Pueblo Viejo es una mina cultural

A pesar de haber sido declarado desde 2018 como Monumento Nacional, las huellas de abandono y mal manejo no se borran de hoy para mañana

Tras cinco años de espera, este jueves se colocó la tarja que avala al sitio como Monumento Nacional. (Foto: Oficina del Conservador)

Ha pasado demasiado tiempo desde que, con todos los bombos y platillos, varios especialistas de este territorio demostraron que Sancti Spíritus es la única de las primeras villas cubanas con su sitio fundacional identificado.

El hecho no nació de la noche a la mañana. Necesitó de muchas investigaciones, confrontación de saberes y hasta de supervisión de expertos foráneos. En el 2014, según múltiples evidencias, justo en el aniversario 500 de que fray Bartolomé de las Casas bendijera estas tierras, la noticia corrió de una punta a la otra de la isla. Pueblo Viejo, a 6 kilómetros de la actual ciudad espirituana, salió así del anonimato al confirmarse allí elementos de transculturación que lo señalan como el asentamiento original de la villa.

Junto con esa alegría y por el nivel de evidencias encontradas allí, el área rural fue propuesta a Monumento Nacional; un anhelo realizable. De acuerdo con el Decreto No. 55: Reglamento para la Ejecución de la Ley 2 de los Monumentos Nacionales y Locales, “se entiende con esa condición todo centro histórico urbano y toda construcción, sitio u objeto que, por su carácter excepcional, merezca ser conservado por su significación cultural, histórica o social para el país”.

Por tanto, en el 2018 la aprobación no tomó por sorpresa. Desde entonces, Pueblo Viejo integra la extensa lista de ese tipo de sitios, a pesar de que coexiste en un ambiente exento de cuidados, donde hace pocas horas fue por fin ubicada la tarja que legitima su condición.

“Lamentablemente, es un potrero —describe el área de 20 hectáreas, Roberto Vitlloch, director de la Oficina del Conservador de la Ciudad de Sancti Spíritus—. Exige de un manejo, un orden, porque queremos convertirlo en un sitio atractivo desde el punto de vista histórico, científico, arqueológico y recreativo. Por suerte, tiene cerca una pequeña comunidad a la cual imbricaremos en todos los procesos”.

Tal declaración no resulta nueva para este medio de prensa. En más de una ocasión, Escambray ha confirmado el deplorable estado del lugar, al adentrarse por el estrecho camino rodeado de marabú que lleva hasta la pequeña elevación, donde se ubica el modesto monumento, tras pasar la señalización al borde de la Carretera Central, entre Sancti Spíritus y Jatibonico.

También ha denunciado el ultraje al obelisco, la imposibilidad de mantener en pie la cruz que simboliza la llegada de los colonizadores, el enyerbamiento por temporadas, el arado a la tierra con equipos pesados, el pastoreo de ganado… Demasiado deterioro de las muchas evidencias que aún restan por estudiar.  

Estas páginas, además, han mirado con lupa los intentos por revertir dicha situación, desde la intención de unos pocos, pero sin recibir el apoyo de recursos necesario a partir de la integración multifactorial. De igual forma, el lanzamiento de la responsabilidad real con el sitio como una papa caliente entre el Centro Provincial de Patrimonio Cultural, la Oficina de Monumentos y Sitios Históricos, el Gobierno municipal de Sancti Spíritus y la Oficina del Conservador de la Ciudad. Y aunque por fin se materializó la colocación de la tarja alegórica a su condición, se había pospuesto por largo tiempo. En dos ocasiones, pocas horas antes de ocurrir, se había suspendido sin ofrecer explicaciones, y la comunidad vecina al sitio se había quedado en espera del suceso.

“Hasta que la Oficina no tuvo personalidad jurídica fue imposible hacer algo, aunque desde su declaración como Monumento Nacional se asumió su cuidado al pertenecer a la Zona de Conservación del Patrimonio —explica Vitlloch—. Hemos vivido tiempos muy inestables con la llegada de la covid y todas sus secuelas. Ya hoy podemos hablar de que contamos con dos trabajadores, residentes de la comunidad aledaña, que cobran por aquí y tienen como responsabilidad la chapea, recogida de escombros y vigilia del área, así como aseguraremos que los arqueólogos del Gabinete de Arqueología Manuel Romero Falcó vuelvan a esas tierras para continuar sus estudios.

“Todavía es una fuente inagotable de investigación. Ese asentamiento existió durante cerca de ocho años porque se reconoce el traslado a las márgenes del río Yayabo en 1522, debido a múltiples causas aún en el tintero de los análisis científicos. Pero que sepamos dónde nació la villa y tuvo sus primeras raíces, sin duda, es un mérito, y que hayamos merecido la condición de Monumento Nacional es un reconocimiento a la ciudad”.

Es ese sitio una verdadera mina cultural que merece todo el respeto, según su jerarquía. Por tanto, seguir a la espera de un acertado manejo resulta hacerle el juego a la desmemoria. Debido a ello, pudiera perder su condición y sería otra punzada de muerte a nuestro patrimonio.

“Estamos en un proceso legal con el tema de la propiedad, porque tiene varios propietarios. La vida nos ha demostrado que las responsabilidades compartidas no siempre funcionan. La Oficina cuenta con varios proyectos en sitios distantes que pertenecen a la Zona de Conservación del Patrimonio, como el Paso de las Damas y Protesta de Jarao. Y para nosotros resulta esencial involucrar a las comunidades vecinas en cada uno de ellos, por lo que trabajaremos sin prisa y sin pausa, en un proceso continuo. Pensamos que al cierre del año 2023 tengamos algo más concreto con Pueblo Viejo”.

Lisandra Gómez Guerra

Texto de Lisandra Gómez Guerra
Doctora en Ciencias de la Comunicación. Reportera de Radio Sancti Spíritus y corresponsal del periódico Juventud Rebelde. Especializada en temas culturales.

4 comentarios

  1. Alex David Reinoso

    La comunidad ya está imbricada, se identifica con el lugar, allí se respira tradición, ímpetu, ganas de hacer; pero sobre todas las cosas lo más anhelado es el deseo de poner en valor el sitio y mostrar con orgullo el resultado del trabajo realizado por tantos años, además de lo que queda por hacer y descubrir. Si un nombre no puede faltar en el quehacer cotidiano en Pueblo Viejo es el del Arqueólogo Orlando Álvarez de la Paz, líder del Gabinete de Arquelogía «Manuel Romero Falcó» de la Oficina del Conservador de la Ciudad de Sancti Spíritus, mi respeto para él y su equipo así como para todos los que aportan su granito de arena.

  2. Periodista estoy casi seguro que mas de la mitad de los adultos no nacieron ni se criaron en la ciudad,asi como la mayoria de los que tienen poder de decision,tampoco.Obseve el estado del boulevard y sus calles adyacente,cada vez que veo alli a un turista siento verguenza ajena,amo mi ciudad o lo que queda de ella y me duelen sus calles llenas de huecos,las heces en las aceras,las grocerias de muchos de sus pobladores…Pregunte a su padre si fue eso lo que conocimos..aun asi,la sigo amando

  3. Yaimery morales Muñoz

    Me parece muy bien, pero publiquen los que cumplen los requisitos,así hacemos democracia pura y dura

  4. Yaimery morales Muñoz

    Pueblo viejo entre Santi Spirutus y Jatibonico ,no conozco bien la zona pero son como 30 Km , pudieran explicar más gracias

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