San Isidro de los Destiladeros: De ingenio azucarero a museo interactivo (+fotos)

Este sitio arqueológico se erige como el primero en el centro de Cuba con una propuesta museográfica donde el espectador, a través de la tecnología, vive una novedosa experiencia en torno a la historia del Valle de los Ingenios

En la sala principal de la casa hacienda da la bienvenida una maqueta a escala del sitio. (Foto: Ana Martha Panadés/ Escambray)

San Isidro de los Destiladeros no ha perdido ese aire casi místico que heredó desde los tiempos románticos del azúcar; como sitio arqueológico que es, muestra las ruinas de los barracones, del trapiche y la casa de purga, del aljibe, la represa… Pero al traspasar la antigua casa hacienda, cual viaje en una máquina del tiempo, dispositivos electrónicos y otras novedades digitales agregan un toque de modernidad que sorprende al visitante.

Es este un museo de nuevo tipo y el primero con esas características en el centro de la isla. Como protagonistas, las Tecnologías de la Información y la Comunicación proponen nuevas maneras de acceder al relato histórico a través de una vivencia personalizada que genera a su vez una experiencia cultural, mucho más enriquecedora.

A partir de ese cambio en la perspectiva museológica, las distintas salas temáticas de San Isidro de los Destiladeros cuentan con pantallas táctiles interactivas y otros recursos electrónicos que facilitan la comprensión de una etapa marcada por el auge de la industria azucarera y el poderío de la sacarocracia criolla, de los cuales fue protagonista la ciudad de Trinidad y toda su llanura.

A través de juegos en pantallas táctiles se refuerzan detalles del relato sobre la historia del Valle de los Ingenios. (Foto: Ana Martha Panadés/ Escambray)

DEL PASADO AL PRESENTE

Los principales hitos en el devenir histórico de San Isidro de los Destiladeros, primero nombrado trapiche San Juan de Nepunoceno, están ahora al alcance de un clic. La Msc Claudia Rebeca Guzmán Calzada, especialista principal del museo que recién abrió sus puertas, muestra a Escambray el resultado de cinco años de arduo trabajo de concepción y diseño para insertar soluciones contemporáneas dentro de un espacio colonial, sin interferencias ni altisonancias. 

Claudia Rebeca Guzmán, especialista principal del sitio rceonoce el arduo trabajo para integrar soluciones contemporáneas a este espacio colonial. (Foto: Ana Martha Panadés/ Escambray)

“Posee varias salas; entre ellas una dedicada a la historia del ingenio que estuvo activo por 83 años, desde 1806 hasta 1893, la de la esclavitud, otra que hace referencia a la producción de azúcar y a las principales maquinarias introducidas en Cuba y particularmente en el Valle de los Ingenios durante los siglos XVIII y XIX, además de otras estancias que muestran la decadencia y posterior renacer del sitio”, describe la joven historiadora. 

La sala principal da la bienvenida con una maqueta a escala de San Isidro… Ante nuestros ojos cada detalle reconstruido a vista de águila y paciencia infinita: la casa hacienda, la torre-campanario, el área fabril con su tren jamaiquino —uno de los primeros en existir en Cuba—, el pequeño almacén, la destilería de ron, el sistema hidráulico y los barracones, donde los esclavos laboran en distintos oficios. 

Dispositivos tactiles y otras tecnologías enriquecen el discurso museográfico en San Isidro. (Foto: Ana Martha Panadés/ Escambray)

Y es que lo que se muestra afuera a nivel arqueológico, se puede interpretar y hasta “vivir” en el interior de este museo interactivo, fruto de la colaboración entre la Red de Oficinas del Historiador y Conservador de las Ciudades Patrimoniales de Cuba, con fondos de la Agencia Suiza para el Desarrollo y la Cooperación (Cosude).

La noción más contemplativa de este tipo de institución transmutó en San Isidro a una propuesta participativa; a la luz de conceptos novedosos vinculados a la nueva museología, el usuario y sus vivencias son importantes. De la mano de las modernas tecnologías se superan los discursos convencionales y el visitante se aproxima, más que a hechos históricos, a los procesos culturales acontecidos siglos atrás en la próspera comarca.

Alrededor de la mesa donde se exhibe la maqueta se ubican 10 tabletas a disposición del público para acompañarlo en el recorrido. “Pero si tiene un teléfono androide —detalla Claudia— puede activar una wifi interna y descargar la aplicación San Isidro con toda la información sobre el sitio en cinco idiomas: español, inglés, francés, ruso y alemán. Paneles con dimensiones aumentadas ilustran cómo fueron reconstruidos los detalles”.

Tras el recorrido in situ a nivel arqueológico, las nuevas tecnologias proponen una experiencia cultural enriquecedora. (Foto: Ana Martha Panadés/ Escambray)

Entre las novedades tecnológicas, dos de las salas cuentan con unos dispositivos táctiles llamados “quioscos”, manipulables digitalmente. “Uno contiene un diccionario de los términos utilizados por los esclavos en los distintos ingenios de Cuba, igualmente en cinco idiomas; y el otro muestra el devenir arqueológico del sitio con toda la información de los talleres realizados desde hace más de dos décadas”, refiere la especialista.

En otro de los espacios se ubican pantallas táctiles interactivas que, a través de juegos, ofrecen al visitante determinadas pautas para facilitar su comprensión en torno a la historia nacional y local, como complemento de lo aprendido durante el recorrido; primero por todas las áreas del antiguo ingenio descubiertas tras años de excavaciones, y luego, mediante un sugerente viaje al pasado, gracias a la tecnología.

Una tienda dedicada a promocionar diferentes artesanías y el pequeño salón de eventos se integran a la novedosa propuesta que da brillo a una de las perlas del valle, San Isidro de los Destiladeros.

La aplicación San Isidro puede descargarse en cualquier móvil con sistema andoide. (Foto: Ana Martha Panadés/ Escambray)

MUSEO Y CONJUNTO ESCULTÓRICO

Fueron varios los propietarios de este ingenio azucarero, que funcionó esencialmente con mano de obra esclava, hasta la última familia, los Fonseca y Valdés Busto. Sin comprender a cabalidad el valor del sitio, los herederos preservaron las ruinas de la antes esplendorosa fábrica hasta que la Oficina del Conservador de Trinidad emprendiera el largo camino de su restauración. Los talleres de arqueología convocados desde el año 2000 fueron develando cada reliquia.  

Leonel Delgado, al frente del gabinete de Arqueología de la institución, recuerda la emoción frente a cada hallazgo. “A fuerza de machete se limpiaron las áreas y cada taller ganaba en participación. Gracias a varios especialistas se lograron reconstruir todos los componentes de la fábrica”.

En la última etapa las labores de restauración se concentraron en la casa hacienda, otra vez majestuosa y sede del nuevo concepto museográfico, en cuyo montaje intervino parte del equipo que participó en proyectos similares, como el museo del Palacio del Segundo Cabo y la Casa Memorial de Fidel, ambos en la Habana, y el Complejo Histórico del Segundo Frente Oriental Frank País, en Santiago de Cuba.

Del conjunto escultórico que también tendrá San Isidro, ya concluyó la primera obra. En una de las áreas del antiguo ingenio el visitante puede encontrar la típica carreta y su yunta de bueyes que cargaba la caña hacia el trapiche.

La primera pieza del Conjunto Escultórico del museo del sitio San Isidro de los Destilaedros ya fue ubicada en una de las áreas del antiguo ingenio. (Foto: Ana Martha Panadés/ Escambray)

La obra nació de las manos del artista de la plástica Israel Rondón Mainegra. “La idea es incorporar estas piezas para animar los espacios exteriores, como el área fabril o los barracones. Hubo mucho ajetreo en el pasado y eso es lo que pienso recrear y así el público puede visualizar detalles del relato histórico”.

La escultura, que a primer golpe de vista parece real, fue realizada con la técnica del biombo, con la cual Israel ha experimentado últimamente a partir de su formación académica y su participación en eventos como el Siacot y Trinidad a la cal realizados en San Pedro.

“Es una pieza hecha a tamaño natural, con materiales naturales y tierras recolectadas del mismo valle, lo cual permite lograr estos grandes volúmenes que resisten, además, la intemperie y llaman la atención por el colorido, ideal en este entorno.

 “Agradezco la ayuda de muchas personas —imprescindible mencionar a Máximo Mendieta, que estuvo siempre conmigo— que aportaron desde el punto de vista técnico y conceptual para lograr estos elementos volumétricos. En el traslado de la pieza apoyaron también alumnos y profesores de la Escuela de Oficios de Restauración Fernando Aguado”.

Entre todos los encantos que posee el Valle de los Ingenios, en Trinidad, el museo interactivo de San Isidro de los Destiladeros y su conjunto escultórico propone una experiencia que a nadie le gustaría perderse.

San Isidro de los Destiladeros, en el Valle de los Ingenios, es el primer museo interactivo en la región central de Cuba. (Foto: Ana Martha Panadés/ Escambray)

Ana Martha Panadés

Texto de Ana Martha Panadés
Reportera de Escambray. Máster en Ciencias de la Comunicación. Especializada en temas sociales.

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