Dar luz a la vida (+fotos y video)

Sancti Spíritus es sede de un proyecto nacional que persigue introducir adecuaciones para transformar modos de actuación y estructuras culturales que inciden en la realización de los partos fisiológicos

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“Lo doloroso del parto no puede convertirse en una crisis ni en fobia”, asegura el psicólogo espirituano Elvis Julio Rodríguez. (Fotos: Alien Fernández)

La baranda de la cama hospitalaria sostenía todo el dolor. Aferrada a ella, con cada cuclilla parecía que se le iba la vida. Entre una y otra, la mano que corría por la espalda, el hombro para sostener los breves descansos y las expresiones de ánimo por parte del personal especializado aliviaban un tanto los fuertes malestares.

“Mientras permanecí sola estaba nerviosa, lo único que hacía era quejarme —cuenta Melisa Armenteros, madre primeriza—. Cuando dejaron entrar a mi suegra todo cambió. Creía que no podía parir, pero sí. Estoy muy agradecida de la doctora y de la enfermera”.

Así lo cuenta unos minutos después del primer beso a Eliza, la bebé que robó la atención, en la mañana del pasado 30 de noviembre, al equipo de guardia del área materno-infantil en el Hospital General Provincial Camilo Cienfuegos, de Sancti Spíritus. Vivieron cada pujo y movimiento fetal hasta que el llanto de la recién nacida arrancó aplausos y felicitaciones.

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En el Hospital General Provincial Camilo Cienfuegos se implementa un proyecto encaminado a la atención al parto respetuoso.

“Es especial que tengan compañía —añade desde la cabecera de una de las camas de posparto Leidiusca Carrera, la abuela paterna—. Podemos ayudar, dar fuerzas. Agradecemos a todos y por ellos estamos aquí con la niña de nuestros ojos”.

La experiencia del acompañamiento que experimentaron ambas vecinas de Kilo-12, en la ciudad de Sancti Spíritus, es una de las tantas acciones que poco a poco se ponen en práctica en esta provincia, sede de un proyecto nacional que busca introducir adecuaciones para respetar la fisiología del parto.

“Es una nueva modalidad, aunque hay elementos que en Cuba se han tenido en cuenta, ya que la mujer tiene un papel protagónico en nuestra sociedad, pero de ahora en lo adelante se le va a dar más participación en el alumbramiento. Va a ser un ente sociabilizador y se le respetarán sus decisiones, desde el acompañamiento hasta la postura del parto fisiológico”, explica Elvis Julio Rodríguez, jefe de departamento de Promoción y Educación para la Salud en el municipio de Sancti Spíritus.

Para los especialistas en Ginecología y Obstetricia Yeniley Lachel Morejón, jefa del Servicio de Parto y Cesárea en el Camilo Cienfuegos, y Cosme Daniel Pulido Espinosa, subdirector materno-infantil en la referida institución, la gran novedad de esta propuesta, que se extenderá próximamente a todo el país, resulta incluir durante el proceso del parto a un familiar formado por una preparación psicoprofiláctica, así como la implementación de diferentes utensilios.

“Nos escogieron para la experiencia por los resultados a nivel de país en el Programa de Atención Materno Infantil, la capacitación de nuestro recurso humano y las condiciones técnicas de nuestros salones. El acompañamiento familiar no es algo nuevo aquí, pero ahora la persona que decida la gestante va a recibir una capacitación durante varias semanas, al igual que ella para enfrentar el dolor; además de que contamos con un grupo de elementos que ayudarán en la dinámica del parto como pelotas, colchón para el piso…”, añadió el galeno.

La joven pareja conformada por Leidy Milena Ruiz y Mael Rodríguez Clemente cumplían —durante la realización de este reportaje— con los criterios de selección establecidos para formar parte del primer momento del proyecto. Asistían semanalmente al policlínico Juana Naranjo León, de la zona centro de la ciudad del Yayabo, donde aprendían a esperar con plenitud la llegada de su primer hijo.

“Mi mamá es médico y conocía de esta opción —declara la adolescente de 15 años en una de las sesiones de ejercicios físicos—. Habíamos buscado en Internet algunos videos sobre el tema y lo hacíamos en casa. Pero decidimos venir y nos sentimos muy bien. Ya supimos de otra paciente que, por lo realizado, tuvo un parto natural muy rápido y sin problemas”.

Sobre el colchón, junto a una gran pelota, su compañero lqa acompaña en cada movimiento para fortalecer los músculos, la respiración… Ha aprendido, además, sobre el impacto psicológico que tiene su presencia en cada etapa del embarazo y parto.

“Por nada del mundo quisiera perderme ese momento que no olvidaremos jamás”, asegura Mael.

Junto al acompañante, también estará, de acuerdo con la doctora Lachel Morejón, un personal de Salud mucho más preparado, gracias a un grupo de acciones de superación que busca disipar cualquier tipo de expresión de resistencia, como sucede de forma espontánea ante lo nuevo.

“Nuestro propósito es que se sientan mucho más tranquilas, más protegidas y que tengan más confort. No es menos cierto que, por los niveles de estrés y dolor propios del momento, se perciben en ocasiones un poco solas, a pesar de la atención y calidad del equipo médico y de enfermería que les asiste”.

Leidy Milena Ruiz y Mael Rodríguez recibieron capacitación para enfrentar el alumbramiento de su primogénito.

¿UMBRAL DEL DOLOR O DE LA SENSIBILIDAD?

Elianis María asegura recordar pocas cosas del día en que dio a luz a su único hijo. Sentía que su cuerpo se estremecía en la medida en que se acercaba el momento, pero decidió mantenerse en silencio.

“Te dicen siempre que te tienes que portar bien, porque si no lo haces o si te quejas te tratan mal. Soy muy miedosa, pero ni chisté. Conversé un rato con las enfermeras hasta que me quedé sola. A lo mejor ese es el procedimiento, pero nadie me lo explicó. Entonces, por los nervios, las piernas me temblaban, no podía aguantar y le pedí a una estudiante de Medicina que me sostuviera la mano. Pero llegó el momento que también se acostó a dormir porque era ya de madrugada. Creo que eso, junto a los dolores y la cardiotocografía continua (CTG), provocó que se me fuera la mente.

“Para los médicos y enfermeras parir con dolor está naturalizado, como también no dar apoyo psicológico, ni explicar o enseñarte qué se vive en cada paso. Nosotras nos estamos preparadas del todo para asumir ese momento, aunque la naturaleza nos da el don de traer al mundo a una criatura”.

Precisamente, el psicólogo Elvis Julio Rodríguez confía en que, a partir de que en Sancti Spíritus se pongan en práctica las adecuaciones para respetar la fisiología del parto, se logrará reducir considerablemente las experiencias negativas y traumáticas de ese momento.

“En los primeros resultados de nuestra investigación como sede de este proyecto hemos encontrado que toda mamá tiene una anécdota desagradable de su parto y, aunque sí reafirmamos que es doloroso, no puede convertirse en una crisis ni en fobia. Con los cambios las gestantes tendrán mayor libertad de movimiento. Reducirá el índice de cesáreas, de partos inducidos y de episiotomías. Desde que nazca la criatura se hará el contacto piel a piel que no se está aplicando hoy en el país. Y, desde el punto de vista psicológico, se respeta la condición de madre, de mujer y su intimidad. Todo ello eleva la calidad de vida de la paciente y del neonato”.

CON NOMBRE Y APELLIDO

Además de todos esos beneficios, se aspira a disminuir las expresiones de un problema global y multifactorial: la violencia obstétrica, considerada cuando se asume el cuerpo femenino sin autonomía y sin derecho a decidir. Este fenómeno es analizado con lupa desde hace años en gran parte del orbe, por lo que países como Venezuela (2007), Argentina (2009), México (2014), Surinam (2014), Brasil (2017) y Uruguay (2017) ya lo legislaron.

Nuestra nación, aunque resulte poco visibilizado, también asume la problemática como un tópico de interés y preocupación. De acuerdo con esta investigación, en el 2016 desde las ciencias de la Enfermería se hicieron públicas trascendentales aristas del fenómeno, cuando Lareisy Borges Damas propuso para obtener su grado científico un Modelo de cuidados humanizados a la mujer durante el trabajo de parto y el parto.

Sus resultados confirman que urge transformar no solo los modos de actuación determinados por los protocolos del Ministerio de Salud Pública (Minsap), sino las estructuras culturales de su personal, pacientes y familiares.

Basta con leer los criterios de especialistas en Ginecología y Obstetricia publicados en el informe de la referida tesis para que se enciendan las alarmas: “El tema del dolor del parto está más que discutido, pero no hay otra opción que seguir a la antigua y solo establecer apoyo y comprensión con la mujer”; “La práctica me ha demostrado que la episiotomía es fácil de suturar, pero los desgarros tienen mucho riesgo”; “No puedo criticar al colega que prefiera aplicar fórceps o hacer un procedimiento por salvar una vida o evitar una hipoxia con sus consecuencias en contra de la voluntad de una futura madre temerosa”; “Muchas veces pensamos solamente en los resultados del PAMI (…), nos olvidamos de que en la mesa hay un ser humano con dolor, miedo, ansiedad, angustias”.

Los profesionales del sector de la Salud de Sancti Spíritus entrevistados para este reportaje no se ponen de espaldas al término de violencia obstétrica. Lo conocen, además de constituir esta una de las provincias piloto del proyecto al que pertenece la Guía de actuación para la atención al parto respetuoso, publicada en 2022 por el Minsap, porque conviven con las múltiples historias negativas que se encuentran a diario entre quienes han dado a luz; aunque el máximo directivo del área materno-infantil del Hospital General Provincial Camilo Cienfuegos asegura que nunca le han tocado la puerta para oficializar una queja al respecto.

“El momento del parto es único y hay un indicador que medimos llamado trauma obstétrico que es muy bajo aquí. Hasta el momento de esta entrevista solo en 2022 ocurrió un caso resultado de un parto fisiológico en avalancha”.

Un ejemplo ilustrativo de que la atención al parto en el país prioriza indicadores que no asumen la calidad y prácticas de respeto y no violencia hacia la gestante. Por ello, en el Anuario Estadístico de Salud 2020 —el más reciente publicado por el Minsap— solo se recogen indicadores que pueden estar asociados a expresiones de dicha violencia, como complicaciones del trabajo de parto y del parto, con ocurrencia de un caso en 2018, dos en 2019 y tres en 2020; y muerte por secuelas de causas obstétricas, con un caso en 2018 y 2019 y ninguno en 2020. Mientras, en cuanto al indicador de la mortalidad neonatal precoz, en Sancti Spíritus se registraron ocho víctimas en 2019 y cinco en 2020.

Aunque en comparación con otras regiones del orbe no son cifras elevadas, urge evitar cualquiera de las causas que hacen reflexionar en torno a la existencia de la violencia obstétrica.

“Hemos tenido casos, pero no es lo habitual. Contamos con un recurso humano formado dentro de las unidades de parto y, por tanto, han sido testigos de que no son aceptados esas aptitudes y se pagan caro. Laboramos en una unidad que exige de mucha sensibilidad, porque cada parto resulta único”, acotó el doctor Cosme.

La inclusión durante el proceso del parto de un familiar formado es una de las grandes novedades del proyecto.

HISTORIAS PARA EVITAR EL SILENCIO

“Mi parto fue distócico por espátula debido a que la niña no salía —rememora Dilena, espirituana de 23 años—. Después de 10 horas terminé con una cesárea vaginal. Mido 1.60 metros y mi barriga fue inmensa. Por la tarde-noche, después de casi todo un día, me hicieron una placa para valorar si tenía capacidad y decidieron que sí. Tras seis sueros comencé a dilatar, pero ya no tenía fuerzas. Me dormí, una y otra vez. Me pusieron oxígeno hasta que me dijeron: Si no pujas, se te muere la niña. Saqué fuerzas, aunque la verdad tengo muchas lagunas de ese momento. No olvido que cinco personas se me treparon en la barriga y así con mucho trabajo nació.

“Después llegó el gran susto. No respiraba, no lloraba. Una enfermera luchó con ella y la reanimó. Nadie me dio una explicación en ese momento, a pesar de mis reclamos. Sabía que estaba mal. La llevaron a Neonatología y, luego de varios días y de ser valorada por una neuróloga, pudimos irnos de alta”.

De esta etapa recuerda otros avatares como no tener un sillón donde sentarse para amamantar y no recibir siempre la información de cómo atenderse su herida, la cual se infectó.

“Además del trauma psicológico, biológicamente estoy muy afectada. Tengo mucha sensibilidad en la zona de la vagina. Casi no me puedo tocar donde está la herida. Las hemorroides permanecen totalmente afuera. Cuando tengo relaciones sexuales me duele. La secreción es frecuente, porque la vagina está muy expuesta. No creo que pueda volver a pasar un bebé por ahí.

“Me pregunto todos los días por qué se aferran a lo que ven en una placa y te hacen parir cuando la realidad en el salón es otra. Junto conmigo sufrió de manera similar una madre, pero su niño falleció. Agradezco a Dios siempre que esa enfermera me salvara a mi hija”.

Dayana tenía 19 años cuando dio a luz a su único hijo. Su historia es parecida a la de Dilena. Pasadas 17 horas de parto, con diagnóstico de meconio y un feto con taquicardias, logró escuchar el llanto de su primogénito.

“Tuvieron que utilizar instrumentos forzosos. Fue un macrosómico, nació con lo que se le llama picotazo de cigüeña y le provocaron un hematoma en la cabeza. Mi herida se abrió. Y mi niño como secuelas padeció de una infección en la piel y en los riñones. Permanecimos en el hospital 40 días. A todo eso súmenle que mi sangramiento fue tal que salí del salón con siete de hemoglobina. Fue tan fuerte todo que me duele recordar lo que debió haber sido uno de los mejores momentos de mi vida”.

A la enfermera obstetra Iris Regla Palacios Cantero, jefa del Salón de Parto del Hospital General Provincial de Sancti Spíritus, servicio donde labora desde hace 33 años, le duelen esas y otras historias que dibujan el alumbramiento como una pesadilla: “Quienes me conocen saben que insisto en el trabajo con sensibilidad y entrega. No puede ser una práctica el maltrato, ni tampoco resultado del cansancio, porque en juego hay dos vidas. Incluso, ni siquiera puede ser respuesta a las pacientes que por múltiples razones se niegan a realizar las maniobras propias de un parto y nos llegan a maltratar física y verbalmente.

“Muchas llegan preparadas, pero otras no. En cada área de salud existe una consulta multidisciplinaria, donde se les debe explicar el proceso, pero no siempre se tiene colaboración por parte de las gestantes. Si gritan, bajito hay que calmarlas y hacerlas entender que entre todos tenemos que trabajar”.

En el caso del uso de instrumental invasivo como fórceps, la práctica de la maniobra de Kristeller y la episiotomía, los galenos Yeniley y Cosme reconocen que no se usan al libre albedrío.

“En el momento del período expulsivo, si por alguna causa específica no pueden parir, se realiza el parto instrumentado. Se informa y, de ocurrir alguna complicación, se va al salón para hacer una cesárea. Hemos tenido buena experiencia. La episiotomía es recurrente porque se evita el desgarro, así como otras complicaciones. Depende de las características de cada mujer”, refiere la doctora.

“En el PAMI todo está escrito y basado en protocolos —insiste el máximo responsable del área materno-infantil del Camilo Cienfuegos—. Pero, un protocolo no es una horma de zapato. Hay que adaptarlo. Cuando se modifica se pide la opinión del colectivo, incluso en algunos casos se consulta con la máxima dirección del Minsap. Todavía tenemos cosas que transformar, perfectos no hemos sido”.

Para Liz Mary parir de 18 años tuvo un valor agregado. A los ojos de la enfermera que la recibió en la Sala Segunda, se hizo mucho más pequeña.

“Le pedí en más de una ocasión que me trajera a la ginecóloga porque no podía soportar el dolor y su respuesta siempre fue que pasara al baño porque, según ella, eran dolores de barriga. Por ser adolescente, me repetía que no sabía lo que era parir. Cuando se cansó de hablar y jugar con el teléfono se armó la corredera, mi hija ya estaba naciendo”.   

Historias similares se repiten entre varias generaciones de espirituanas encuestadas por este órgano de prensa, realidad que el especialista Cosme Daniel no justifica por las carencias materiales, ni por el no completamiento de la plantilla de su servicio: “Esta es la profesión que uno escogió, a nadie se obligó. Tenemos que estar preparados para asumir, responder, agradar y estimular para que todo salga lo mejor posible”.

Fomentar que se asuma dicha máxima y la materialización definitiva de las nuevas adecuaciones para lograr respeto a la fisiología del parto —lo que permitirá que Cuba sea el primer país en contar con un material de ese tipo hecho según las particularidades de la nación, a partir de las pautas de la Organización Mundial de la Salud (OMS)— influirá en la necesaria transformación de los modos de actuación y estructuras culturales que hoy provocan que no pocos alumbramientos fisiológicos sean considerados como algo traumático.

Yeris del Sauzal y Lisandra Gómez

Texto de Yeris del Sauzal y Lisandra Gómez

4 comentarios

  1. Muy bien que en ese momento tan doloroso y hermoso al mismo tiempo, pueda estar un familiar con la paciente….es verdad que en ocasiones se maltrata a la mamá,hace falta se ponga en práctica aquí en el hospital de yaguajay, amarga experiencia q tuve cuando nació mí nieta hace 12 años, mucho maltrato y por parte de los médicos de guardia en aquel momento y enfermera….. cosas así no deben suceder nunca y menos cuándo traes al mundo un bebé….

  2. Ana laura juarez

    Soy ginecóloga en México, que maravilla ver que se esté dando el cambio, en mi práctica ha sido lento pero sí se puede, acompañamiento a nuestras mujeres, favorecer verticalidad y parto vertical y contacto piel con piel, en hospitales públicos… todas las mujeres merecen la mejor atención, ellas son las protagonistas de ese momento…

  3. Recursos Humanos dice Cosme, si no tienen obstetras, los q no han botado, se han ido, y otros liberados en sus casas, están buscando por los consultorios para q los apoyen.

  4. fernando cardenas granados

    Soy padre de tres hembras ya son adultas 2 de ellas son madres cuando nacio mi hija mas pequeña hace 21 años en el materno viejo existia un programa que se llamaba papa responsable este programa concistia de que el padre acompañaba durante todo el embarazo a la mama en todas las actividades posibles durante el embarazo y culminaba con su presencia durante el parto y resultaba mas comodo para la paciente no se porque no se implementa esto de nuevo el padre que se sienta preparado sicologicamente para esto puede ayudar bastante y las atenciones son otras con respecto al paciente pues yo me demore unos 10 mnutos nada mas en entrar a preparto y ya estaban maltratando a mi esposa y cuando entre y se supo que habia un papa en la sala el trato cambio hacia la pasiente y despues de unos escasos 20 minutos yo haciendo lo que me enseñaron durante el tiempo que duro el programa mi esposa dio a luz sin complicaciones y todos felices en el salon y hasta los medicos reconocieron la ayuda que yo les habia dado es una experiencia muy linda para un padre ver nacer a un hijo y desde ese dia respeta mas a su mujer pues es bastante traumatico para una mujer un parto y si a eso se suma maltrato por el personal especializado es mas malo aun, recobren ese programa y veran los resultados

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