Al atardecer del 13 de agosto de 1959 Trinidad simulaba ser una ciudad en manos de los sublevados de la Rosa Blanca. Dos días atrás se iniciaban las supuestas acciones que lograron convencer a grupos de la burguesía nacional y exmilitares batistianos e incluso a enemigos más poderosos.
La joven Revolución cubana apenas iniciaba su camino de luz y desde República Dominicana se fraguaba una conspiración, organizada y financiada por la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos (CIA), con la aprobación del gobierno títere de Rafael Leónidas Trujillo.
El trinitario Norberto Rodríguez Cadalzo, combatiente de la clandestinidad y del Ejército Rebelde, cuenta a Escambray su participación en estos acontecimientos, que mostraron el genio táctico y estratégico del Comandante en Jefe Fidel Castro, quien confundió a los jefes de la sedición mientras los habitantes de la sureña villa aguardaban expectantes.
“Se nos encomendó la tarea de situar un grupo de compañeros para recorrer las calles de la ciudad y exhortar a la población para que no encendieran las luces y hacer creer que Trinidad había sido tomada”, evoca este hombre que ama y respeta mucho la historia.
De los sucesos en los cuales resultó protagonista recuerda todos los detalles: “Nos dividimos por grupos con misiones específicas, el nuestro se situó en la carretera hacia Sancti Spíritus con la orden de realizar tiroteos para dar la impresión de enfrentamientos y que la ciudad estaba tomada por las fuerzas enemigas; otros compañeros se emplazaron en la salida para Cienfuegos y en otros puntos estratégicos”.
Con una probada vocación revolucionaria, Norberto rememora el ambiente de tensión entre la población ante el movimiento de rebeldes y los disparos: “Me impresionó mucho escuchar la voz de Fidel en el altoparlante que llamaba a todos a mantenerse en sus viviendas con las luces apagadas. Estaba a punto de acabar con el complot enemigo”.
Los supuestos combates se extendieron por dos días hasta que el día 13 Fidel decidió poner punto final a la conjura; celebraba entonces su cumpleaños 33 mientras puntualizaba el plan para neutralizar a los conjurados y recorría varios puntos de la villa. En la tarde noche llegó al aeropuerto local el otro avión que se esperaba.
La aeronave C-47 aterrizó cargada de granadas, ametralladoras, fusiles y pistolas, además de 11 personas, entre exmilitares batistianos y mercenarios pagados por el dictador Trujillo. En la pista gritos de “¡Viva Trujillo!” y “¡Abajo Fidel!” aportaron más credibilidad al teatro montado por los soldados rebeldes.
Entonces, la descoordinación de uno de los compañeros puso en alerta a los conjurados, que abrieron fuego contra los revolucionarios. Se escucharon gritos de traición e inmediatamente el sonido de las ametralladoras. En las acciones murieron el excapitán Francisco Betancourt y Carlos Vals, dos de los participantes en el complot y los combatientes Frank Hidalgo-Gato y Eliope Paz Alonso y Héctor Reytor Fajardo (este último falleció 42 días después).
A 62 años de los sucesos el también luchador de la clandestinidad lamenta la muerte de sus compañeros: “Estos jóvenes se suman a las innumerables víctimas del terrorismo a lo largo de más de seis décadas. Los cubanos no olvidaremos jamás los crímenes contra nuestro pueblo”.
Lo que nunca sospecharon los mercenarios bajo las órdenes del dictador dominicano, ni siquiera la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos, artífice principal de la conjura, fue que Fidel conocía del macabro plan y el propio día de su cumpleaños se encontraba en el aeropuerto trinitario, junto a Camilo Cienfuegos, Celia Sánchez, y Demetrio Montseny, entre otros oficiales del Ejército Rebelde, para dirigir los combates y desmontar la farsa batistiano-trujillista
Días antes se neutralizó parte del complot en La Habana con la captura de los conjurados y el 13 de agosto se le puso punto final en esta ciudad, al centro sur de Cuba, que cobija a participantes de esos sucesos, como Norberto Rodríguez Cadalzo con 86 años y la misma vocación revolucionaria de sus tiempos mozos.
Desde entonces, en el aeropuerto Alberto Delgado se rememoran los hechos, se rinde tributo a los revolucionarios caídos en las acciones y se recuerda a Fidel, quien celebró su primer cumpleaños en Revolución en Trinidad.
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