Tres décadas atrás una canadiense llegó por primera vez a Cuba. Su primer recorrido, junto a jóvenes coterráneos de 15 años, incluyó la visita a una Secundaria Básica de Matanzas. “Fue la primera vez que un país capitalista envió jóvenes para intercambiar con sus homólogos cubanos”, relata vía WhatsApp Colette Lavergne.
“Al inicio no conocía la historia de Cuba y la fui aprendiendo, poco a poco, en el camino ─confiesa Lavergne─. Desde la primera vez que vine me enamoré de este pueblo heroico y digno, un pueblo independiente”.
La experiencia de Colette en su primer viaje fue muy emocionante, pero nunca imaginó que de aquel momento nacería un proyecto de solidaridad a través del Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos (ICAP). Ya ha perdido la cuenta de cuántas veces ha programado intercambios entre cubanos y canadienses, pero lo que nunca olvidará es su visita a Sancti Spíritus en 1997.

Ella recuerda que ese año habían enviado un contenedor de colchones que fue donado a los asilos de ancianos de la provincia. “Fue una sorpresa para mí que me otorgaran ese la condición de Hija Ilustre de la provincia. Recibí una pintura firmada por Alicia Crespo, delegada del ICAP en el territorio, y Ricardo Santillán, presidente de la Asamblea Provincial del Poder Popular en aquel momento”.
Actualmente, Lavergne es la portavoz de la mesa de concertaciones de solidaridad Quebec-Cuba y se confiesa como una eterna admiradora del pueblo cubano.
Aquella muchacha canadiense que visitó la isla por primera vez siendo muy joven se ha convertido en una eterna luchadora por los derechos de los cubanos y, con su trabajo, persigue que muchas personas en el mundo conozcan la verdadera historia de nuestro pueblo.

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