No permitir que en este 2024 —año en extremo complejo por déficit de combustibles, extensas afectaciones del servicio eléctrico y estrecheces económicas— hubiese un apagón cultural sube a lo más alto del podio de las victorias de trabajadores y artistas de ese sector.
“Hemos puesto de manifiesto la llamada resistencia creativa de nuestra gente —asegura Yoel Pérez Triana, director del Sectorial de Cultura y Arte en Sancti Spíritus–. En medio de las muchas limitaciones que conocemos se sobrepuso el deseo de hacer y se logró mantener lo planificado. Tuvimos que acomodar las acciones muchas veces a las particularidades de los contextos, pero a los públicos le llegaron nuestras opciones”.
De esa forma, sucedieron los principales eventos que de año en año se gestan en el interior del Sectorial y otras propuestas nacidas en el sistema institucional del sector.
“Contamos con invitados de otros territorios que prestigiaron los encuentros. Entre ellos, por ejemplo, la provincia fue de las pocas que no dejó pasar por alto el Festival Universitario del Libro y la Literatura, con la participación de Virgilio López Lemus, a quien se le dedica la XXXIII edición de la Feria Internacional del Libro y, tanto en Trinidad como en Sancti Spíritus, fuimos testigos de la presentación del mediometraje documental: Maisinicú medio siglo después, con la presencia de sus realizadores y otros creadores”.
Si de llegar a la mayor cantidad de públicos se habla, quizá no sea un récord, pero sí un buen average: durante los meses veraniegos se contabilizaron 145 presentaciones por toda la geografía espirituana con más de 11 000 asistentes durante el paso de la XXX Cruzada teatral Por la ruta de Camilo y Che.
“A esa cifra hay que añadirle nuestra presencia en los barrios en transformación porque la política no es cambiar físicamente los entornos sino revitalizar también sus esencias desde su propio talento”.
Y aunque los números de lo hecho confirman que hubo un constante trabajo, aun urge diseñar y materializar programaciones diversas, nacidas de estudios de públicos que satisfagan gustos, preferencias y suplan los vacíos de saberes e identificación con los valores más autóctonos.
“Tenemos que seguir apostando por la realización de un mejor taller de programación que es la semilla de todo lo que se hace después. A veces se realizan actividades que nuestros trabajadores son los mismos públicos. Con eso no podemos conformarnos. Hay que salir afuera de los perímetros de nuestras instituciones y hacer que otras muchas personas se sientan motivadas”.
Sobre esa cuerda de pensamiento, el directivo reconoció que ha faltado el acompañamiento y asesoramiento en el diseño de acciones en los espacios gestados por el sector no estatal, en consonancia con la política cultural cubana. Pululan expresiones de mal gusto como “músicos” o “DJ” sin estar reconocidos por ninguna Empresa Comercializadora, así como fiestas que avivan el mal gusto y la cosificación del cuerpo femenino. Incluso, suceden dentro de instituciones que al tener contratados sus espacios dejan sus responsabilidades en manos de quienes buscan solo llenar sus arcas sin detenerse en el tipo de producto “cultural” que ofrecen.
“Otra de las deudas la tenemos en la enseñanza artística. Si bien logramos retomar las clases en la especialidad de la danza, tras cinco años ausente, la construcción de un tabloncillo con los requerimientos técnicos que se exigen no puede demorar más”.
De igual manera, tampoco puede dilatarse la habilitación de la institución educativa Orlando Paneca, prevista para ser la sede de la formación de la especialidad de instructores de arte. En el actual curso lectivo fue imposible ofertar plazas por estar limitado el espacio de la propia Ernesto Lecuona, única institución perteneciente a la enseñanza artística en estos predios. Y, aunque, urge contar con un local para esa formación, su ubicación en la periferia de la urbe del Yayabo mantiene el ceño fruncido a profesores y creadores por ser una limitante para el diálogo necesario entre educandos y los referentes artísticos.
“Según las necesidades de la provincia, ya se concibió la matrícula para el próximo curso: 30 estudiantes, 16 internos y 14 seminternos. Su formación y egreso son prioridades por el déficit de esos profesionales en la provincia”.
Entre las muchas urgencias para el hoy y mañana se identifica, además, el estado constructivo de la red institucional del sector cultural. Basta con pensar en el Museo de Arte Colonial, el Museo Municipal de La Sierpe, la cúpula de la Biblioteca Provincial Rubén Martínez Villena, el Museo de Arroyo Blanco, la Galería de Arte Oscar Fernández Morera, la Biblioteca Municipal de Jatibonico… para que aparezca más de un dolor de cabeza.
“Es realmente muy complejo porque el 90 de las edificaciones nuestras son viejas; incluso, las más jóvenes precisan de mantenimiento, pero no siempre contamos con el presupuesto. La ausencia de los materiales que se exigen en las construcciones patrimoniales, así como sus altos precios en un contexto donde la inflación económica no tiene control, refuerzan la lentitud en esas acciones.
“Afortunadamente, en este 2024 como regalo del Ministerio de Cultura por ser Sancti Spíritus la sede central por la efeméride del 26 de Julio, se pudo reabrir el Teatro Principal al recibir tecnología de luces y sonidos. Igualmente, se restauró el Conjunto Monumentario del Complejo Histórico Camilo Cienfuegos, en Yaguajay, y se pudieron hacer acciones de menor envergadura en museos y bibliotecas.
“El Gobierno provincial entregó casi 30 millones de pesos fuera de lo previsto en los planes. Pero, si hablamos de insatisfacciones en ese sentido nos queda muchísimo porque somos del criterio que las instituciones culturales tienen que ser bellas, que todo el mundo se identifique con ellas a partir de sus condiciones y la calidad de sus propuestas”.
En la larga lista de espera de los muchos anhelos de trabajadores y artistas también están la concreción de una eficaz galería de arte comercializadora, la sede de la Banda Provincial de Conciertos y de la filial espirituana de la Asociación Cubana de Artesanos Artistas, así como generar espacios de trabajo tentadores para que la emigración hacia otras plazas nacionales e internacionales no sea prioridad para los jóvenes, romper los muchos tropiezos que implica producir y grabar producciones discográficas y sostener todos los fines de semana con artistas de aquí y de fuera la programación del Teatro Principal.
Aunque pequemos de absolutos, sin duda el suceso cultural de 2024 a nivel de país fue el Congreso de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba. Además de trazarse estrategias de trabajo y mirar con lupa problemáticas lacerantes para la nación, analizó un tema que es prioridad para este país: la colonización cultural. ¿Desde Sancti Spíritus cómo se disipan las huellas de ese inevitable fenómeno?
Tenemos que empezar por aquí en la misión de darle el verdadero valor a nuestra cultura y tradiciones. Para ello, se precisa conocer también qué es banal, qué no aporta, qué nos hace daño, deforma… para que se decida con conciencia lo que realmente se desea consumir. Por ello, para el 2025 entre nuestras cuestiones principales están generar espacios sistemáticos de diálogo con nuestro gremio artístico y diseñar programaciones con propuestas sólidas, inteligentes, coherentes y que salgan hacia donde estén los públicos como las instituciones educativas.
Pero, solo tendremos un resultado positivo si contamos con un acompañamiento porque en todos los procesos resulta imposible que solo se trabaje desde el sector.
Que hay muchos escépticos e incluso detractores a quienes hay que enfrentar, es cierto, pero tengo la absoluta confianza de que con un trabajo sistémico se puede lograr.
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