Ahora mismo, hace falta más comida que alcohol; sin embargo, por tratarse de uno de los más importantes derivados de la caña con probada utilidad en otros ámbitos y surtidos de la economía, trasciende el trabajo de la destilería espirituana, envuelta en una de las zafras alcoholeras más eficientes de los últimos años a partir de la calidad de la miel entregada.
La no entrada a tiempo de la materia prima e insumos básicos para la producción de alcohol retrasó nueve días la arrancada del proceso a inicios de año, no obstante, la industria encarriló rápido la operación y, al cierre de abril se reporta ejecutado el 75 por ciento de lo planificado para el 2025. A pesar de ello, los ingresos monetarios previstos equivalen a menos de la mitad de lo captado en la campaña precedente con un plan también por debajo al del año anterior.
El ingeniero industrial Humberto Pérez Ramos, director de la Unidad Empresarial de Base Derivados Melanio Hernández, explicó a Escambray que la planta ha trabajado con una eficiencia envidiable en ambos procesos: fermentación y destilación; el mejor comportamiento industrial de los últimos tiempos, aseguró.
“El 90 por ciento de ese resultado está en la alta calidad de la materia prima, lo otro, es el rigor con que se realiza la operación, la especialización y estabilidad del personal. También cuenta que aquí el mantenimiento busca prever los problemas, adelantarse a la rotura, para evitar tener que actuar después en solucionar una avería. Ahí está la clave de la estabilidad productiva de la fábrica”, subrayó.
Entre los indicadores de la eficiente zafra alcoholera de la destilería enclavada en Tuinucú resalta el ahorro hasta abril de 2 500 toneladas de miel, en virtud de que por cada hectolitro de alcohol producido dejan de emplear más de 30 toneladas de la materia prima. Cabe destacar, además, la entrega de casi 370 horas vapor desde el central Melanio Hernández, lo que ha traído consigo dejar de consumir más de 520 toneladas de fuel oil.
La planta sobrecumple la producción de saccharomyces, renglón empleado como alimento animal, en cambio, otro surtido tradicional, el CO 2, reporta índices por debajo debido a la obsolescencia tecnológica de esa línea productiva, señaló Antonio Viamontes Perdomo, director general de la Empresa Agroindustrial Azucarera Melanio Hernández.
“Al estilo de la zafra, el año alcoholero no está libre de tensiones, que para la destilería se traduce en niveles de extracción por debajo de lo que se necesita, lo que en el argot interno llaman llenura; los trabajadores han hecho una proeza para no detener la producción de alcohol. Desde hace varios años esa industria no lograba producir tantos días consecutivos”, destacó Viamontes Perdomo.
Añadió el directivo que al realizar una zafra azucarera chiquita, los volúmenes de miel B y alcohol tampoco serán grandes. No obstante, señaló, el alcohol de Tuinucú es codiciado para diferentes producciones por su calidad. “En la destilería —acotó— hay oficio a la hora de hacer el alcohol, se es muy riguroso en la calidad, en velar las normas técnicas, hay profesionalidad, por eso dicha industria tiene un prestigio, un reconocimiento y un nombre en el ámbito productivo de esta rama a nivel de país”.
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