Los ataques de Israel dejaron unos 80 muertos y más de 160 heridos durante las últimas 24 horas en varias zonas de la Franja de Gaza, informaron este martes las autoridades de salud del enclave palestino.
En un comunicado de prensa, precisaron que las estadísticas no incluyen a los hospitales en la Gobernación de Gaza del Norte, debido a la dificultad para llegar a ellos.
Según el informe, numerosos cadáveres y personas heridas continúan atrapados bajo los escombros de construcciones destruidas o en las calles, pues los actuales bombardeos y la ausencia de corredores seguros siguen obstaculizando el trabajo de las ambulancias y del personal de defensa civil.
Desde que Israel reanudó su intensificada campaña militar el pasado 18 de marzo, al menos 3 901 palestinos han muerto y otros 11 088 han resultado heridos, elevando a 54 056 muertos y 123 129 heridos el saldo desde que comenzó en octubre de 2023 la escalada de ataques y bombardeos contra Gaza.
Israel y Hamás alcanzaron un acuerdo de cese del fuego con la mediación de Egipto, Catar y Estados Unidos en enero de 2025, pero colapsó dos meses después cuando Israel reanudó sus operaciones militares en la Franja al finalizar la primera fase del acuerdo, sin llegar a un acuerdo sobre el inicio de su segunda fase o su prolongación.
Este martes, el Gobierno israelí informó que se abrieron dos puntos de distribución de ayuda en Ráfah, en el sur de Gaza, “en estrecha coordinación con Estados Unidos” y gestionados “por la Fundación Humanitaria para Gaza (GHF, por sus siglas en inglés) y la compañía de seguridad civil americana” como parte de un plan privado que apoyan Washington y Tel Aviv.
Paralelamente, la ONU dijo no tener información del inicio de la distribución de alimentos. “No tenemos ninguna información”, declaró Juliette Touma, portavoz de la agencia de la ONU para los refugiados palestinos (UNRWA), durante una videoconferencia con la prensa.
La Fundación Humanitaria de Gaza (GHF), registrada desde febrero en Ginebra y sobre la cual se sabe muy poco, anunció el lunes haber iniciado entregas de alimentos en Gaza.
La iniciativa, que implica que Israel asume el control de la distribución de ayuda en la Franja de Gaza, ha sido rechazada por Naciones Unidas, que alega que socava el principio de que la ayuda humanitaria debe distribuirse independientemente de las partes en conflicto, en función de las necesidades.
La ONU recordó a mediados de mayo que ya hay un plan de ayuda “neutral e independiente” y que la organización cuenta con el personal, redes de distribución, la confianza de las comunidades y el respaldo de la gran mayoría de la comunidad internacional para llevarlo a cabo, pero se necesita que el Gobierno de Benjamin Netanyahu deje de obstaculizar las operaciones humanitarias en la Franja.
“Sabemos lo que se necesita y lo que falta, pero estamos muy lejos de ese objetivo diario”, dijo Touma este martes, y añadió que “al menos entre 500 y 600 camiones deberían ingresar diariamente a Gaza, cargados no solo con suministros, sino también con medicamentos, material médico, vacunas para niños, combustible, agua y otros productos básicos esenciales para la supervivencia de la población”.
Jens Laerke, portavoz de la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU (OCHA), recalcó que la ONU no está implicada en la labor de la fundación GHF.
Afirmó que esa iniciativa “nos aleja de lo que realmente se necesita, que es la reapertura de todos los puntos de paso hacia Gaza, un entorno seguro dentro de la Franja y una facilitación más rápida de autorizaciones y aprobaciones finales para todos los suministros de emergencia que tenemos justo fuera de la frontera y que deben ser entregados”.
Desde el 2 de marzo no se ha podido entregar ninguna ayuda de la UNRWA, indicó Touma.
La iniciativa de GHF, abierta mientras continúan los ataques israelíes, también es vista con recelo por los palestinos. “Por mucho que quiera ir porque tengo hambre y mis hijos también, tengo miedo”, dijo a AFP Abu Ahmed, de 55 años y padre de siete hijos.
Funcionarios israelíes afirmaron que una de las ventajas del nuevo sistema de ayuda es la posibilidad de examinar a los receptores para excluir a cualquiera que esté relacionado con Hamás.
Los grupos humanitarios informados de los planes de la fundación afirman que cualquier persona que acceda a la ayuda tendrá que someterse a una tecnología de reconocimiento facial que muchos palestinos temen que acabe en manos israelíes para ser utilizada con el fin de rastrearlos y, potencialmente, convertirlos en objetivos.
No se han hecho públicos los detalles exactos del funcionamiento del sistema.
Israel utiliza ampliamente el reconocimiento facial y otras formas de identificación biométrica en la Cisjordania ocupada, y los medios de comunicación israelíes e internacionales han informado de que también emplea estas técnicas en Gaza.
Unos 300 escritores denuncian el genocidio en Gaza
Alrededor de 300 escritores francófonos, entre ellos dos premios Nobel de Literatura −Annie Ernaux y Jean Marie Gustave Le Clézio−, denuncian en una tribuna publicada este martes el genocidio contra la población en Gaza y exigen un alto el fuego inmediato.
“Así como fue urgente calificar los crímenes cometidos contra civiles el 7 de octubre de 2023 como crímenes de guerra y de lesa humanidad, hoy es necesario nombrar el genocidio”, escriben en una carta publicada por el diario francés Libération.
“Más que nunca, exijamos que se impongan sanciones al Estado de Israel, reclamemos un alto el fuego inmediato que garantice la seguridad y la justicia para los palestinos, la liberación de los rehenes israelíes, la de los miles de prisioneros palestinos detenidos arbitrariamente en cárceles israelíes, y que ponga fin, sin demora, a este genocidio”, agregan.
Entre los firmantes están autores recientemente galardonados con el Premio Goncourt, como Hervé Le Tellier, Jérôme Ferrari, Laurent Gaudé, Brigitte Giraud, Leïla Slimani, Lydie Salvayre, Mohamed Mbougar Sarr, Nicolas Mathieu y Éric Vuillard.
Las acusaciones contra Israel se multiplican, proviniendo de la ONU y otras organizaciones internacionales, grupos defensores de derechos humanos y un número creciente de países.
Los firmantes de la carta que publica Libération afirman que la calificación de genocidio “no es un eslogan” y rechazan “mostrar una empatía generalizada y sin objeto, sin calificar este horror ni precisar de qué se trata”.
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