Hugo Chávez: Reverencia a un redentor

Acompañando la tristeza por la partida fugaz de un símbolo, me siento a presenciar el tributo póstumo a Hugo Chávez frente a la pantalla de mi televisor. Afortunadamente, Telesur difunde las noticias minuto a minuto. Así, no me pierdo ni un instante del cortejo fúnebre en la capilla ardiente que

Acompañando la tristeza por la partida fugaz de un símbolo, me siento a presenciar el tributo póstumo a Hugo Chávez frente a la pantalla de mi televisor. Afortunadamente, Telesur difunde las noticias minuto a minuto.

Así, no me pierdo ni un instante del cortejo fúnebre en la capilla ardiente que acoge el cuerpo del Comandante Presidente, ni la llegada de los mandatarios para la despedida sin precedentes, al menos en la última centuria, a líder alguno de Latinoamérica y del mundo.

Percibo los gestos de cada ciudadano que pasa junto al féretro. La mayoría se persigna, una parte  importante coloca una mano al lado izquierdo del pecho, como diciendo: te queremos. Otros le reverencian con la gorra, la cabeza. Un señor entrado en años golpea con su puño derecho sobre la mano izquierda abierta. Muchos lloran, visiblemente consternados.

¿Qué edad tendrá el pequeño que se asoma a escudriñar el rostro del hombre más nombrado en Venezuela en los últimos 14 años? Yerro: no se trata únicamente de un infante. Muchos de ellos asisten al funeral, solos o acompañados de sus mayores. Lo mismo los levanta quien los acompaña que los hombres de traje negro que velan por el orden en el lugar, y que anulan cualquier intento de tocar el cristal, como no sea el de algún Presidente, como Correa, que lo hizo dos veces en los aproximadamente 10 minutos que estuvo allí, como conversando a solas con su amigo sin pronunciar una palabra.

Las horas se me van sin darme apenas cuenta. Personalidades del mundo, analistas internacionales, amigos de Chávez en Sabaneta de Barinas, expresidentes, activistas por los Derechos Humanos en el mundo, son muchos quienes se sobreponen al sobrecogimento propio de estos días para hablar de aquel a quien ya muchos llaman salvador. A veces conjugan los verbos en pasado, a veces en presente. Cuesta asimilar la cruda verdad de un hombre entero, saludable apenas 20 meses atrás tendido ahora exánime.

¿Por qué esa señora emerge como del suelo? Es que le ayudan a levantarse de su silla de ruedas. La escena se repite de tanto en tanto. Padres con niñas o niños en brazos, abuelos, abuelas. Una de ellas casi cae, en medio de un llanto incontenible, pero alguien la sostiene. A 800 metros del sitio donde tienen lugar las honras fúnebres, la fila interminable. Un periodista de Telesur relata los detalles: hay quienes esperaron hasta 12 horas para despedirse de su presidente, hay quienes, fatigados, requieren asistencia médica. Pero nadie renuncia. Reparten agua, caramelos, a fin de que la espera resulte menos trabajosa. El Vicepresidente Nicolás Maduro, en determinado momento, sube a un vehículo alto y desde allí habla a los reunidos.

La llegada de Raúl Castro pone una nota de emotividad a la capilla ardiente: los presentes se levantan para aplaudir a una nación que acogió a Chávez como un hijo, y aunque no está presente la mayoría, seguramente, piensa en Fidel. El abrazo con la madre del Comandante Presidente resulta prolongado. A un costado, una de las hijas también, en medio de su llanto, aplaude a Cuba.

Sin parangón lo que se presencia desde el propio 5 de marzo de 2013 en que la era se partió en dos: antes y después de Chávez. Y hablando en esos términos, hay quienes ya se refieren a él como a otro Jesucristo. Le llaman redentor, le igualan, en la herida abierta entre tantas multitudes, con Ernesto Guevara, a quien también, y no solo en La Higuera boliviana, le tienen por un santo.

No diría yo que se nos ha ido un ser celestial, de otro mundo o planeta. Un ser tan terrenal como nosotros mismos ha sido forzado, por una enfermedad, a abandonar la vida que estaba dedicando a luchar por los pobres de Venezuela, Latinoamérica y la Tierra toda. Con una huella perceptible incluso desde antes de su muerte, Chávez acaba de pasar al grupo de los inolvidables, inmortales. Se ha ido un hombre, le ha nacido una estrella a la  no muy nutrida constelación de los libertadores.

Delia Proenza

Texto de Delia Proenza
Máster en Ciencias de la comunicación. Especializada en temas sociales. Responsable de la sección Cartas de los lectores.

Comentario

  1. Excelente cronica de DELIA PROENZA pero a la vez los hombres con virtuosismo probado tienen todas las probabilidades de tener sobre-vivencia mas alla de lo inimaginable pues el comandante presidente CHAVEZ hubo de expandir su linaje repleto de virtudes y mas que pocos poseen salvo excepciones uno de ellos es FIDEL CASTRO RUZ pues ambos son voluntarioso abnegado e inquebrantable luchadores en favor de un balance equitativo en favor de los pobres del mundo e igualdad de genero pero sobre todo anti-imperialistas causantes del deterioro progresivo de los seres humanos insolventes de todas las naciones en lo personal constantemente le hago reverencia a ganadores y victoriosos como lo fue el Comandante presidente CHAVEZ pues contra viento y marea se a multiplicado en los corazones de todas las personas de buena voluntad y deseos como yo y millones de personas igualmente. Lazaro izquierdo

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