La semilla que nació en los Cerros (+fotos)

En abril del 2003 y de manos de los doctores cubanos, la medicina comunitaria trepó por primera vez los Cerros de Caracas e inició la Misión Barrio Adentro impulsada directamente por Fidel; un programa que abrió la atención sanitaria a todos los venezolanos y tuvo el protagonismo individual de varios galenos de Sancti Spíritus

Barrio Adentro, más allá de la medicina, fue una evolución social en función de mejorar el estilo de vida de esos pobladores.

“Llegué a Venezuela para ir a donde me tocara”, revela el doctor Luis Manuel Piñero Pérez, quien apenas comienza a recordar una página que marcó su vida para siempre. Integró aquel grupo de médicos al que encargaron llevar la medicina comunitaria a los barrios más pobres. “A la mañana siguiente de estar en Caracas me fue a buscar el chofer del jefe de la misión cubana y me dijo: ‘Arriba, que te vas para un Cerro con el doctor Alexey’. Me alegré, era también de Sancti Spíritus, nos conocíamos bien, porque fui el tutor de su tesis en la carrera de Medicina. Así fue mi estreno en el Barrio 70, de la parroquia El Valle, en el municipio de Libertador, en el Distrito Capital”.

Por esa fecha, el doctor espirituano no era un novato en la colaboración médica; guardaba con celo cada vivencia de la misión en Haití y la herida sanitaria que ayudó a sanar; todavía se conmueve cuando rememora aquella despedida: él encima de una camioneta y los haitianos a ambos lados de la calle, “saludándome, pidiéndome que no me fuera”. No sabía en aquel tiempo que tal experiencia le serviría como un entrenamiento para enfrentar después el trabajo en el Barrio 70, reconocido entre los más peligrosos de cuantos suburbios rodeaban la capital venezolana.

“Era difícil esa misión, por eso Fidel concibió que todos los que entráramos a los Cerros tuviéramos experiencia de una colaboración anterior”, narra Luis Piñero a Escambray 20 años después, esquivando cualquier realce de un protagonismo individual que ha preferido llevar dentro. “Fui a Venezuela a trabajar; nada de estar en la calle, ni de paseos, era de la casa al consultorio de lunes a lunes; ir para los Cerros no era nada sencillo, el país tenía una situación tensa, había violencia”, dice, y cada palabra transmite el retrato de sus ojos.

“Allí prácticamente no había acceso al servicio de salud, lo poco que existía era privado y muy caro; se trataba de una población totalmente desatendida y desprotegida en el plano sanitario, pero la gente en los Cerros era muy humilde, y esa humildad la demostraban en el trato que nos daban. Fui recibido y acogido por una familia en su casa; todavía me llaman, se preocupan por mí, como si no hubiesen pasado 20 años”, afirma.

En cada relato del galeno está la huella fundacional de ese parto de salud llamado Barrio Adentro, una misión concebida por Fidel para llevar a Venezuela la medicina comunitaria, de fácil acceso, gratuita y libre para todos; un programa al que se le reconoce como punto de partida el 16 de abril del 2003, al compás de la llegada de los primeros 53 médicos para iniciar el consultorio en locales adaptados en los Cerros.

“En los Cerros creyeron en los médicos cubanos y nos protegían”, suscribe el doctor Piñero, especialista en I y II Grados en Medicina General Integral, hoy al frente de la actividad de posgrado en la Universidad de Ciencias Médicas de Sancti Spíritus. Asegura que el mejor aliado de Barrio Adentro en Venezuela era el propio Presidente Chávez y de los encuentros con el mandatario, escoge una anécdota: “Chávez pidió un intercambio con todos los médicos que estábamos en Caracas, fue en el Salón Ayacucho, en el palacio de Miraflores, resultó un momento extraordinario. Se interesó mucho por el programa y el trabajo específico del médico con la población; a sugerencia suya, nos hicimos cada uno una foto con él. Se daba un contacto breve, pero hablaba algo con cada uno.

“Me preguntó: ‘¿Dónde estás durmiendo?’. Imagínate, empezábamos la misión, no podía decirle allí donde dormía realmente. Le dije: En una cama digna, la cama digna de un cerro. En realidad, era un buen colchón y tenía sábanas, pero puesto arriba de una puerta de madera sobre bloques y ladrillos, hasta tanto llegara la cama oficial; no era el momento para preocuparlo con detalles de ese tipo”.

El doctor Luis Piñero no olvida aquel fraterno encuentro con Chávez y el interés que tuvo por saber dónde estaba durmiendo.

A pura dedicación, el doctor Piñero —así le llamaban allí— se fue ganando la estima del Barrio 70, de una población que empezó a ver una oportunidad para la salud, a tener delante, por primera vez, a un médico interesado por su bienestar, por los hábitos de vida. Ese afecto se volvió coraza y se interpuso un día a las amenazas que sufrieron los dos doctores espirituanos.

“Barrio Adentro nos aportó cultura, mucho intercambio con el pueblo venezolano; también vivimos momentos difíciles cuando se montó una campaña de manipulación política por la oposición; nos acusaban de que no éramos médicos, que éramos militares y estábamos allí para buscar delincuentes. Hasta fueron a dar un ultimátum y le dijeron a la señora de la casa donde vivíamos, Ana Vila, que si a las seis de la mañana del otro día nosotros seguíamos en la casa ‘allí no quedaba nadie vivo’.

“Ahí mismo ella le dijo a uno: ‘Por un pendejo como tú no se van los médicos de mi casa’. Cuando oí aquello, le dije a Alexey: De aquí no nos vamos, no podemos traicionar a esa señora que puso en riesgo a toda su familia. La población nos protegió también”.

Como parte de la integralidad social que fue escalando Barrio Adentro, de las nuevas misiones que se le incorporaron y de las ideas de Fidel con el programa, al doctor Luis Piñero le correspondió también conducir la formación docente de los profesionales cubanos y venezolanos, otro de los pasos trascendentales de la colaboración cubana en Venezuela.

De los Cerros, se llevó vivencias imborrables. “Nunca los llamé malandros, les decía: ‘Muchachos de mala conducta’. Nos apoyaban, para entrar a aquellos barrios tenías que tener el visto bueno de ellos. El día que falleció mi papá, no había forma de bajar del Cerro para buscar una tarjeta y llamar a Cuba. El jefe informal del barrio lo supo, vino para la casa donde yo estaba, era de noche, y localizó un carro. Le dijo al chofer: ‘Baja, compra dos tarjetas de 20 000 bolívares, y tráeselas al médico para que hable con su familia’. Esas cosas no se olvidan, y te marcan.

“Me gustó vivir allí, quedé muy agradecido de los cuidados que nos dieron a Alexey y a mí. A veces le enseño a la gente de mi casa los mensajes de afecto que todavía esa familia me envía. Incluso, me mandan por el celular las imágenes de radiografías de algunos de ellos para que yo las vea y les dé un criterio. Para esa familia con la que conviví tres años he seguido siendo el médico a distancia. Me escriben: ‘Piñero, se le aprecia y se le quiere’”.

BARRIO ADENTRO LO MONTÓ FIDEL

Cuando en enero del 2003 al doctor Redelio Rendón Fernández le encargan la jefatura de la misión en Venezuela, desconocía la dimensión que tomaría la colaboración médica cubana.

“A finales de ese mes Fidel me manda a buscar a La Habana, me pregunta cómo podíamos ayudar más a Venezuela desde el punto de vista de los servicios de salud en los barrios pobres, sobre todo de Caracas, en los lugares de difícil acceso. Allí me da indicaciones para instrumentar el programa del médico y la enfermera de la familia en esos barrios, y solicita que para ese año lográramos tener al menos 30 consultorios en los Cerros de Caracas, fundamentalmente en el municipio de Libertador”, detalla a Escambray el pediatra espirituano Redelio Rendón Fernández, sobre quien recayó la encomienda personal de Fidel de iniciar Barrio Adentro.

“Hasta ese momento los cubanos nunca habíamos entrado a los Cerros de Caracas”, recuerda Rendón Fernández y refiere que los primeros pasos se dieron con el alcalde de dicho municipio, a quien le propusieron hacer un consultorio por cada 1 200 familias, dada la concentración poblacional en esos lugares, una correlación que también facilitaba usar los recursos humanos con más eficiencia; también le plantearon la idea de que los médicos vivieran en casas de familias que los acogieran voluntariamente, que allí mismo o en otra vivienda o local del barrio se crearan las condiciones mínimas para el consultorio de la familia.

Las propuestas de la misión médica fueron bien acogidas por la alcaldía del municipio, aunque le insistieron a la parte cubana en que para llevarlas a cabo había que comprometer a los líderes formales e informales de la comunidad, estos últimos, los llamados malandros, jefes de las bandas que tienen el control territorial de los barrios. Personalmente, el doctor Rendón Fernández asumió aquel acercamiento.

Barrio Adentro: un programa que abrió la atención sanitaria a todos los venezolanos

“La alcaldía nos dio un listado con los celulares, hablé con uno de ellos, me identifiqué, le dije cuál era la idea que tenía de ayudar a la comunidad. Me preguntó que si podía ir ese mismo día y me dio las coordenadas de cómo llegar a donde él estaba. Tuve que decirle el tipo de carro, de qué color, la matrícula y hasta si tenía el logotipo en la puerta del Ministerio de Salud y Desarrollo de Venezuela.

“Junto con la dirección del lugar me dio varias indicaciones que tenía que aceptar para poder subir al cerro. Parar en un semáforo, encender y apagar la luz del carro tres veces; luego, en una curva, volver a parar y poner los intermitentes, y así, hasta llegar a otra curva donde vinieron unos ciudadanos en motos, vestidos de civil, con las armas colgando en el hombro, y me llevaron a la comunidad donde estaba el jefe”, detallaRendón Fernández.

Por ese inusual camino comenzó a acercarse la medicina comunitaria a los Cerros de Caracas, y respaldada allí desde un primer momento. “A esa persona le gustó mucho todo lo que le explicamos, hasta me dijo: ‘Ya mañana puede haber un médico aquí si quieres’. Ahí mismo le indicó a uno de ellos: ‘Fulano, el médico va a vivir en tu casa, con tu mamá, que tiene condiciones’. Además, nos propuso para la consulta una casa que no estaba habitada, la fuimos a ver, le expliqué que hacían falta un buró y algunas luces más. Me dijo: ‘Todo eso estará mañana, lo vamos a pintar y le ponemos una identificación’. Así abrimos el primer consultorio en los Cerros de Caracas, y en esas condiciones empezamos a poner médicos en los barrios más pobres”, rememora Rendón Fernández.

Por esos días el jefe de la misión médica regresó a Cuba a otro encuentro con Fidel y lo actualizó de aquellos primeros pasos; también le expuso que existían condiciones, no solo para los 30 consultorios que él había solicitado, sino que se podía masificar la misión en todo Caracas. “Incluso, le dije que podíamos ir pensando en extenderla a otros lugares. A él le gustó mucho la idea y comenzamos a recibir más cooperantes. Todo el programa Barrio Adentro y toda la colaboración que se amplió después en Venezuela los organizó y los montó Fidel”, evoca Rendón Fernández.

NO MIRÉ EL RIESGO DE IR ALLÍ

Con 34 años llegó el doctor Alexey Ernesto Brito García a los Cerros; en su mochila apenas llevaba aquel estreno médico en el lomerío de Sopimpa, en Fomento, y la misión en Haití; un itinerario corto, pero que le dio herramientas para la nueva colaboración.

“Inicialmente se llamó Plan Barrio Adentro, así comenzamos en abril del 2003 aquel grupo de 53 médicos que entramos a las zonas de difícil acceso y a los lugares más comprometidos socialmente en el municipio de Libertador. Una tarea dada por Fidel; nos dijo que íbamos para los barrios populares, a trabajar directamente con la gente, a vivir en sus mismas condiciones; me tocó el Barrio 70”.

Alexey Brito —actualmente microbiólogo parasitólogo en el Centro Provincial de Higiene, Epidemiología y Microbiología, en Sancti Spíritus— es un médico de convicción, capaz de ejercer en aquel lugar inseguro. “En ese momento no miré el riesgo, miré el porqué estaba allí, y por qué lo necesitaba esa población”, y lo dice con seguridad.

“De los Cerros bajé con la enseñanza de ser médico, de que el ser humano merece respeto”, afirma el doctor Alexey Brito.

“Si hago un paralelismo, en Sopimpa aprendí a ser médico cuando llegué allí recién graduado; en el cerro de Caracas aprendí a ser persona, a ver qué condiciones llevan a los individuos a una u otra conducta; de ese aprendizaje me gradué en el Barrio 70”.

Habla de los esmeros de la señora de la casa por atenderlo y que se sintiera bien; “pero no me adapté a la arepa, ella, como que, para compensar, el café me lo hacía a mi gusto, a lo cubano”. Así describe Alexey la convivencia de dos años “en una casa de familia, donde terminamos siendo familia; por eso digo que la mayor enseñanza que me dieron Barrio Adentro y el cerro fue la humildad, la fraternidad, y que el ser humano es lo importante”, sentencia.

“Claro que tuve miedo cuando se armaban aquellos tiroteos entre bandas, en los Cerros había riesgos, se vivían situaciones que no eran habituales para nosotros”, cuenta el doctor y añade: “Te diría que terminé estando más seguro entre aquella población del Barrio 70, que cuando bajaba del cerro por cualquier necesidad”.

Fue tanta la compenetración de Alexey con la población que cuando surgió aquel peligro de las amenazas y las campañas “la jefatura de la Misión fue allá arriba a sacarnos de allí para protegernos; entendíamos la preocupación, la responsabilidad que tenían con nosotros, pero nos negamos a bajar, a abandonar a aquellas personas; nos sentimos comprometidos con la gente, con la familia de la casa donde estábamos. Tiempo después volví a Venezuela y trabajé casi un mes en el mismo consultorio del Barrio 70, me dieron un recibimiento que me parecía haber llegado a mi CDR en Cuba.

“Pero lo más sorprendente fue ver que, en la casa, el cuarto de Luis Piñero y mío estaba intacto, como nosotros lo dejamos; los escaparates, las camas de la misma forma, el televisor, todo conservado; como que para esa familia nosotros siempre íbamos a estar ahí”, describe emocionado Alexey Brito.

“Regresé otra vez en el 2016, estuve en el estado de Miranda y pude ver las transformaciones de lo que iniciamos en el 2003”, relata el galeno y agrega: “Empezamos en tierra virgen y ahora hay consultorios, Centros de Diagnóstico Integral, de rehabilitación, de alta tecnología, un sistema de salud mucho más sólido, integrado y accesible para todos. En los 20 años el avance es tremendo, al principio no había nada de eso; Barrio Adentro fue como la semilla que nació en los Cerros y se propagó por toda Venezuela”.

José Luis Camellón

Texto de José Luis Camellón
Reportero de Escambray por más de 15 años. Especializado en temas económicos.

Comentario

  1. Luis M Piñero Perez

    Brillante este trabajo y el radial también. Merecen Elsa Ramos y Camellón la nominación aal premio nacional de la prensa y la radio.

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