La película Cónclave de 2024, un éxito en taquilla y ganadora de un Oscar, narra la historia de una elección papal sin un claro favorito. Para muchos, fue un vistazo al denso mundo del Vaticano y al hermético proceso de elección del líder de la Iglesia católica.
El miércoles 7 de mayo, la ficción se volverá real cuando 133 cardenales comiencen el proceso de elección del sucesor del papa Francisco, que murió el 21 de abril a los 88 años.
Como sabrán quienes han visto la película, el cónclave papal se celebrará totalmente a puerta cerrada en la Capilla Sixtina, bajo los mundialmente famosos frescos de Miguel Ángel.
Nadie fuera del Vaticano conocerá el resultado hasta que una columna de humo blanco salga de su chimenea, lo que significará que la Iglesia católica tiene un nuevo líder.
Pero ¿qué nos dice la película sobre cómo podría desarrollarse el cónclave y por qué el proceso resulta tan fascinante?
1. Un proceso no del todo cerrado
Adaptada de la novela de Robert Harris, Cónclave muestra a los cardenales aislándose en el Vaticano durante el proceso de elección. No se les permite comunicarse con nadie fuera del cónclave, aunque, dadas las circunstancias prácticas, no están completamente apartados.
«Todos necesitan alimentarse; no están completamente apartados del mundo», afirma Stephen Bullivant, profesor de teología y sociología de la religión de la Universidad de St Mary’s Twickenham, en Londres. Este aislamiento autoimpuesto es una tradición que se remonta a siglos.
En parte, busca evitar que los electores se vean influenciados por factores externos, aunque la idea de un proceso a puerta cerrada puede parecer contradictoria con el «enfoque del mundo moderno de transparencia, visibilidad y escrutinio», según Anna Rowlands, profesora de pensamiento y práctica social católica en la Universidad de Durham, Inglaterra.
La película evoca «una atmósfera introspectiva increíble» y una sensación de retiro del mundo, afirma.
«Me cuesta imaginar una responsabilidad y un sentimiento más intensos que estar encerrado en un cónclave», añade.
2. Los altercados
En la pantalla, abundan las deliberaciones claustrofóbicas e intensas, las reuniones estratégicas y las maniobras tácticas. Un cardenal socava a un candidato favorito para mejorar sus propias posibilidades. Otros, con perspectivas improbables, instan a sus partidarios a cambiar su voto.
Este conflicto de intereses e ideologías en pugna proporciona gran parte del drama de la película. «Trata esencialmente sobre las maquinaciones políticas que se desarrollan», le dijo a la BBC a principios de este año Nick Emerson, editor de la película.
Mientras que algunos cardenales pensarán que lo más importante es seguir la guía divina, otros se sentirán ansiosos por tomar una decisión rápida, afirma Tina Beattie, profesora emérita de Estudios Católicos en la Universidad de Roehampton, Inglaterra.
Dado que la salud del papa Francisco estuvo delicada durante algún tiempo, es probable que, incluso antes del cónclave, «ya haya habido mucha politiquería y pugnas por posiciones entre bastidores», añade.
«Habrá muchos altercados y no todos [los cardenales] estarán de acuerdo».
Aunque en la película algunas de las escenas más tensas se centran en la votación, en realidad gran parte del drama podría surgir en las reuniones de los días previos al inicio oficial del cónclave.
Durante este tiempo, los participantes se conocerán, definirán sus prioridades y aprenderán a trabajar juntos para llegar a una decisión unificada, explica la profesora Rowlands.
3. Una elección impredecible
En la película, un cardenal desconocido, nombrado en secreto por el difunto papa, se ve arrojado a la contienda. En la vida real, esto no sería posible. Aunque teóricamente cualquier varón católico bautizado es elegible para ser nombrado papa, todos los cardenales que voten en el cónclave tendrían que haber sido nombrados públicamente por un papa anterior.
Dicho esto, la inminente elección podría ser una de las más impredecibles de la historia. Alrededor del 80% de los cardenales con derecho a voto fueron nombrados en los últimos 12 años por el papa Francisco. Él conscientemente eligió a personas de todo el mundo y con diversos trasfondos políticos.
Muchos de los cardenales designados por Francisco provienen de países en desarrollo, «lugares y contextos donde normalmente no se nombran cardenales», afirma la profesora Rowlands. Esto añade un nivel de incertidumbre en cuanto a sus prioridades y su decisión final.
4. Cardenales modernos
La película presenta a los cardenales como seres humanos falibles que compiten por el poder. El director Edward Berger le dijo a la BBC el año pasado que, si bien el cónclave se considera «un antiguo ritual espiritual», él quería acercar a los participantes a la modernidad.
«Los hemos colocado en un pedestal, pero cuando miras más de cerca es gente que tiene teléfonos móviles, que fuma, que tienen los mismos problemas, vicios y secretos que nosotros».
La profesora Rowlands explica que la película ofrece una mirada a lo que hay detrás de un proceso, con todos los elementos de la naturaleza y la vida humana presentes: «pérdida, dolor, ambición, miedo, tentación, valentía».
Y agrega: «Un cónclave es algo muy, muy humano… Tiene un propósito divino, pero es algo muy humano».
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