Serie Nacional de Pelota: ¿Un oeste beisbolero?

Continúan ocurriendo hechos lamentables que reafirman la crisis de nuestro pasatiempo nacional Ramón Lunar, el villaclareño, está herido. El béisbol cubano está a punto de entrar en terapia. No solo por el repulsivo incidente en el juego Villa Clara-Matanzas cuyos detalles morbosos ya se saben. Lo ocurrido en el “Victoria

Continúan ocurriendo hechos lamentables que reafirman la crisis de nuestro pasatiempo nacional

Ramón Lunar, el villaclareño, está herido. El béisbol cubano está a punto de entrar en terapia. No solo por el repulsivo incidente en el juego Villa Clara-Matanzas cuyos detalles morbosos ya se saben.

Lo ocurrido en el “Victoria de Girón” matancero, donde los “bolazos” de Freddy Asiel Álvarez derivaron en un batazo en pleno rostro de Demys Valdés a Lunar (no estaban enrolados directamente en los hechos), parece secuencia de un filme ya rodado.

A batazo limpio (video)

Sanciones por indisciplina a peloteros en béisbol cubano

Hace unos días pudo suceder algo similar entre el ahora pinareño Vladimir García y Lunar en una “tiradera” de pelotas que terminó por contagiar al público del “Sandino”. En diciembre último esos propios jugadores, bate en mano el segundo, protagonizaron otra trifulca donde Ciego de Ávila se fue del terreno por unos minutos y al árbitro actuante lo sancionaron primero y lo disculparon después.

Hace un tiempo se supo de la “tierrita” tirada por Víctor Mesa a los ojos de un árbitro. Mucho antes Michel Enríquez fue sancionado a un año fuera del béisbol por agredir a un umpire fuera del terreno.

En la Serie 49 el estadio José Antonio Huelga acogió una reyerta de grandes dimensiones cuando el industrialista Lisbán Correa, bate en mano, hizo correr al lanzador espirituano Yasniel Sosa. Si entonces no hubo sangre fue por la actuación policial.

Como ejemplos, bastan para confirmar que aquellas aguas trajeron estos lodos. Detrás de estos, como ahora, encontrará la tibia respuesta de la Comisión Nacional de Béisbol con medidas cosméticas y epidérmicas que más que extirpar el mal de fondo, lo han enraizado al punto de regalarle al mundo una imagen decadente de nuestro principal espectáculo deportivo, seguido en muchos lares, con todo y sus cojeras.

Sé que en otras geografías sucesos peores pululan. Sucede que la esencia del deporte cubano propugna otros valores, basados en la hermandad, la disciplina, la ética, todos transgredidos en los casos de marras.

La violencia comienza a “cocinarse” desde que tras un cuadrangular, llega un dead ball, intencional o no (pues la línea divisoria entre una y otra pasa por la subjetividad), desde que un “golpeado” le camina al lanzador en tono amenazante y los árbitros se quedan cruzados de brazos, o desde que los peloteros se desconcentran protestando bolas y strikes y nuestros mánagers hacen lo mismo con jugadas de apreciación.

La violencia invade los graderíos cuando las autoridades policiales miran pasivamente un objeto tirado al terreno o una agresión a un jugador.

Ahora que la televisión nos trae béisbol de todas las marcas, resultan más visibles las diferencias con aquellos peloteros que optan por adentrarse en el juego ante cualquier manifestación que amenace con sacarlos del mismo. Eso demuestra que a los nuestros les falta profesionalidad, carencia que nada tiene que ver con el dinero.

¿Se hubiesen evitado males mayores si tras el dead ball por la cabeza a Yasiel Santoya el árbitro principal expulsa a Freddy Asiel o si Ramón Moré extrae a su lanzador? Quizás. Pero nada justifica la tamaña agresión de Valdés, que puso en peligro la vida de Lunar por lo fuerte del batazo en pleno rostro. Por eso me parece endeble la medida de la Comisión Nacional de separar por un año al matancero, quien, más que una indisciplina, cometió un delito, penado en nuestras leyes. ¿O es diferente esta agresión a la que un ciudadano común comete con características similares? ¿Qué acto ameritaría una separación definitiva del deporte?

Por más que admire la calidad deportiva de Freddy Asiel, no puedo evitar repudiar su postura en un acto que pareció de impotencia, cuando tiene mejores armas para salir de apuros.

Lamento mucho más la actitud de Moré, quien considera “excesiva” la sanción de separar por el resto de la serie a su lanzador y espera que las autoridades villaclareñas apelen. Confío en que dichas autoridades no caigan en la misma trampa bajo la presión del regionalismo.

No sé si exactamente el mánager naranja espera que todo se resuelva con unas subseries fuera o una disculpa pública, como ha sido recurrente en otras medidas, porque ese paternalismo y esa tolerancia es lo que nos ha corroído. También la falta de autoridad y de rigor de los árbitros, la aceptación de malos comportamientos dentro de los equipos (que existen, aunque no se publiquen)…

Y es que en el “championismo” se pierde la noción de la disciplina, la exigencia. Los mánagers son, por encima de todo, pedagogos, educadores. Deben ser, por tanto, celosos veladores del orden y responsables de su cumplimiento.

En eso el béisbol debería aprender del boxeo, que en plena Serie Mundial no creyó en abolengos y separó en su momento a campeones olímpicos como Rosniel Iglesias o Robeisy Ramírez. Sin ellos, el equipo ganó, tal vez para reafirmar que nadie es imprescindible y que la disciplina es el sostén del éxito.

Nuestros atletas, los peloteros mucho más, son el espejo de niños, adolescentes y jóvenes, a quienes quieren imitar o parecerse. ¿Qué patrón les estamos fomentando?

En medio de discusiones, agresiones, palabras obscenas, crece una especie de jauría entre amigos, compañeros, que a la larga paga la Patria. Algunos sucesos no terminan con el juego. Al estilo del peor ambiente callejero, van sembrando rencillas, resquemores, desquites… advertibles en la Serie Nacional.

Que a 53 años de béisbol revolucionario asistamos a un acto tan repugnante, avergüenza, degrada, preocupa. Un juego de pelota no es un concierto sinfónico ni una presentación de ballet, pero tampoco es un ring de boxeo ni un coliseo romano.

Una cosa es la rivalidad propia del deporte, el juego caliente, apasionado, las miradas entre lanzador y bateador, los corring arriesgados, la bola pegada, o hasta un dead ball “normal”, que para eso es una acción del juego… Otra es el espectáculo barato que pone de rodillas a nuestra cultura porque el béisbol es una manifestación de ella.

Este deporte es pródigo en reglamentos, pero no siempre se aplican o se hace de manera inconsistente. ¿Qué sucedió a los autores del suceso célebre del “Huelga”? La suspensión de un juego para Carlos Tabares y por la serie (se jugaba el play off) a Correa.

El último decenio ha sido gris para el béisbol, no solo por las derrotas foráneas, sino también por la andanada de fugas, indisciplinas. Si pedimos rigor para con atletas, árbitros, directores, ¿cuándo la máxima dirección del INDER tomará medidas con los directivos de este deporte o al menos los sentará en el “banquillo”?

Quienes van a los estadios o disfrutan el juego por la tele aspiran a un espectáculo donde imperen la alegría, el respeto a la afición, y el juego sea el verdadero protagonista. Si antes las interrogantes de cada partido eran: ¿cómo será el duelo de pitchers? o ¿quién será el jonronero?, la de ahora no puede ser: ¿cuál será la “tanda” de hoy?

No debe temblar la mano entre el silencio, la simulación y la impunidad cuando se gesta un oeste beisbolero al cual solo le faltan las pistolas…, porque bates y guantes tiene.

 

Elsa Ramos

Texto de Elsa Ramos
Premio Nacional de Periodismo Juan Gualberto Gómez por la obra del año (2014, 2018 y 2019). Máster en Ciencias de la Comunicación. Especializada en temas deportivos.

25 comentarios

  1. En diciembre último esos propios jugadores, bate en mano el segundo, protagonizaron otra trifulca donde Ciego de Ávila se fue del terreno por unos minutos y al árbitro actuante lo sancionaron primero y lo disculparon después.

    Elsa, me gustó tu artículo, como siempre o casi siempre. La calidad se impone: desde aquí de VC yo abro el Escambray sólo para leer tus criterios. Pero creo que cometes una imprecisión: al árbitro Lobaina, en diciembre, lo sancionaron primero y lo cesantearon despés, de disculpas nada, eso fue sólo un paripé en la mesa redonda ¿Ud volvió a verlo actuar en algún otro parido? No Y posiblemente ahí es donde se comenzó a cocinar este último episodio. Además, ese no fue el día que Lunar le caminó para el box bate en mano; eso ocurrió en enero, cuando el segudo pelotazo. Y es verdad que fue bate en mano,m pero también es verdad que nunca hizo gesto alguno que indicara que pensaba agredirlo.

    Por lo demás, no comparto su punto de vista sobre la sanción a Freddy Asiel, pero la respeto. Un fraternal saludo desde VC. Elio

  2. La disciplina factor tan importante en cualquier disciplina deportiva debe comenzar desde los propios directores de equipo que en muchas ocasiones tienen la oportunidad de evitar este tipo de situacion, nada tiene que ver el rigor y la temperatura que tome el partido con el irrespeto de los jugadores con los arbitros y entre ellos mismos ,estoy de acuerdo de que la familia de Lunar inicie proceso judicial contra el agresor que puso en peligro la vida de este joven tratando de evitar males mayores y miren lo sucedido.

  3. Elsa creo le falto en el articulo todas las pesadeces que le han aguantado a Victor que no han sido pocas Ydai en la temporada pasada y ahora Vargas destruye una silla en holguin y lo soluciona con una cartica Vladimir dando pelotasos a Lunar, yo creo que nuestro beisbol necesita la renuncia en pleno de todos sus directivos y comenzar desde cero sin pasar la mano a nadie.

    .

  4. Lo sucedido es una derrota más al beisbol cubano, tan importante como la última en la Liga del Caribe, es el reflejo y el resultado del trabajo de una Comisión Nacional que no se como es evaluada, ni quién la evalúa, pero que continúa arbitrariamente afectando la esencia del beisbol. El pelotazo al cabaiguanense Santoya pudo haber sido fatal (existen casos en la propia provincia espirituana del fallecimiento de un valeroso atleta golpeado por un lanzamiento, no intencionado en ese caso) y Fredy Asiel le dió la espalda confirmando la intencionalidad, con una guapería barata, abominable y despresiable como la de Valdéz. Las medidas deben ser severas, pero tienen que ser aplicadas en todas las direcciones, fundamentalmente hacia arriba, deben evaluarse los resultados del beisbol como catastróficos y pensar en retomar su edificación desde la base, con la masividad en toda la geografía, inculcando respeto por el contrario y no lucha de posiciones como se aprecia en la Serie Nacional donde se acude a todo por algunos directores impotentes. Esa lucha por la disciplina a la que todos los cubanos estamos llamados tiene que tener una trinchera más en los terrenos de beisbol…

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