Zaida, la operadora ferroviaria

Todos los trenes que corren por la Línea Central de Oriente a Occidente de la isla o viceversa están bajo la mirada y el cuidado de esta experta en la Estación de Ferrocarriles de Jatibonico

En sus más de cuatro décadas de servicio, ha debido desempeñar varias funciones. (Fotos: Xiomara Alsina/Escambray).

Profundamente concentrada, con los cinco sentidos puestos en su compleja labor, encontramos a Zaida Pérez Reyes, la operadora del movimiento de trenes que por más de 40 años se ha desempeñado en la Estación Ferroviaria de Jatibonico y hoy, cuando está a punto de alcanzar su jubilación, confiesa sentirse orgullosa de asumir tamaña responsabilidad, sin haberse equivocado nunca, porque como bien asegura: “Aquí los errores cuestan vidas”.

Mientras conversamos, se nota diestra en la confección de varios tipos de modelos y a su vez, atiende a la persona que a través de la planta radial le da información relacionada con el recorrido de los trenes de un lado a otro de la isla.

¿Cómo se convierte en operadora?

“Siendo muy joven me fui a Santo Domingo, en Villa Clara, en el año 1981, allí pasé una escuela que me dio la preparación y la calificación para poder desempeñarme. Algunas veces alterné con la actividad de administradora o la de auxiliar, pero siempre estuve convencida de que esta era mi verdadera vocación.

“Le he dedicado gran parte de mi vida al ferrocarril, las personas llegan a este sector y cuando se enfrentan a la realidad, con la gran responsabilidad que ello implica, muchas veces desisten, pero a mí me sucedió lo contrario, me fui enamorando de este oficio y, a pesar de las carencias actuales, que por supuesto afectan el ferrocarril, yo sigo comprometida con lo que hago”.

¿Qué opina su familia de la consagración con que usted ha trabajado en todos estos años?

“Ellos siempre me apoyan, de lo contrario no pudiera estar contando esta historia; aunque reconocen que es duro, porque saben que cuando estoy en mi turno la seguridad de los trenes depende de mí. Yo les digo que se trata de una labor bonita, que se nos va metiendo en las venas y difícilmente uno pueda despegarse.

“A esta altura de mi vida la experiencia es un arma; no obstante, uno nunca puede descuidarse. A veces escuchamos sobre una mala decisión de otro operador y nos duele, porque nadie quiere equivocarse y mucho menos cuando está en juego la seguridad de los viajeros, tripulantes y de mercancías que casi siempre van para la canasta básica o constituyen materias primas para producir”.

“El trabajo del ferrocarril es como un bichito que te entra por las venas”, asegura Zaida.

¿Qué trenes circulan por Jatibonico?

“Por aquí pasan todos, porque esta es la Línea Central, incluidos los especiales con sus nuevos coches chinos, pero también opero los que internamente corren en las líneas del central. A los operadores les toca moverlos, confeccionarles el recorrido hasta la próxima estación lateral, y de todo debe quedar constancia, aquí ninguna orientación queda solo hablada, todo debe estar escrito por un problema de seguridad”.

¿Ha pensado en un relevo para cuando se jubile?

“Lo están buscando, aunque los jóvenes no se sienten muy motivados a seguir estos pasos, aquí hay que contar con una licencia al igual que la de conducción de un vehículo, nos someten a chequeos médicos constantes, exámenes psicométricos, pero lo más difícil es la alta responsabilidad. Se han realizado cursos para operadores y existen plazas disponibles, pero son pocos los candidatos”.

Para Zaida las jornadas de 12 horas de labor pasan sin tedio, el pitazo de la locomotora que se acerca y disminuye la velocidad antes de recibir el derecho de vía, la planta que no deja de activarse con la voz de otro operador de fondo y el modelo que debe llenarse sin equívocos, donde aparecen registrados varios datos, incluidos los tramos con precauciones, entre muchas otras acciones, la mantienen muy atenta.

Un largo historial en esta rama del transporte y su entrega cotidiana a lo que hace ratifican el encomiable desempeño de esta sencilla, afable y experimentada mujer, quien llegó un día a la estación ferroviaria de su pueblo con la misión de operar las vías y de manera anónima ha transitado junto a los cientos de trenes que por allí corren, sin que hasta hoy haya recibido siquiera el reconocimiento del sector al que le ha dedicado su vida.

Xiomara Alsina

Texto de Xiomara Alsina
Reportera de Escambray por más de dos décadas. Especializada en temas socioeconómicos.

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