Guillermo Díaz Rodríguez, vecino de la calle Tello Sánchez No. 130, en la ciudad de Sancti Spíritus, hizo llegar una misiva a este órgano de prensa para dar a conocer su inconformidad ante el corto tiempo establecido por Comercio —siete días— para adquirir los cigarros que se expenden a través de las bodegas.
“El día 9 voy a sacar los cigarros de la cuota en la tienda El Caimito y sus empleados me dicen que ya se había vencido el período en que debía hacerlo. Según ellos, el producto lo recepcionaron el 31 de agosto y solo tenía siete días para comprarlos. Yo me pregunto, si del 31 al 9 hay dos domingos por el medio (1 y 8 de septiembre) ¿por qué ya perdí el derecho a sacarlos?”, expone el remitente.
Más adelante añade: “Pregunté a dónde fueron a parar los cigarros que me corresponden y según la administradora fueron vendidos a la población. ¿De verdad? ¿Debo creerlo? ¿Hasta cuándo seremos objeto de arbitrariedades y maltratos? ¿Por qué vencen los productos de la bodega en medio de esta situación en que vivimos?”.
Con la inconformidad de Guillermo y sus interrogantes en agenda, Escambray buscó respuesta en diálogo con Ariel Fernández Martín, director del Grupo Empresarial del Comercio en la provincia, quien explicó que el plazo de solo siete días para la adquisición de dicho producto obedece a una política de distribución nacional, pues el cigarro es un producto liberado-controlado que no forma parte de la canasta familiar normada.
“Para garantizar los cigarrillos en las bodegas, Comercio tiene que pagarlos por adelantado y necesita recuperar ese dinero para continuar con sus operaciones de compra a los diferentes proveedores”, expuso el directivo como otro de los argumentos.
En relación con algunas interrogantes de Guillermo sobre a dónde fueron a parar sus cigarros, Fernández Martín dijo que está establecido venderlos de forma liberada a la población, siempre respetando el precio de 30 pesos cada cajetilla.
Si bien es cierto que el remitente ya no tenía derecho a sus cigarros porque realmente el día 9 ya había transcurrido el tiempo estipulado, a pesar de los dos domingos que no se cuentan, el resto de las interrogantes formuladas llevan a determinadas dudas o desconfianza.
En medio de tantas limitaciones, el hecho de ser la única opción un poco viable desde el punto de vista de costo para los fumadores, si tenemos en cuenta que este tipo de cigarro se oferta en el mercado informal a 100 pesos y más, vale la pena reflexionar sobre el tiempo de expendio en las bodegas, pues es un producto que no se echa a perder, como sucede con los cárnicos o los huevos.
Por otra parte, ¿qué mecanismos de control existen para garantizar que realmente el excedente de cigarro que queda en cada bodega —que al decir de Fernández Martín no es mucho— tome el destino legal y se expenda al precio establecido? Nunca debemos permitir brechas al negocio ilícito o el contrabando, tendencias más negativas aún en medio de tantas limitaciones y escaseces.
Escambray reitera que debería analizarse la posibilidad de extender el plazo, al menos a 15 días, tiempo suficiente para que las personas puedan planificar su economía familiar y también soltar una bocanada de humo, por dañina que sea, con sumo placer y sin apuros.
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