Zaceña y parrandera de corazón

Aunque los tiempos actuales distan de los años de esplendor de la parranda y los recursos son limitados, hoy se trabaja en buenas obras de arte, afirma Ileana Maceda,una autoridad en este tipo de fiestas populares

La parranda se sufre, pero se goza el día de armar la carroza, de salir el barrio y las cosas salen bien porque ves tu trabajo terminado, señala Ileana.

Zaceña y parrandera de corazón. Así se define Ileana Maceda Hernández, parcial del barrio Occidente en la parranda del poblado de Zaza del Medio.

Ha estado inmersa en esos trajines desde que tenía siete años de edad, motivada por el amor de su padre José Maceda, conocido como el Gallego, quien fuera carpintero de profesión y oficialmente jefe de carpintería en el barrio del Perro, y su madre, que también ayudaba en las labores de decoración.

“No podemos dejar morir la parranda, tenemos que enseñar a las futuras generaciones a no ser escépticas y no querer la parte mala y oscura que la parranda pueda dejar, la parte en que la rivalidad se convierte en problemas mayores, y esa es una forma de salvar la parranda en lograr la unidad y rescatar los hijos de esos parranderos que todavía existen y colaboran con los barrios”, agrega Ileana.

La artista tiene el privilegio de haber vivido momentos excepcionales con las carrozas monumentales, que antes eran verdaderas obras de arte.

La artista aficionada y farmacéutica de profesión apunta que antes no había nada importado y todo se hacía en el barrio, desde la carpintería, la electricidad, la decoración, las comparsas, las carrozas bailables hasta las congas.

Tiene el privilegio de haber vivido momentos excepcionales con las carrozas monumentales, que antes eran verdaderas obras de arte y gracias a estas conocer a personalidades de la isla que venían a disfrutarlas.

Según Ileana, los tiempos actuales distan notablemente de los años ochenta, una época de esplendor de la parranda; los recursos actualmente son limitados, pero a pesar de eso este año se trabaja en buenas obras de arte.

“La parranda se sufre, pero se goza el día de armar la carroza, de salir el barrio y las cosas salen bien porque ves tu trabajo terminado, te sientes realizada, aunque también cansada porque hasta el último día estas pintando, tapando huecos, poniendo papel porque son cosas que aparecen a medida que avanza el montaje; se nota la presencia de un pueblo entero”, apunta.

“Este año —añade— hubo una demora en el presupuesto, pero se está haciendo una heroicidad en medio de la situación que atraviesa el país.

 “Me parece un deber dedicar la parranda a personalidades que se han destacado y están todavía vivas para que la juventud conozca y honre en vida y sea un homenaje a la labor de estas personas que van a poder sentir orgullo de su legado”.

Una de ellas, sin duda, es Ileana, esta parrandera de corazón, que sigue alimentando las esencias de la fiesta más auténtica de Zaza del Medio.

Roxana Hernández Puente

Texto de Roxana Hernández Puente

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