me apareció un estudiante, José Ramón del Cristo, un muchacho muy consagrado, hoy es cirujano, al verlo me llenó de orgullo saber el gran profesional y mejor ser humano en el que se convirtió, saber que desempeñé un papel en ello me hace sentir muy orgulloso.

Desde hace varios años también trabaja como repasador particular en su casa, ¿cómo ha sido este trabajo?

No recuerdo exactamente cuando empecé, creo que lo he sido toda la vida. Siempre han llegado alumnos a mí para aclarar dudas, eso ya es ser repasador. Comencé cuando empezaron las pruebas de ingreso. Aquí también llegan vecinitos de la Primaria para que los ayude y lo disfruto mucho, pues tengo que buscar libros y prepararme.

Me siento a plenitud cuando transmito mis conocimientos, llegué a esta profesión por casualidad, pero ha sido un gran acierto en mi vida. Hay estudiantes a quienes no les cobro, pues no tienen buenas condiciones económicas, pero por ello no dejan de venir a mis repasos, me siento muy contento con eso, me haría muy infeliz saber de alguien que necesite de mis conocimientos y yo no pueda compartírselos.

¿Por qué alumnos, además de recibir clases, acuden a un repasador?

Creo que la responsabilidad en el estudiante ha mermado mucho, hay estudiantes que vienen a nosotros para fortalecer los conocimientos. Recuerdo que cuando comencé a trabajar no había repasadores, los alumnos se preparaban con lo que les dábamos y salían bien.

Los profesores hemos acomodado en cierta medida al estudiante, me parece fundamental el uso de los libros de texto y no mandarlos a buscar bibliografía en Internet que, aunque es válido, no creo sea lo más sano.

¿Cuáles son las principales carencias que tienen los estudiantes en el conocimiento de la Historia de Cuba?

Me parece que debemos evitar que el estudiante memorice los conocimientos históricos, debe razonarlos y entenderlos. El profesor no debe reducir el número de temas a estudiar para una prueba, eso no ayuda al alumno, lo enseña a repetir la historia y no a razonarla.

Todo esto limita el desarrollo de sus habilidades, sucede mucho que al cambiar el enfoque del contenido el alumno se pierde, pues no razona, me parece que esa es una de las grandes lagunas que existen en Cuba hoy.

Me parece fundamental que en la universidad se imparta Historia, algo que muchos estudiantes no comparten, aquí se sistematiza el contenido, pero va mucho más profundo, y se adentra en contenidos que el estudiante antes no había visto, es profundizar en la cultura general de los jóvenes.

Como todo apasionado por la historia usted también se ha inclinado por la ciencia, ¿en qué investigaciones trabaja actualmente?

“Trabajé en la Facultad de Cultura Física, allí hicimos investigaciones de la historia deportiva en Sancti Spíritus, estudiamos las vidas de glorias deportivas espirituanas, como José Antonio Huelga, Modesto Verdura, boxeadores profesionales nuestros y otras. Llegamos a montar más de 80 historias de vida en estas investigaciones, trabajamos con equipos deportivos también, como el equipo ganador de la Serie Nacional en 1979.

“Actualmente acopio datos para escribir la historia del danzón en la provincia, lleva mucho trabajo, he contado con la ayuda de Juan Enrique Rodríguez Valle, quien escribió parte de esa historia en el siglo XIX, pero hay períodos inconclusos aún. Hay que buscar las orquestas, dónde se bailaba, quiénes lo bailaban; por ejemplo, tenemos que en la Sociedad el Progreso no se bailaba danzón ni se permitía la entrada de negros, contrataron a Benny Moré, quien debía entrar por una escalera lateral y tocar en el balcón sin unirse a los blancos, fue muy humillado y decidió no cantar más allí.

“Trabajo también en una investigación sobre la historia del Partido en Sancti Spíritus desde la década de 1950, estamos en la etapa de corrección. Hay otro proyecto entre manos para rescatar la historia de Sancti Spíritus desde 1950 hasta 1965. Realmente disfruto mucho cuando trabajo en estas investigaciones, pero debo aclarar lo complejas que son, y el tiempo y dedicación que requieren”.

Al terminar la entrevista y abandonar la casa de quien fuera mi profesor, pude darme cuenta una vez más de la capacidad extraordinaria de Nilo para hacer que te enamores de la historia una y mil veces.

*Estudiante de Periodismo

Gabriela Estrella Cañizares*

Texto de Gabriela Estrella Cañizares*

4 comentarios

  1. javierdeltorovaldivia@gmail.com

    Comenzamos juntos la profesión de maestros primarios. Su explicación es real y verídica. Fue una época difícil. Pero aprendimos a educar. Y enseñar. Niño continuó la profesión y otros no la seguimos por cuestiones dela vida que nos llevó a otra profesión. Yo por ejemplo como militar y más tarde jurista. Ero seguimos como educadores en otras ramas del saber. Niño. Mi amigo personal que estudiamos desde la Secundaria básica en un poblado cercano a Remedios( Jinaguayabo. Secundaria Prestes Acosta. Admirable compañero.

  2. Ysrael Coca Monteagudo

    Nilo es un excelente profesor y amigo incondicional, trasmite la Historia con una fluidez y maestría que solo puede hacerlo el que lo lleva en el corazón. Es estudioso e incansable. Ha realizado una ingente labor en la preparación de alumnos para el ingreso al IPVCE y aún jubilado sigue activo en la docencia.
    Mis felicitaciones para el profe y para el.periodista por enaltecer la labor de quien lo merece

  3. Maikel Ortega Salabarria

    Me ha encantado el material publicado por el periódico Escambray. Justo reconocimiento al profesor Nilo Durán. Considero que en muchos lugares del mundo sus alumnos sentirán la.misma alegría que yo que me lo tropiezo casi a diario porque realmente es un compañero extraordinario un profesor que sabe conquistar el corazón de los alumnos. Le llamábamos Nilito el bueno y lo respetabamos mucho. Aunque tenía la gracia de hacernos reír en sus clases. En una ocasión un compañero adilaba la punta del lápiz en una esquina de la mesa y Nilo detuvo la clase llamando al compañero por el nombre de Serafín, cuando lo llamo por cuarta ocasión el alumno que había terminado de afilar la punta del lápiz le dijo profesor yo no me llamo Serafín y Nilo respondió: No. !Es que será el fin de esa mesa! Hizo dos reflexiones. Una es que si cada uno de los alumnos de la escuela realizaba la.misma acción en un mes no tendríamos la.mesa y luego planteo que si el compañero fuera una mesa y cada alumno le afilara la punta del lápiz encima el primero empezaba por la cabeza y no tenía idea dónde afilaria la punta el último. Aquello dio mucha risa excepto a «Serafín». Han pasado 28 años de aquel día y nunca más he afilado una punta de lápiz en una mesa, Nilo se las ingenio para dar una bella lección desde el humor más criollo y refinado que he visto. Realmente felicito al periódico Escambray por homenajear en sus páginas a un compañero tan ilustre. Al menos para mí.

  4. Gran maestro de todos los tiempos, lo recuerdo con cariño y siempre sonriente.

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