Juana María Blanco: “En el surco se aprende lo mejor de la tierra”

La Heroína del Trabajo de la República de Cuba, administradora de la Unidad Básica de Producción Cooperativa Guayos, repasa su vida este 15 de octubre, Día de la Mujer Rural. En ninguna pared de su casa, Juana María Blanco, campesina espirituana Heroína del Trabajo de la República de Cuba, exhibe

Esta mujer ha dedicado su vida a los quehaceres agropecuarios.La Heroína del Trabajo de la República de Cuba, administradora de la Unidad Básica de Producción Cooperativa Guayos, repasa su vida este 15 de octubre, Día de la Mujer Rural.

En ninguna pared de su casa, Juana María Blanco, campesina espirituana Heroína del Trabajo de la República de Cuba, exhibe el título de Licenciatura en Economía y, muchos menos, el de Doctora en Ciencias; aunque su sapiencia en el campo brota de modo natural.

La evidencia se encuentra en los cerca de 30 años que reporta como rentable el centro que administra: la finca Integral La Victoria, perteneciente a la Unidad Básica de Producción Cooperativa Guayos, localizada en la provincia de Sancti Spíritus, en el centro de Cuba.

Trabajar, trabajar y no “darle un diez” a la ineficiencia económica es la máxima de esta mujer que ostenta la Orden Lázaro Peña de segundo y tercer grados, otorgada por el Consejo de Estado.

Con la propiedad que le otorgan sus 63 años de edad y sin olvidar sus orígenes como obrera agrícola, Juana María refiere que en el surco se aprenden aprende lo mejor de la tierra, sabias palabras cuando celebramos este 15 de octubre el Día de la Mujer Rural.

¿Cómo usted se vincula al sector azucarero?

Me casé y me fui a trabajar la caña para mantener a mis hijos; cuando aquello guataqueaba por 3 pesos y 20 centavos el día entero. También corté caña.

El primer cargo que tuve fue el de jefa de un  pelotón de combinadas; te hablo de cuando salieron las primeras combinadas. Cuando estábamos lejos me tenía que levantar a las dos de la madrugada, llegaba al campo y tenía que organizar todo para que cuando llegaran los 25 hombres bajo mi mando nadie protestara y cada cual fuera a hacer lo suyo.

En esa época no se quedaba un trocito de caña en el suelo; tenía una brigada de mujeres que recogía la que se quedaba y les exigía igual porque si tú le pagas dinero al trabajador y no hace lo que tú necesitas, ¿para qué le estás pagando?, entonces, se está llevando el dinero.

¿Qué se hacía, en ese entonces, para atender a sus hijos?

Cuando era jefa de pelotón de combinadas, el niño más chiquito tenía dos añitos nada más, y para poder trabajar los camioneros me lo cuidaban durante el día y lo bajaban del carro ya cuando me iba. Eso lo hacían para que yo me mantuviera de jefa.

Usted ve que la juventud dice: “Yo tengo un hijo nada más porque la vida es dura y el período especial…”. ¡Qué período especial, ni vida dura! Ahora cualquier mujer pare y tú vas a la casa y ves al niño que es una “reliquia”, ropita nueva, en su cuna; yo acosté al mío en una hamaca de saco, ni tenía sábana ni pañito. Ninguno se me enfermaba. Los crié dándoles el pecho hasta los tres años y me los llevaba de brazo para los cañaverales, los envolvía en una colcha, los ponía en el surco, y cuando adelantaba un trocito que lo sentía llorando, lo cambiaba de lugar para más cerca de mí.

¿Cuál es su fórmula para alcanzar la rentabilidad de la finca?

Que la gente se consagre a lo que hace. En este centro llevo 34 años, y cada año somos más altamente rentables. No hace falta tanta fuerza de trabajo para lograr alta producción; lo que hace falta es que el hombre se consagre.

Nosotros estamos vinculados a la producción; lo fundamental es que te guste lo que estás haciendo. No exijo carrera, exijo calidad; no quiero que se maten haciendo 20 surcos, quiero que lo hagan bien.

La atención al hombre también constituye una premisa de la eficiencia económica.

Todos son de cerca. Almuerzan aquí mismo, yo les hago el almuerzo, y ¡sabroso! Aquí nadie puede decir que se come mal. Cuando se enferman le llevo a la casa todo lo que necesita de alimentación. Disfruto que mis trabajadores tengan resueltos los problemas de su casa.

Ahora mismo vinieron de sembrar caña para alimentar a los animales que tenemos. Unos van ahorita para el huerto; otros a moler caña, otro enyuga los bueyes y así. No hay nadie para’o; to’ el mundo, en movimiento.

Esos trabajadores alcanzaron al finalizar este mes 4 430 pesos de utilidades, y esas utilidades fueron bajiticas; ellos cogen 7 000, hasta 9 000 han llegado a coger. He llegado a tener hasta 206 toros aquí; ahora tenía 85, vendí 40 que de eso son las utilidades que les repartí a ellos.

Usted tiene fama de ser exigente, de no dejar pasar gato por liebre.

Cuando hacen algo que no tienen que hacer, soy dura; si es primera vez, los regaño regular; cuando lo hacen por segunda, lo hago fuerte, y la tercera es para que se vaya.

¿Con qué área dispone la finca?

Tengo dos caballerías, una dedicada a caña y kingrass para el alimento del ganado: puercos, gallinas, carneros…, y la otra es para frutos menores, viandas y vegetales, arroz para el autoabastecimiento de los trabajadores y su familia.

Las siembras que hago en esos huertos, se las vendo a las escuelas de la provincia; a esa gente les vendo las cosas bien baraticas porque eso es alimentación para los niños.

Si todos los lotes hicieran lo que se hace aquí fueron ricos; pero no entran en caja. Tú me ves rodeada de animales que esto parece un zoológico. Me gusta esto, a todos los cuido.

Entonces, ¿cuál es su filosofía de trabajo?

Cada cual es capaz de obtener todo lo que sea capaz de hacer. Quien se conforma con no ser nada, nada es; quien busca llegar a tener algo, guapea y ves los resultados. La economía nace desde abajo.

¿Qué formación académica tiene usted?

Mi papá me enseñó querer la naturaleza, a querer todo eso. Pero de él no hablemos porque me pongo triste; vamos hablar del trabajo y dejar la vida pasada atrás.

Cuando yo tenía 11 años todavía no había podido ir a la escuela; la escuela que había era de los hijos de los ricos. Después que triunfa la Revolución, que pasó un tiempo, fue que abrieron una escuela para todo el mundo; ahí di clases hasta el cuarto grado. Luego tuve a mis hijos y en cuanto pude seguí estudiando por la noche hasta coger el noveno grado, y con ese noveno grado llevo la contabilidad de mi centro, la economía, y lo que no me da un peso no lo produzco.

¿Qué se hace para mantener todo bajo control?

No dejo el centro en manos de nadie; no es porque desconfíe; sino porque el ojo del amo engorda el caballo. No descanso ni lo domingos. Soy quien lleva la custodia de la comida que esos animalitos reciben, las llaves la tengo yo en el bolsillo. Esos animales tienen una gotica de comida y el resto se la tengo que buscar yo, y si se me pierde, no cumplo con los planes. Me gusta que cuando llegue la hora de responder por lo que estoy haciendo, siempre estar por encima y no quedarme al ras o no cumplir.

Por sus resultados económicos aquí, ¿nunca le han propuesto llevársela para otro centro?

A veces me han venido a buscar para llevarme para otro lugar y no he querido moverme de aquí. No me gusta la gente inestable que hoy está aquí y mañana allá. Hay personas que vienen a trabajar conmigo y me dicen: “Pregúntale a fulano o a mengano que estuve con él para que usted vea que yo sí trabajo”. Esa gente rutinera viene, trabaja tres días y se va.

No pienso retirarme. Tengo una casa grandísima que me la hizo el central (se refiere al ingenio Reemberto Abad Alemán, de Guayos, inactivo por la reestructuración de la industria azucarera). Esta finca era ceba de pollo nada más; en 1985 salí como mejor cebadora de pollo a nivel nacional, fui a la Unión Soviética y a Polonia.

Nunca digo todo lo que hago, periodista, porque no hace falta alardear tanto; lo que hace falta es hacer mucho. No me gusta que mañana vengan y me digan que yo eché una mentira; más bien que cuando vengan digan: “Mira, dijo menos de lo que hace”.

Arelys García Acosta

Texto de Arelys García Acosta
Máster en Ciencias de la Comunicación. Reportera de Radio Sancti Spíritus. Especializada en temas sociales.

Comentario

  1. Esta si es tremenda mujer de trabajo es de carne y hueso hace sentir a cualquier lector como a mi feliz y contento por estar leyendo el presente y gran futuro que ha de tener los productores del alimento para el pueblo como lo es ella u sus grandiosa tribu de ejemplares trabajadores pues para mi JUANA MARIA BLANCO trae por dentro toda la sangre e ingenio noble y productivo que inspiraron a todas las grandes mujeres que la patria necesita hoy y que ayer la tuvieron VILMA CELIA MELVA AIDE sus grande meritos los grandes valores que le hacen sostener con total certeza que en ella abunda un rico caudal de humanismo franqueza y sinceridad ella es la misma expresiones de sus hombre y mujeres bajo si responsabilidad que sin tantos anuncios en el anonimato aporta a CUBA en la supresiones en exportaciones aplicando el conocimiento y la conciencia repito para mi este comportamiento actual es de excelencia el cual debe inspirar a todos los productores que siempre hacen quejas e imitar a JUANA MARIA BLANCO la cual siempre anda rodeada de excelentes alternativas las cuales producen cualitativa y cuantitativamente felicidades. Lazaro izquierdo

Escambray se reserva el derecho de la publicación de los comentarios. No se harán visibles aquellos que sean denigrantes, ofensivos, difamatorios, o atenten contra la dignidad de una persona o grupo social, así como los que no guarden relación con el tema en cuestión.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *