Alcantarilla sensible

Delio Álvarez Rosales, vecino de calle Segunda del Oeste No. 269, en el espirituano reparto de Colón, escribe a esta columna para cuestionar una solución que, a su juicio, no resultó feliz. “A principios del pasado año, cuando en la ciudad se realizaban tareas de mejoramiento y embellecimiento por los

Delio Álvarez Rosales, vecino de calle Segunda del Oeste No. 269, en el espirituano reparto de Colón, escribe a esta columna para cuestionar una solución que, a su juicio, no resultó feliz.

“A principios del pasado año, cuando en la ciudad se realizaban tareas de mejoramiento y embellecimiento por los 500 años de su fundación, en nuestro barrio (…) se comenzó el trabajo para entubar la parte más crítica de una zanja que constituye foco de mosquitos y otros vectores. Ello fue posible gracias a las gestiones del delegado de nuestra circunscripción, la cooperación de algunos organismos de la zona y la participación de la mayoría de los vecinos”, expone el remitente.

Agrega que en el contexto de estas labores las direcciones de Acueducto y Alcantarillado y Servicios Comunales decidieron picar un tramo de cuadra y media, en forma de L, para sustituir una tubería obstruida por la tierra, lo cual en tiempos de lluvia provocaba inundaciones en numerosas viviendas. Lo que causó un malestar que aún persiste, apunta Delio, fue la demora en fundir y colocar las tapas de los registros que quedaron empotrados en la calle (Segunda esquina a Séptima), pues por causa de ello a la nueva tubería colocada fue a parar casi toda la tierra que permanecía en la orilla del vial. “Dichas tapas fueron colocadas sin sellar ni fijarse a los registros y, unido a ello, al picar la calle se partieron acometidas de agua que no se repararon con la debida calidad y por ellas se filtra el líquido constantemente”, agrega el lector, quien se pregunta qué pasará cuando lleguen las lluvias.

Contactado por Escambray, Rigoberto Gómez Pentón, delegado del Poder Popular en la Circunscripción 128 del Consejo Popular de Colón, reconoció el decisivo aporte de la comunidad, así como de varias entidades enclavadas allí, para la solución de un problema que, según aclaró, era el drenaje de enormes cantidades de aguas residuales acumuladas en calle Sexta. “Dicha calle por años no tuvo salida hacia otras, pero al construir el crucero de la línea por allí comenzaron a pasar carros de todo tipo y eso agravó el mal estado de las alcantarillas. Por eso fue que se picó media cuadra de calle Sexta y una cuadra de calle Segunda, donde se colocó una tubería nueva de 600 milímetros”, precisó.

Agregó Rigoberto que en calle Sexta se ubicó una batería de rejillas de un lado a otro para propiciar la salida del líquido y explicó que la última parte de los trabajos corrió a cargo de los vecinos, quienes junto a él abrieron otra zanja y colocaron 12 metros de tubería hasta desembocar a la cañada que desde calle Séptima pasa por detrás de las viviendas de calle Segunda. Eso explica, adujo, la falta de un buen acabado en la obra.

Alienta conocer que está en proceso la gestión para pavimentar los viales rotos y que entre las aspiraciones de mejoría figura la eliminación de la zanja.

Delia Proenza

Texto de Delia Proenza
Máster en Ciencias de la comunicación. Especializada en temas sociales. Responsable de la sección Cartas de los lectores.

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