La escritura de los gentilicios compuestos

Según la normativa académica, para aludir al conflicto entre Israel y Palestina es incorrecta la fusión gráfica de los gentilicios de ambos países: israelopalestino y palestinoisraelí. Estipula la obligatoriedad del guion, y entre las dos formas posibles, recomienda palestino-israelí por sobre israelí-palestino

Para referirse a este conflicto, lo apropiado es emplear el término palestino-israelí, ha publicado en una nota la Fundación del Español Urgente. (Foto: Internet).

En 1952 Julio Casares, entonces secretario de la RAE, propuso una regla ortográfica que en 1959 se refrendó como norma panhispánica: «Cuando los gentilicios de dos o más pueblos o territorios formen un compuesto aplicable a una entidad geográfica o política en la que se han fundido los caracteres de ambos pueblos o territorios, dicho compuesto se escribirá sin separación de sus elementos: hispanoamericano, checoslovaco. En los demás casos, es decir, cuando no hay fusión, sino oposición o contraste entre los elementos componentes, se unirán estos con guion: franco-prusiano, germano-soviético».

Casi medio siglo después, en 1999, la Ortografía de la lengua española reformuló la regla: «Cuando dos gentilicios forman una palabra compuesta, esta se puede escribir separando o no ambos elementos con un guion. Si el compuesto resultante se siente como consolidado, lo escribiremos sin guion. Ejemplos: hispanoárabe, francocanadiense. Si el compuesto no es sentido como unidad puede escribirse con guion. Ejemplos: luso-japonés, hispano-ruso».

Aunque la redacción es ambigua, interpreto que se pasa de un precepto fundado en las características de la referencia o denotación del compuesto a uno que descansa sobre la lexicalización o fijación de las formaciones con más de un gentilicio, estipulando, libremente, el uso de guion para las que no despiertan sentimiento neológico, es decir, aquellas que no se estiman ocasionales o novedosas porque el uso las ha «consolidado» como una «unidad» léxica compuesta.

Pero en 2010, la nueva Ortografía de la lengua española (OLE) —actualmente en vigor— retomó la idea antigua y la obligatoriedad que conllevaba: «cuando se unen adjetivos gentilicios, la presencia o ausencia del guion entre ambos componentes no es libre […] se unen con guion cuando se mantiene la denotación independiente de cada uno de ellos».

Así, tanto la OLE como el Diccionario panhispánico de dudas (DPD) distinguen la escritura con guion de los gentilicios en secuencias como relaciones palestino-iraníes, guerra franco-prusiana o frontera chileno-argentina y la escritura sin el signo en realizaciones del tipo lucha grecorromana, director francoiraní o dialecto navarroaragonés, donde la referencia del adjetivo de doble gentilicio es unitaria.

Estimo que el sistema ortográfico no tiene por qué destacar un hecho de índole, en última instancia, extralingüística, del cual, además, dan cuenta suficiente el contexto oracional y el sustantivo al que modifican los gentilicios compuestos en los que se prescribe el guion: en todos ellos las palabras relaciones, colaboración, diálogo, cumbre, frontera, guerra, conflicto… implican la predicación sobre, al menos, dos entidades. Visto así, el guion deviene un recurso superfluo.[1]

Acaso el prurito de diferenciar gráficamente tales formaciones gentilicias obedezca, en el trasfondo, a una incertidumbre gramatical. Para la Ortografía de 1999 y la Nueva gramática de la lengua española (NGLE), publicada en 2009, las dicciones de doble adjetivo gentilicio con guion intermedio constituían, al igual que las escritas sin él, palabras compuestas.[2] En cambio, para la OLE y el DPD, pareciera que no.

Dice la OLE: «la expresión resultante no es una nueva unidad léxica en la que se funden los significados de sus componentes, sino que el guion actúa como indicador de un vínculo o relación entre unidades geográficas diferentes». Afirma el DPD: «se prescinde del guion si la unión de los adjetivos da lugar a un verdadero compuesto, a una nueva unidad léxica cuyo significado funde en una denotación única las nociones de cada miembro por separado».

Para rematar, el Libro de estilo de la lengua española según la norma panhispánica, la más reciente de las obras académicas, de 2018, vuelve a considerarlos voces compuestas, es decir, unidades léxicas, a pesar de sus peculiaridades denotativas: «En los compuestos formados por adjetivos gentilicios, cuando se expresa relación entre dos entidades diferentes, se escribe guion».

Semejantes incongruencias responden a que algunas de estas dicciones poseen características controversiales, difíciles de ajustar a la horma de los compuestos univerbales o propios. De hecho, la NGLE esgrime principios diversos para argumentar la presencia o ausencia de guion en ellas. Apela tanto al carácter de la denotación o referencia[3] —triunfante en la OLE— como a la lexicalización[4] —similar a la Ortografía de 1999— y a cuestiones formales.[5]

Traigo el asunto a comentario porque, a raíz de los últimos acontecimientos en Palestina e Israel, la Fundación del Español Urgente ha publicado una nota en la que ofrece una guía para la escritura del doble adjetivo correspondiente a los gentilicios de ambas naciones. Reza así: «Para referirse a este conflicto, lo apropiado es emplear el término palestino-israelí, mejor que israelí-palestino, ya que, cuando ambas palabras conservan sus formas sin modificaciones, se tiende a colocar en primer lugar la que termina en o».[6]

Esta recomendación hace equivaler lo «apropiado» con una mera tendencia en la escritura; de modo que lo menos usual o poco común pareciera resultar ortográficamente inapropiado. Además, ignora que, desde la perspectiva política y comunicativa, el orden de los constituyentes pudiera generar interpretaciones diferentes. Mientras conflicto palestino-israelí es susceptible de leerse, digamos, como una pugna que los palestinos han iniciado contra los israelíes (‘de los palestinos contra los israelíes), conflicto israelí-palestino admitiría la lectura inversa (‘de los israelíes contra los palestinos’).

Pienso —y valga como conclusión— que los códigos ortográfico y gramatical deben desechar cualquier precepto que no sea estrictamente formal para la escritura de los compuestos con doble gentilicio. Siempre que el primer constituyente acabe en –o (sea porque coincide con su forma plena o porque esta se modifica así a efectos de la anteposición), debe establecerse la fusión gráfica, dejando el guion solo para los casos que no cumplen el requisito: palestinoisraelí, israelopalestino, pero israelí-palestino. (La única excepción sería astur-, elemento compositivo de uso asentado para sustituir a asturiano en, por ejemplo, asturleonés.)

Este cambio simplificaría la normativa para las formaciones gentilicias compuestas y la haría más homogénea con la de los restantes compuestos de doble adjetivo, a pesar de que estos —aclara la OLE— rechazan la forma ligada, sin guion, si el primer constituyente supera las tres sílabas (lexicosemántico, pero nunca semanticoléxico), mientras que los gentilicios carecen de tal restricción (catalanoaragonés).

Si se juzgara una decisión demasiado radical contra las convenciones vigentes, lo idóneo sería dar verdadera libertad para que los usuarios de la lengua escrita aplicaran a discreción, sin criterio de valor añadido, cualesquiera de las pautas discriminatorias —la referencia, la lexicalización o la forma—, aun cuando ello acarrease un tratamiento gráfico heterogéneo. Esta solución salomónica garantizaría, al menos, que gentilicios como israelopalestino y palestinoisraelí tuvieran respaldo normativo para aludir al conflicto entre ambas naciones.


[1] Parecido pensaba el ortotipógrafo José Martínez de Sousa. Cfr. su Manual de estilo de la lengua española, 2.a ed., 2001: «El guion no debe establecer diferencias o matices que corresponden a la política […] debe escribirse siempre en una sola palabra, sin guion: acuerdo germanosoviético, enfrentamiento germanosoviético».

[2] La NGLE los clasifica en compuestos univerbales o propios y compuestos sintagmáticos. Los primeros se funden gráficamente; los segundos se juntan y separan a la vez mediante un guion interpuesto.

[3] «Favorece el uso del guion el hecho de que cada uno de los miembros del compuesto mantenga su denotación independiente. Así, las contiendas hispano-americanas equivale a las contiendas de los españoles contra los americanos. Es igualmente necesario mantener la denotación de cada miembro en el diálogo hebreo-musulmán, una cumbre franco-canadiense o la colaboración hispano-francesa, con guion en los tres casos».

[4] Afirma que «pueden escribirse» sin el signo «si las formaciones no se interpretan como unidades acuñadas».

[5] Dice que «se recomienda usar el guion cuando el primero de los adjetivos que forma el compuesto conserva íntegra su terminación» o «cuando el radical en -o coincide con la forma libre».

[6] Sobre estos gentilicios asegura la OLE: «existe una marcada tendencia a colocar en primer lugar el [gentilicio] que termine en -o, de manera que resulta más normal y, por ello, preferible escribir palestino-israelí […] que israelí-palestino». Nótese como más normal y preferible se convierten en lo apropiado en la nota de la Fundación del Español Urgente.

Pedro de Jesús

Texto de Pedro de Jesús
Miembro Correspondiente de la Academia Cubana de la Lengua. Narrador y ensayista. Premio Alejo Carpentier.

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