Cuba enfatiza su estrategia de enfrentamiento a las drogas: Tolerancia cero

Cuba hace un llamado a continuar movilizando la conciencia y la responsabilidad individual sobre las consecuencias jurídico-penales y el daño a la salud que tiene el consumo de drogas

La alerta mundial se mantiene este año debido a la expansión, crecimiento, diversidad y consumo de las nuevas drogas psicoactivas y las naturales. (Fotos: Cubadebate)

Al intervenir este lunes en el programa Mesa Redonda, el coronel Juan Carlos Poey Guerra, jefe de la Dirección Antidrogas del Ministerio del Interior (Minint), advirtió sobre los crecientes riesgos que el panorama regional e internacional del narcotráfico representa para la soberanía y la seguridad de Cuba, y detalló la estrategia nacional para combatir este flagelo.

Poey Guerra inició su exposición señalando que la alerta mundial se mantiene este año debido a “la expansión, crecimiento, diversidad y consumo de las nuevas drogas psicoactivas y las naturales”. Citó como una preocupación principal el desplazamiento de fuerzas y medios federales de Estados Unidos hacia la zona del Caribe, lo que –afirmó– “confirma y preocupa a partir de que pone en peligro la soberanía de la nación y la seguridad de la región”. En ese sentido, el coronel identificó a EE.UU. como “el principal consumidor de droga del mundo”.

El alto oficial destacó que, según el último informe de la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), “Cuba no es país productor, almacén o tránsito de droga hacia terceros países”. Subrayó que las principales afectaciones son generadas desde el exterior, “motivadas por el creciente flujo de viajeros, el asentamiento de cubanos en países de alta complejidad y con tráfico de droga y el crimen organizado”.

El jefe antidrogas del Minint fue enfático al referirse al impacto de las drogas sintéticas, un fenómeno que calificó de muy peligroso. “La droga sintética en este momento que nos afecta a nosotros es el cannabinoides sintético o químico”, y mencionó otras como “la metanfetamina y los opiáceos”.

Destacó su peligrosidad debido a que “son muy potentes, muy adictivos” y generan “un nivel de contaminación importante”. Además, explicó la ventaja que representan para los traficantes: “Las drogas naturales demoran en su proceso productivo (…). Sin embargo, las drogas sintéticas solamente tienen que sintetizarse en un laboratorio, son más baratas, menos riesgosas para el traficante (…). Por lo tanto, es un gran negocio y lucrativo: menos dinero invertido, más rápido lo obtienen y más rápido lo venden”.

Respecto a las vías de entrada de droga al país, señaló la persistencia de intentos de introducir drogas “empleando la vía marítima rápida”, una situación que se vuelve “mucho más peligrosa y riesgosa cuando se combina la operación de tráfico de personas y de drogas”. Hacia el interior del país, identificó al “cultivo de marihuana” y al “alijo por vía marítima” como las principales fuentes de abasto del mercado interno, aunque recalcó que “el químico [cannabinoide sintético] es el de mayor impacto en nuestra sociedad en estos momentos”.

Frente a este “complejo escenario”, el coronel Poey Guerra explicó que el Minint ha perfeccionado su sistema de enfrentamiento basado en cuatro pilares fundamentales:

  1. Ciencia y tecnología: “Es imposible desarrollar un enfrentamiento hoy (…) sin tener en cuenta la investigación”, afirmó, reconociendo el reto adicional que supone para “un país bloqueado como el nuestro con poca posibilidad de acceder a tecnología”.
  2. Preparación de la fuerza: “Todos los cursos que se dan en el Ministerio del Interior tienen una salida curricular vinculada a la droga. (…) Sea cual sea su especialidad, [el oficial] tiene que saber cómo identificarlas, cómo enfrentarlas”.
  3. Preparación política e ideológica: Destacó la necesidad de que el personal “tenga las herramientas necesarias para poder combatir el fenómeno” y comprenda su importancia para “la estabilidad de la nación”.
  4. Comunicación institucional: Se refirió a la campaña nacional contra las drogas, que “ya no es solo del Ministerio del Interior, se ha convertido en la campaña país”.

Poey Guerra hizo un llamado al trabajo integral, citando la creación de subgrupos de gobierno provinciales para lograr un “equilibrio entre las acciones de prevención y enfrentamiento”. Reafifmó la política de “tolerancia cero” del Estado y gobierno cubano hacia este flagelo.

La estrategia nacional

Detectar el químico no es imposible, asegura la capitana Leidy Laura Aragón Hernández, especialista en Drogas y Toxicología (perito) del Laboratorio Provincial de Criminalística.

En otro momento de su intervención en la Mesa Redonda, el coronel Juan Carlos Poey Guerra ofreció un parte detallado sobre los resultados de la campaña nacional contra el narcotráfico, que se ejecuta mensualmente en todo el país desde enero, con operativos extendidos en la capital debido a su complejidad.

Poey Guerra explicó que la operación está dirigida a “movilizar las instituciones, la comunidad, la familia y dar el nivel jurídico-penal en las acciones e incorporar la labor comunicacional en todos los sectores”. Subrayó que se busca “una integralidad de enfrentamiento diferente a la que veníamos haciendo con anterioridad”, con el objetivo de “minimizar el efecto de este flagelo”.

El alto oficial reportó resultados significativos alcanzados durante estos operativos. “En este periodo se ha actuado sobre más de 6000 personas. Y se han ocupado más de 1500 personas”, afirmó, precisando que a muchas se les decretó prisión preventiva. Además, se aplicaron otras medidas y se revocaron beneficios penales a quienes incumplieron los requisitos.

Destacó el papel de la fiscalía y los tribunales, señalando que sus acciones “demuestran, en primer lugar, el rigor y la severidad de nuestra política jurídico-penal en el país”. Como resultado, “las sanciones han sido elevadas y se han incautado los bienes adquiridos como resultado de la actividad” delictiva.

En cuanto al narcótico incautado, informó que se aseguraron “más de 81 kg” en estas operaciones, una cifra que, aunque pudiera parecer pequeña, tiene un impacto enorme. “¿Qué significa en dosis 81 kg?”, se preguntó retóricamente, explicando que “el papelito [dosis de cannabinoides sintéticos] no pesa”, pero la cantidad de unidades incautadas equivale a un volumen muy alto de consumo potencial. También se ocuparon “más de 11 000 plantas, más de 23 000 semillas, más de 18 millones de pesos en diversas monedas, cinco armas de fuego y bienes de los traficantes”.

El coronel destacó la desarticulación de cinco cadenas delictivas que operaban desde el aeropuerto internacional José Martí, en La Habana, las cuales intentaban introducir “metanfetamina, cannabinoides sintético o cocaína, de forma encubierta o mediante ingesta”.

En el ámbito marítimo, resaltó el trabajo de los Destacamientos de Mirando al Mar, conformados por pobladores locales, que juegan un papel crucial “preservando nuestras costas, defendiendo y evitando que nos escaboteen la droga”. Como éxito clave, narró la “neutralización de una operación con lancha rápida” donde se incautaron 36.80 kg de cocaína. “Para otros países es insignificante el volumen. Para nosotros cualquier volumen es importante”, recalcó.

Poey Guerra enfatizó el trabajo preventivo y el vínculo con el Ministerio de Salud Pública para controlar el desvío de medicamentos y precursores químicos. Aseguró que, tras los análisis del Laboratorio Central de Criminalística, “podemos certificar oficialmente que no hay fentanilo en nuestro país”, ni mezclado con otras drogas.

Las acciones integrales incluyeron intervenciones en 152 escuelas ubicadas en zonas de complejidad, con la participación de salud pública, fiscalía y otros organismos para dotar a los estudiantes de “herramientas necesarias para que puedan asumir una conducta de rechazo” hacia las drogas.

También se realizaron intervenciones comunitarias en barrios con alta incidencia, combinando ferias de empleo, actividades recreativas y culturales durante el día, con operativos policiales en la noche. Destacó la “participación de [testimonios] de recuperación”, personas en proceso de rehabilitación que narran su experiencia para concienciar a la comunidad.

El jefe antidrogas reconoció que, si bien la población apoya las acciones, esta “reclama, en sentido general, más juicio público y más enjuiciamiento. Reclaman además un trabajo preventivo intensivo” en las comunidades más afectadas.

Para ello, delineó tres direcciones principales de trabajo:

  1. “Continuar movilizando la conciencia y la responsabilidad individual sobre las consecuencias jurídico-penales y el daño a la salud”.
  2. “Multiplicar (…) las acciones que contribuyen desde la familia, la escuela, los centros de trabajo, la comunidad y toda la sociedad a integrarse a este combate”.
  3. “Desarrollar nuevos métodos y formas para abordar este fenómeno desde la ciencia (…) y plataformas digitales en función de elevar la percepción del riesgo”.

Poey Guerra concluyó definiendo la lucha como “una batalla cultural, es una batalla social”, y reafirmó el compromiso de continuar perfeccionando la estrategia para enfrentar los desafíos futuros.

La prevención desde la escuela

El Observatorio Nacional de Drogas mantendrá la vigilancia activa sobre las nuevas sustancias sicoactivas. (Foto: Ismael Batista Ramírez/Granma)

Al intervenir en el programa, Marlén Triana Mederos, viceministra del Ministerio de Educación (Mined), explicó en detalle el enfoque integral y curricular que el sistema educativo nacional aplica para la prevención del consumo de drogas, basado en un programa específico y la actualización de los planes de estudio.

Triana Mederos destacó que el Mined “siempre ha brindado un tratamiento especial a esta temática”. Informó que desde 2016 se cuenta con un programa educativo dirigido a la prevención, respaldado por la Resolución Ministerial 15 de 2019, que extiende su aplicación hasta 2025 y que “en este mismo momento nos encontramos en una actualización de este programa educativo”.

Sobre la relevancia del programa, la viceministra argumentó que “se trata de un proceso de educación, de un proceso de formación de valores, se trata de comportamientos que solo es posible lograr (…) cuando tenemos un grupo de acciones organizadas, estructuradas”.

La alta funcionaria recalcó que, como parte del Tercer Perfeccionamiento del sistema educativo, la prevención está explícitamente integrada en los objetivos esenciales del currículo nacional. “¿Qué objetivo? Un objetivo que fomenta estilos de vida saludable (…) que tiene que lograr la elevación de la percepción del riesgo (…) y que también estimule el rechazo a las adicciones”, afirmó.

Este objetivo, según explicó, “transversaliza ese currículo general común obligatorio”. Para ilustrarlo, proporcionó ejemplos concretos: “Biología séptimo grado. (…) hay un tema que se aborda que dice: ‘¿Es posible prevenir las adicciones a las drogas obtenidas de algunas plantas?’”. Asimismo, mencionó el libro de Literatura de décimo grado, que incluye un “texto visual que (…) propicia un tratamiento diáfano y abierto en el aula (…) del tema de las drogas”.

Triana Mederos señaló que el trabajo no se limita al aula. Explicó el concepto de “currículo institucional”, que es “propio de cada escuela, de cada centro que se construye a partir de los intereses, de las motivaciones, de las problemáticas” de los estudiantes y su comunidad. Esta estrategia, dijo, requiere hacerlo “con otros agentes, con otras agencias”, revitalizando “movimientos deportivos, culturales (…) y sociedades científicas”.

Un pilar fundamental de la estrategia es el rol activo de los educandos. “Son los estudiantes, los gestores de este cambio cultural que necesariamente se tiene que dar. Hay que trascender desde el conocimiento de las consecuencias del consumo al desarrollo de esa necesaria cultura de rechazo”, expresó la viceministra.

Destacó la figura de los “promotores estudiantiles por la salud” y reveló que “al finalizar el curso pasado (…) pudimos llegar (…) a más de 260 000 estudiantes” con actividades de capacitación, un esfuerzo que se comprometieron a continuar expandiendo.

La viceministra concluyó enfatizando la importancia de la preparación constante del personal educativo. “Cada curso escolar el Ministerio de Educación organiza (…) seminarios de preparación” a todos los niveles, desde el nacional hasta cada institución. Estos procesos se complementan con “un grupo de materiales que van dirigidos a los docentes, a los educandos, a la familia”, tanto impresos como en otros formatos comunicacionales, para fortalecer el mensaje preventivo en todos los frentes.

La prevención desde Salud

En su intervención en la Mesa Redonda de este lunes, la Dra. Carmen Beatriz Borrego Calzadilla, jefa de la Sección de Salud Mental del Ministerio de Salud Pública (MINSAP), abordó la compleja problemática de las adicciones en Cuba, explicando cómo trabaja el sistema de salud, cómo alentar a la familia y cómo hacerla ver el problema para que acuda a los servicios especializados.

La doctora comenzó agradeciendo la presencia de los jóvenes y los equipos de salud que “apostando por esta batalla que contra las drogas se gana”, recalcando que no es un estigma sino “un hecho real y una acción concreta del MINSAP”. En nombre del ministro, transmitió la prioridad que el sistema sanitario le otorga a la “prevención y la atención integral a las adicciones”, un esfuerzo que, subrayó, no puede ser solo del sector de la salud, sino que requiere de un “trabajo integral integrado con el resto de los organismos”.

Destacó la “capacidad de integración del sistema cubano” como la clave que permite “llegar a cada individuo, a cada familia, a cada comunidad” para dar respuesta a necesidades que son “cambiantes” y que requieren una “atención personalizada”.

Como pilar fundamental de esta estrategia, resaltó la importancia de la red de servicios de salud, y en particular de la consejería telefónica de la línea 103. Reconoció que “no es perfecta”, pero la definió como “un lujo” y una “primera clave” para la población, un servicio con “personal especializado, que es capaz de dar una consejería, una derivación técnica” a quien llama. Afirmó que existe satisfacción en la población con este servicio y que trabajan para fortalecerlo como prioridad.

Borrello Calzadilla alertó sobre los “nuevos retos globales” que enfrenta Cuba, explicando que hoy se consumen “sustancias altamente nocivas en un segmento de la población” con una “seriedad y gravedad mucho mayor”. Enfatizó que “el tema de las drogas es un problema prioritario de la salud pública, porque además es una enfermedad”. Una enfermedad grave que puede rehabilitarse, pero que es “un proceso que en el tiempo se prolonga” y con frecuentes recaídas si no se cuenta con los soportes y factores de protección adecuados.

Hizo un llamado a generar habilidades para el rechazo, pues “nadie se quiere enfermar”. Reconoció que la droga puede dar un “momento de placer”, pero genera un “alto sufrimiento”, tal como se ha escuchado en las propias voces de los jóvenes y las familias.

La jefa de salud mental señaló que, en un mundo del que Cuba forma parte, existen amenazas que se dirigen “fundamentalmente al sector poblacional más vulnerable: nuestros niños, niñas, adolescentes y jóvenes”. Advirtió sobre “individuos inescrupulosos que estimulan o tratan de estimular el consumo, incluso en edades tempranas”, y confirmó una “tendencia a ir disminuyendo las edades de consumo”.

Alertó no solo sobre las nuevas sustancias psicoactivas, sino también sobre las “drogas legales altamente nocivas” como el tabaco, el alcohol, los medicamentos, e incluso las “adicciones a la tecnología”, conductas que “esclavizan” y privan de la felicidad.

Subrayó que la capacitación de los recursos humanos ante las nuevas sustancias es “vital”. En este punto, resaltó el papel fundamental del Centro Nacional de Toxicología (Cenatox) para el sistema de salud, permitiendo un “diagnóstico clínico epidemiológico, toxicológico, anatomopatológico”, crucial dada la existencia de “morbimortalidad”.

La doctora informó que el sistema se prepara para “diversificar sus redes de servicios para incrementar la toxicovigilancia” y los laboratorios.

Reiteró el papel esencial de los centros comunitarios de salud mental y su integración con las estructuras comunitarias, en particular con las escuelas. Resaltó la importancia de “formar promotores” y “apoyar la formación de promotores a nivel del Ministerio de Educación”, porque “esta batalla la ganan los jóvenes”. El objetivo, dijo, es brindarles herramientas para tener una “sociedad más fortalecida” que sea capaz de decir “no” y elegir usar su tiempo en “cultivarse, recrearse, compartir”.

La especialista del Minsap abordó una de las mayores preocupaciones: que las familias perciben el problema, pero “no saben a dónde ir”. Por ello, recalcó la importancia de acceder al 103, al centro comunitario de salud mental y al médico de familia. Aclaró que, si bien se ha trabajado en mejorar las capacidades institucionales, “la gente quiere la cama y no; lo que se necesita es la atención personalizada”.

Enfatizó que “lo más importante es lograr esa voluntariedad: ‘yo sí puedo, yo sí quiero, yo voy a aceptar’”. Las puertas de la salud, afirmó, siempre estarán abiertas e “interactuando y sensibilizando” a la población, superando mecanismos como la negación y la baja percepción de riesgo.

Hizo una alerta especial sobre la peligrosidad de las nuevas sustancias, que producen “un síndrome esquizoafectivo con estados de psicosis” y están dejando “jóvenes con un mal pronóstico”. Aunque aclaró que con apoyo pueden rehabilitarse, recalcó que es un tema por el que la salud pública está “llamando la atención”.

Frente a este panorama, la Dra. Borrego envió un mensaje esperanzador: “hoy el mayor segmento de nuestra población está libre del consumo de drogas. Y yo creo que esa es la mayor fortaleza que nosotros hoy tenemos como sistema”.

Como un logro de los últimos 12 meses, presentó el trabajo del nuevo Observatorio Nacional de Drogas, que con solo tres meses de experiencia fue presentado y reconocido en una reunión internacional con 14 países de América Latina y 5 de la Unión Europea. Destacó que en el mundo muchos identifican las drogas pero no tienen acceso a la salud, mientras que “Cuba no tendrá mucha infraestructura tecnológica… pero sí tiene los recursos humanos sensibilizados, preparados y comprometidos. Y yo creo que ahí está el mayor éxito del sistema sanitario”.

Concluyó su intervención con un mensaje directo a las familias: “Que la familia tiene que estar muy atenta y somos responsables también de nuestros hijos y de ese desarrollo con felicidad, con armonía a la cual estamos llamados todos en Cuba”.

La justicia contra las drogas

Al concluir el ministro de Justicia, Oscar Silvera Martínez, quien preside la Comisión Nacional de Drogas, explicó detalladamente cómo el enfrentamiento a las drogas continúa siendo una política de Estado y el papel que desempeñan tanto la Comisión como el recién creado Observatorio Nacional de Drogas.

El ministro enfatizó un principio fundamental: la Comisión Nacional de Drogas fue creada en 1989 y posteriormente modificada por acuerdo del Estado, asignándole la responsabilidad de presidirla al ministro de Justicia. Explicó que su esencia radica en ser la expresión de “la voluntad política del país de unir, de encauzar, de propiciar que todos los esfuerzos institucionales y sociales en materia de la prevención y el enfrentamiento al uso ilícito de las drogas”.

Detalló que la comisión se integra permanentemente por representantes del primer nivel de dirección de ministerios clave como el Interior, Salud Pública, Educación, Educación Superior, Relaciones Exteriores y la Aduana General de la República, además de contar con el privilegio de tener como integrante a la Fiscalía General de la República.

Asimismo, existe un grupo de invitados permanentes como el Tribunal Supremo Popular, y la comisión tiene la autoridad para convocar a análisis y control a un grupo más amplio de instituciones, entre las que destacó al Ministerio de la Agricultura, el Instituto Cubano de Comunicación Social, el Ministerio de Cultura, el INDER y el Ministerio de Turismo.

Subrayó el rigor en la organización y planificación del trabajo, mediante un plan de temas que encauza la política. “Todo lo que es materia de prevención y enfrentamiento lo hacemos entre todos en unidad, como alma estratégica de la revolución”, afirmó.

Metodológicamente, explicó que el trabajo se enfoca en dos grandes caminos. Por un lado, el enfrentamiento al tráfico y a “las personas que trafican con la droga y que cometen delito”. Para ello, el país cuenta con instituciones como el Ministerio del Interior, la Fiscalía, los tribunales –que “deben obediencia a la ley y son órgano independiente”–, la Aduana y la Agricultura, con el control del uso de la tierra, entre otras.

Por otro lado, se encuentra el trabajo sobre el consumo, basado en un principio que le inculcó el Comandante Machado Ventura cuando presidía la comisión: “El éxito será, desde el consumo, generar una cultura de rechazo al consumo de la droga”. Resaltó los esfuerzos del gobierno, la educación, la salud, la comunidad y la familia en este sentido.

Un elemento crucial de reforzamiento, según explicó, fue la indicación del Primer Ministro, Manuel Marrero Cruz, el 15 de noviembre de 2024, de crear los subgrupos provinciales para la prevención y el enfrentamiento. Hasta ese momento, la Comisión Nacional funcionaba a nivel central; hoy, estas nuevas estructuras, dirigidas por los vicegobernadores y coordinadas por los directores provinciales de justicia, realizan el análisis y la labor directamente en los territorios. Estos esfuerzos se unen a los análisis generales de prevención y enfrentamiento al delito que realiza la dirección del país.

La vitalidad de la Comisión, afirmó, se mantiene “por la complejidad que tiene el tema, por la gravedad de sus consecuencias”. Informó que en este tiempo se han incrementado las acciones de control y la puntualización de los criterios para el funcionamiento de estos subgrupos, que son de “reciente creación” pero de “muchísimo interés”, siendo “insustituible la idea de que funcionen bien desde el inicio”.

Al detalle, enumeró que la Comisión, en su estructura de comisión, ha realizado acciones de control en Matanzas, La Habana, Artemisa, Mayabeque y Pinar del Río. “Apenas la semana pasada también la Comisión Nacional de Droga estuvo en Holguín”. Además, acompañados por el compañero Julio César García de la Dirección del Comité Central, han visitado ocho territorios: Ciego de Ávila, Camagüey, Las Tunas, Granma, Guantánamo, Santiago de Cuba y Villa Clara, “puntualizando esos criterios de funcionamiento”.

Aclaró un principio fundamental: “El funcionamiento de la comisión nacional de droga y de sus grupos, no se limitan ni a operativos, ni a ejercicios, ni a reuniones. El funcionamiento es… el mayor reto que tenemos, que es la capacidad de actuación permanente”. La misión principal de estas estructuras es “lograr que las instituciones cumplan bien las misiones y tareas” en esta materia.

Ratificó el “principio de tolerancia cero”, que es doble. Por un lado, significa que “el enfrentamiento es total” y que “la respuesta jurídico penal es rigurosa desde los propios marcos penales que define nuestro código penal como desde la política penal que cumplen la fiscalía y los tribunales”. Por otro lado, es un principio de tolerancia cero en la prevención: “Hacemos todos los días, tenemos que hacer todos los días lo que nos corresponde para reforzar esa política de rechazo al consumo de droga”. En esta política, dijo, “estamos implicados todas las instituciones, todas las organizaciones, está implicada la comunidad y está implicada la familia”.

Hizo un llamado a la acción y a la confianza: “Si nosotros actuamos nuestras instituciones, nuestras organizaciones… el pueblo tiene confianza. Y si el pueblo tiene confianza, participa y si participa ganamos esta batalla que es compleja”.

Se refirió al proceso de discusión y análisis en colectivos laborales y comunidades indicado por el Presidente Díaz-Canel en abril de este año, donde se brindó “amplia información del contexto internacional y nacional” e incluso se dieron “datos del enfrentamiento que muy pocas veces se realizó”.

El objetivo, indicado por el Presidente, era que todos conocieran la situación y también “las herramientas y las fortalezas que tenemos para enfrentar y para prevenir el uso ilícito de las drogas, bajo la convicción profunda que la droga nos daña, nos destruye a las personas, nos destruye la sociedad y nos destruye la revolución”.

Aseguró que desde la Comisión y sus instituciones, “nunca vamos a defraudar la confianza que la dirección del Partido, del Estado y el gobierno ha depositado”.

Al referirse al Observatorio Nacional de Drogas, con sede en el Ministerio de Justicia, explicó que obedece a una experiencia internacional y que han recibido colaboración al respecto. Destacó que cuenta con “buenos especialistas” y que su valor radica en integrar “una red de investigación, una red de información y un sistema de alerta temprana”. “Por primera vez estructurado integralmente”, dijo, el Observatorio aportará “herramientas cotidianamente a la Comisión Nacional de Drogas para hacer mejor nuestro trabajo”.

Subrayó la imposibilidad de improvisar: “No podemos hacer análisis ligero, no podemos adoptar decisiones que no nazcan de la profundidad, de los análisis, de la información, de las tendencias”. Tener estas tres funciones en un solo lugar “ya es una fortaleza”, inspirada en las mejores prácticas internacionales pero también en los criterios de las instituciones y especialistas cubanos.

Reconoció que “tenemos mucho que hacer”, pero que “el país tiene fortaleza en sus instituciones y en sus especialistas”. El gran reto, afirmó, es “la permanencia, la sistematicidad, la profundidad y es sobre todo esa conciencia” de no defraudar lo indicado por el Comandante en Jefe, por el General de Ejército Raúl Castro –“que la droga entrará a Cuba solo a sangre y fuego”– y por el Presidente Díaz-Canel y el Primer Ministro hoy en día.

“Porque lo que está en juego es la tranquilidad ciudadana, la seguridad del país y en su momento la salud y el desarrollo de nuestros jóvenes. Y los valores de nuestros jóvenes, la salud y los valores de nuestros jóvenes”.

Finalizó definiendo la tarea como “apasionante” y “compleja”, asegurando al pueblo la convicción de trabajar “todos los días mejor” y expresando el orgullo de cumplir con honor y responsabilidad, con la expectativa de seguir profundizando en el tema en futuros espacios.

Cubadebate

Texto de Cubadebate

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