Vertimiento de agua contaminada de Fukushima al océano, ¿qué consecuencias puede tener?

La decisión unilateral del gobierno japonés de verter al Océano Pacífico el agua residual contaminada de la central nuclear de Fukushima, resultante del proceso de enfriamiento de los reactores nucleares averiados por el terremoto y el tsunami que afectaron esa planta hace más de una década, ha generado protestas de los sindicatos de trabajadores de la pesca de la nación asiática, además de la decisión de China de suspender en lo adelante la compra de pescado a Japón.

Esta medida del Gigante Asiático traerá graves consecuencias para la economía nipona, si tenemos en cuenta que China importa aproximadamente la mitad de la captura total de peces de aquella nación y que otros países de la región se inclinan por similar respuesta, con el argumento de que el tratamiento químico a que fue sometida esa agua residual no permite eliminar el tritio.

El tritio de la discordia es un isótopo natural del hidrógeno, pero es radiactivo, su núcleo consta de un protón y dos neutrones, (teóricamente) tiene una semivida de 12.3 años y se produce con bombardeo con neutrones de blancos de litio, boro o nitrógeno.

Según el sitio especializado quimica.es, el tritio produce emisiones beta de baja energía y no emite ningún otro tipo de radiación primaria. De hecho, el tritio emite el nivel más bajo de energía por radiación beta de todos los isótopos…; a pesar de ello, el tritio es radiotóxico por inhalación e ingestión.

De acuerdo con la fuente consultada, “se espera que a medio o largo plazo la tecnología logre fusionar de forma controlada tritio y deuterio. Esta fuente de energía, al contrario que la nuclear actual, sería limpia e inagotable, pues el deuterio está presente en el agua dulce, y el tritio en agua de mar, y el producto de su fusión es el helio, que no es radiactivo”.

El tritio es el único elemento del agua contaminada de Fukushima que no ha podido ser eliminado por la tecnología actual; pero el gobierno de Japón se escuda en el argumento de que las mediciones de radiactividad lo sitúan en un rango muy por debajo del patrón de permisibilidad de ingestión por el ser humano, razón por la cual el vertimiento de 1.3 millones de metros cúbicos de esa agua contaminada en un plazo de 30 años no constituye peligro alguno; sin embargo, las autoridades chinas critican que esa es la variante más barata, pues a su juicio existen otros procedimientos, más costosos pero más seguros, para deshacerse del agua contaminada.

A las preguntas: ¿El tritio se concentra en los peces? ¿Será peligroso comer pescado?, la plataforma Fukushima Updates emite la siguiente respuesta: “No, el tritio no se concentra en los organismos. El tritio, en su mayor parte, existe en forma líquida, y el cuerpo lo excreta al igual que el agua. Se ha confirmado mediante estudios que no se acumula ni se concentra dentro del cuerpo. Si entra en el cuerpo como agua tritiada, se metaboliza en unos 10 días. Si entra en el cuerpo unido a una proteína u otra sustancia orgánica, la mayor parte se excreta, en la mayoría de los casos, en unos 40 días, y cualquier resto de tritio se excreta más tarde”.

Ante estas discrepancias, el Organismo Internacional de Energía Atómica el jueves 23 de agosto expresó que los niveles de tritio presentes en el agua que se está vertiendo al mar, por la central nuclear de Fukushima, están muy por debajo de los niveles máximos recomendados por la Organización Mundial de la Salud (OMS). La OMS establece un límite de 10 000 becquerelios por litro de agua para consumo, y las mediciones realizadas arrojaron que las muestras tomadas están muy por debajo del límite operativo de 1 500 becquerelios por litro de agua.    

Llegado este punto, surgen dos interrogantes: ¿Cuál habría sido la reacción del gobierno japonés si hubiese sido China la que vertiera aguas contaminadas al océano? ¿El Presidente y el Primer Ministro de Corea del Sur habrían indicado servir mariscos y pescado en la cafetería presidencial este lunes como muestra de apoyo a su socio Japón? El problema no es tan sencillo.

Ecoavant.com, que informa sobre la actualidad del medio ambiente, reseña así la polémica en torno a la presencia del tritio en el agua que Japón vierte al Océano Pacífico: “Este isótopo, que también puede estar presente de manera natural, sería inofensivo por contacto, al no poder penetrar en la piel humana, pero, en caso de ingestión, puede conllevar riesgo de cáncer. En todo caso el gobierno japonés sigue asegurando que la cantidad de tritio estaría en niveles permitidos, afirmación que no ha sido corroborada por la Organización Mundial de la Salud, el ente facultado para emitir un juicio creíble sobre un tema tan polémico como el que nos ocupa.

“A este respecto, la opinión pública, los científicos y otros países se encuentran muy divididos. Mientras algunos sectores apoyan la transparencia del anuncio japonés y sitúan esos posibles vertimientos de tritio dentro de los márgenes aceptables, otros países vecinos como China hablan de daños impredecibles al medio marino y la salud humana, con todo tipo de preocupaciones por cómo podrían afectar estas actividades al Océano Pacífico, a su flora y fauna y, por extensión, al ser humano. La población de la zona está entre los más escépticos hacia los vertidos por el temor de que estas actuaciones contaminen el pescado o la sal marina de la zona”.