Han pasado casi 40 años desde que el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, líder histórico de la Revolución, lanzara aquella idea de las buenas condiciones para hacer ciencia desde los locales de la entonces Facultad de Ciencias Médicas, de Sancti Spíritus, que recién se inauguraba oficialmente.
Era el 27 de julio de 1986 y lo que a todas luces parecía una quimera por el poco desarrollo científico de la provincia, encontró aquí el suficiente respaldo para dar vida algún tiempo después al Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología.
Nosotros surgimos gracias a una idea de Fidel, confesó años después al periódico Escambray la Doctora en Ciencias Ada Triguero Cruz, directora de la institución desde su surgimiento en abril de 1990 hasta 2001; de ese espíritu innovador, de esa osadía tan propia del Jefe de la Revolución nos hemos alimentado hasta hoy, subrayó el Doctor en Ciencias Enrique Rosendo Pérez Cruz, quien en la actualidad lidera a un equipo que es referencia en Cuba.
HACER CIENCIA A CADA MINUTO
A juzgar por la quietud y el silencio que reinan en los pasillos de la instalación que desde sus inicios se localiza en uno de los espacios de la hoy universidad médica, pareciera este un lugar diferente; puertas adentro de los locales, aquí se hace ciencia a cada minuto.
Nuestro reto más grande es generar la mayoría de los anticuerpos monoclonales que requieren muchos de los proyectos de investigación dentro del grupo BioCubaFarma, subrayó Pérez Cruz a la Agencia Cubana de Noticias, mientras reseña los logros de un centro que, junto a los de La Habana y Camagüey, conforman la trilogía de sitios dedicados a la Ingeniería Genética y la Biotecnología.
Destacó que al incremento cualitativo de los estudios, siempre de la mano de un colectivo donde confluyen juventud y experiencia, se suma la capacidad de desarrollar sistemas analíticos asociados a esa generación de anticuerpos monoclonales y que tuvo su primer momento en los programas de la vacuna de la hepatitis B hasta llegar a sobrepasar los 180 hibridomas que producen inmunoglobulinas diferentes.

En estos momentos están involucrados en indagaciones tan importantes como la generación de anticuerpos para la obtención de un inmunógeno contra el dengue y el oropouche y en la consolidación de diagnosticadores del tipo tira reactiva, de los cuales fueron pioneros en la Isla.
Pérez Cruz aseguró que entre sus fortalezas destaca el desarrollo de la tecnología enzimática de fruto oligosacárido, patentada en 18 naciones y que encierra la producción de un catalizador biológico que transforma la sacarosa en un prebiótico.
Hemos cerrado ciclos de estudios clínicos con esta enzima, la hemos registrado y se presentan como suplemento dietético con resultados alentadores en quienes padecen Diabetes o tienen hígado graso no alcohólico, expresó.
HEBERPROT-P: UN HITO
El nombre del Máster en Ciencias Rafael Ibargollín Ulloa está muy ligado a la Ingeniería Genética y la Biotecnología y, de manera especial, al Heberprot-P, medicamento con sello cubanísimo nacido en el CIGB de la Isla y que revolucionó la atención a los pacientes con úlcera de pie diabético dentro y fuera de la nación al lograr la disminución de las amputaciones.

Esta dolencia sigue siendo la primera indicación del fármaco que contiene factor de crecimiento epidérmico humano recombinante, significó, pero hemos extendido su empleo a otras lesiones más complejas y, asociado a él, llevamos adelante toda una tecnología que incluye desde el buen control metabólico hasta una serie de procederes quirúrgicos.
Las cifras expuestas por Enrique Rosendo Pérez Cruz en medio de la conversación confirman la efectividad del producto: sólo en esta región, desde que se inició el programa de tratamiento con Heberprot-P, más de 12 mil espirituanos han recibido sus beneficios y, según los análisis, con una alta tasa de sobrevida al cabo de los cinco años.
En la nación, resaltó Ibargollín Ulloa, el índice de amputaciones en los pacientes a los que se les suministró el fármaco se comporta igual, por debajo del uno por ciento; sin embargo, estos procederes aumentan en quienes no pueden emplearlo por diversas causas.
Al detenerse en las novedades alrededor de su uso, los expertos detallaron que desde hace unos dos años la provincia extendió su aplicación a lesiones complejas o de difícil cicatrización, una experiencia que ya abarca a 200 lugareños y a especialidades como Ortopedia, tanto en adultos como en la edad pediátrica.

Y lo otro, dijo, es que esa experticia la hemos trasladado a los policlínicos, con un equipo de profesionales muy valioso, y donde siempre promovemos cursos de capacitación y superación.
LA COVID-19: UNA ETAPA LLENA DE RETOS
Para Pérez Cruz la manera en la que el colectivo del CIGB se involucró en los proyectos de investigación para enfrentar el virus del SARS-CoV-2 y los resultados del trabajo demostraron la capacidad de la institución para asumir compromisos.

Era, sin proponérselo quizás, otra de las vías para honrar el desafío que hace casi cuatro décadas lanzara Fidel cuando propuso la creación del centro.
De los desvelos y cuidados extremos para protegerse y seguir haciendo ciencia, puede dar fe también la Doctora en Ciencias Maylin Pérez Bernal quien, junto a un colectivo de profesionales, llevó adelante el estudio Respuesta de anticuerpos a la vacunación con Abdala en leche materna, galardonado con el Premio de la Academia de Ciencias de Cuba 2024.
Además de proveer anticuerpos y proteínas diagnóstico para su uso en el Centro de Inmunoensayo y el Instituto Finlay de Vacunas, el CIGB impulsó esta investigación, primera que en el mundo se lleva a cabo en inmunógenos de subunidad proteica como Abdala.
Como los niños menores de dos años no pueden vacunarse contra la COVID-19 había que buscar la manera de protegerlos temporalmente y una vía es la leche materna, aseveró Pérez Bernal, porque cuando el bebé lacta adquiere anticuerpos que le transfiere la madre.
El trabajo consistió en evaluar la respuesta de anticuerpos en la leche materna, ratificó, y se demostró que Abdala sí los genera y que, incluso, éstos pueden neutralizar al virus, pero lo más importante que debe lograrse es que esa lactancia sea exclusiva la mayor cantidad de tiempo posible porque esa inmunidad resulta pasiva, temporal.
Es una manera de proteger a una población muy vulnerable como los recién nacidos de una enfermedad contra la que no pueden vacunarse, precisó finalmente Pérez Bernal.

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