Mujeres: Las que dan más luces

Este 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, llega la reverencia a las heroínas de ayer y de hoy

“¿Qué había en esa mujer, qué epopeya y misterio había en esa humilde mujer?”, se preguntó Martí acerca de Mariana Grajales.

Las mujeres sostienen el mundo si se lo proponen. Las que conozco desde mis lecturas escolares encajan en esta mirada nacida de más de un poeta. Así, de cuerpo entero, llega Mariana Grajales, la madre de los Maceo, descrita por el doctor Eusebio Leal como la heroína mambisa que trajo al mundo 14 hijos, “a los cuales crió en la fiereza de sus tradiciones y en el dominio de la educación y el deber de Madre de la Patria”.

Mariana también despertó la pluma, el elogio de José Martí, quien escribió en el periódico Patria: “¿Qué había en esa mujer, qué epopeya y misterio había en esa humilde mujer, qué santidad y unción hubo en su seno de madre, qué decoro y grandeza hubo en su sencilla vida, que cuando se escribe de ella es como de la raíz del alma, con suavidad de hijo, y como de entrañable afecto?”.

De aquella y otras mujeres vale decir, además: tenían bien plantado los pies sobre la tierra. Se ganaron un respeto merecido. María Cabrales, esposa de Antonio Maceo, el Titán de Bronce, continúa siendo símbolo de la guerrera mambisa que partió a la manigua a compartir miseria y balas, a ayudar en cuanto le fuera posible en los hospitales de sangre y en el combate.

Una espirituana inmensa, Isabel María de Valdivia, madre del Mayor General Serafín Sánchez, abandonó todas sus comodidades hogareñas y marchó a los 68 años a la guerra para cuidar y curar heridos, también para fabricar municiones. Cuentan que sus manos amantísimas, en noches de luna llena, cosían las ropas raídas de los mambises.

En estas grandezas de mujer caben, igualmente, las madres de los Cinco Héroes que durante años permanecieron encarcelados en Estados Unidos. Sin quejas, ellas sobrellevaron los dolores de la separación, las desgarraduras de la cárcel, la humedad irrespirable del llamado “hueco”, la zozobra de que sus hijos vivieran condenas que no podían pagar ni siquiera con dos vidas.

Alguien significó: en la adversidad, las mujeres son firmes como las rocas. Las de hoy —digo yo— van por la vida así, recomponiendo sueños. Son, con seguridad, las más innovadoras, las más atrevidas en tiempos de carencias. Ellas son, sin dudas, las que orientan mejor y dan más luces.

Arelys García Acosta

Texto de Arelys García Acosta
Máster en Ciencias de la Comunicación. Reportera de Radio Sancti Spíritus. Especializada en temas sociales.

Escambray se reserva el derecho de la publicación de los comentarios. No se harán visibles aquellos que sean denigrantes, ofensivos, difamatorios, o atenten contra la dignidad de una persona o grupo social, así como los que no guarden relación con el tema en cuestión.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *