Un movimiento de renovación y cambio de imagen que abarca no solo a las instalaciones sino también a la propia técnica, distingue por estos días a las cinco bases vinculadas a la actividad de Transporte Escolar en la provincia, entidad ganadora de las actividades provinciales por el 28 de junio, fecha en la que se congratulan a los transportistas.
Cada espacio, por insignificante que parezca muestra una transformación oportuna y necesaria, la pintura roja y amarilla, las señaléticas, según se establece en el manual de identidad, el orden y la limpieza de las áreas, aunque se trate de aquellas donde se arman y desarman piezas o partes de los vehículos, son como una carta de presentación para quienes llegan a estos lugares.
El último año ha sido decisivo para que prendiera la llama de la emulación, y con el apoyo de las estructuras sindicales y administrativas, cada colectivo se subió al ómnibus de la transformación y cambió todo lo que podía ser cambiado, tal y como resume el concepto Revolución, expuesto por Fidel.

LO QUE LE TOCA A CADA CUAL
Con un encargo estatal bien definido, que comprende, además de la transportación de estudiantes y profesores de distintas enseñanzas y algunos fuera de ésta, las demandas de organismos, la UEB muestra notables resultados en el desempeño con que asume, igualmente, la movilidad de los clientes hacia las seis bases de Campismo del territorio o de atletas, músicos y personal de Salud, en fin, cualquier otro interesado que demanda de sus prestaciones, siempre que medie una contratación.
Solo que, para cumplir con cada uno de estos reclamos, se necesita una retaguardia o, mejor dicho, contar con trabajadores capaces de hacer hasta lo imposible para no fallar con lo pactado en cualquiera de las bases de la provincia, es decir: Trinidad, Yaguajay, Cabaiguán, Taguasco o la de Sancti Spíritus, esta última sede de las actividades por el Día del Transportista.
Para Arney Borroto Olmo, uno de los mecánicos de esta base, situada en la barriada de Colón, resulta estimulante saber que debido a sus inventivas durante los muchos años que lleva vinculado a este centro, los carros siguen rodando. “Comencé aquí con solo 16 años y ya tengo 42, primero fui ayudante y luego me hice mecánico gracias a las enseñanzas de Luis Marrero, quien fue mi tutor, aunque todos mis tíos y mi papá se desempeñaban en este oficio, así que lo llevo en la sangre. Pero lo más importante es que las soluciones a las roturas no salen de uno solo, siempre surgen ideas y se comparten entre otros compañeros, incluso con los propios choferes”.
Igual gratitud siente Euclides Viciedo Valdés, el experimentado chofer de una Girón-VI, cuando trata de orientar al mecánico para entre los dos arreglar con mayor prontitud la rotura que presenta su ómnibus. “Mi carro tiene más de 40 años de explotación, todavía recuerdo cuando llegó nuevo y lo tuvo otro compañero hasta que se jubiló, aunque por él transitaron varios antes que yo, pero desde que lo manejo trato de mantenerlo rodando; las piezas escasean al igual que los neumáticos, los aceites y las baterías, sin embargo, poco a poco salgo a mis recorridos.
“Yo tengo una ruta muy mala y traslado a los maestros de escuelas primarias por la zona de Pojabo hasta El Caney, eso es lo más complicado, porque los caminos están defondados, lo cual afecta mucho los paquetes de muelles, pero casi nunca fallo en un viaje, a no ser por una rotura muy puntual, pero desde que llego al taller entre el mecánico y yo le caemos y enseguida salimos”.
En una tarea compleja está también Dargis Martínez Salgado, quien por 18 años se desempeña en esta base, primero como mecánico y luego como chofer. “Yo arreglo mi propia guagua, pero ayudo también a mis compañeros, ahora estoy apoyando al conductor de esta Girón con el tema de la turbina, pero luego sigo prendido con la mía, que es una Diana a la cual le estoy adaptando un motor de Zil-131, parece una locura, pero no lo es, ya hay experiencia en otras provincias y cuando se me dio la posibilidad no lo pensé mucho”.

LOS DIRECTIVOS OPINAN
Para Eduardo Arteaga Ramírez, el administrador de la Base de Sancti Spíritus, el hecho de que solo lleva 29 días en estas funciones no significa que esté desactualizado en cuanto a la labor de su colectivo. “Los más de cuatro años que estuve como Jede de Departamento de la Técnica en la propia UEB me nutrieron de conocimientos que ahora pongo en práctica. No se trata de una tarea fácil, pues de los 30 ómnibus que tenemos, 20 son de la marcha Girón que datan de la década del 80, lo que supone una sobreexplotación, el resto son carros Diana, pero igual algunos están limitados por falta de recursos.
“Solo el esfuerzo del colectivo para mantener activo el parque de equipos es digno de admirar —aclara Ramón—, sin ese sentido de pertenencia nada sería posible, pero la voluntad mueve molinos. Aquí la innovación está a la orden del día y es lo que permite que la mayoría de estos equipos salgan a rodar por las diferentes rutas; hoy estamos garantizando casi el 90 por ciento de la demanda y si fuera necesario ponemos dos posiciones a un mismo carro, pero nunca dejamos fuera un compromiso”.
Con Oraldo González Pérez, director de la Unidad Empresarial de Base Transporte Escolar Sancti Spíritus, la conversación toma otro giro, por ejemplo, habló de todo lo que han hecho en el último año para sacarse de encima el mote de improductivos y transformar no solo la imagen y el confort de las instalaciones, sino también la mentalidad de los trabajadores, que ahora luchan por hacer una labor mucho más eficiente y por lograr ingresos superiores a otras etapas, a partir del cumplimiento de su cometido, el traslado de pasajeros.
“Hoy exhibimos resultados económico-productivos por encima del 111 por ciento y hemos transportado en apoyo a la población y en viajes de retorno más de 380 000 pasajeros, partida que supera el año anterior, donde solo alcanzamos alrededor de un 80 por ciento. Una experiencia que pusimos en práctica en los días finales del 2024 y que pretendemos repetir en este verano, es la de apoyar la transportación con un grupo de medios para garantizar el traslado desde los municipios hasta la cabecera provincial. Y no es que esté todo hecho, falta mucho por lograr, pero lo más importante es que nuestros trabajadores se sienten motivados y atendidos, algo que los compromete y estimula a seguir aportando, desde cualquier puesto, a la actividad de esta UEB”, expresa finalmente Oraldo.
Convencidos están los espirituanos de que esta UEB es una digna sede de las actividades por el 28 de junio, solo que no basta una celebración para estimular el esfuerzo e incentivar los ánimos, hace falta mucho más, por ejemplo: sentirse transportistas de corazón, y desde cada posición seguir contribuyendo al desempeño de un sector que en los últimos años siente con más rigor el peso del bloqueo, pero sigue en pie para dar satisfacción al pueblo.
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