Un promedio anual de 51 fallecidos provocaron las tormentas eléctricas (TEA) en Cuba desde 1987 hasta 2023, reveló en esta capital una fuente informativa de entero crédito.
En ese período causaron 1892 decesos, dijo en exclusiva a la Agencia Cubana de Noticias el Máster en Ciencia Neobil Vega Batista, jefe del Departamento de Desarrollo instrumental y tecnológico, del Instituto de Geodesia y Astronomía (IGA).
Aunque existe una tendencia general a su disminución se mantienen cifras muy elevadas, añadió el experto, al frente desde 2024 del Proyecto Sistema de alerta temprana y estudios de vulnerabilidades y riesgos de desastres, asociados a tormentas eléctricas en Cuba.
Sin embargo, recordó, en la década de 1990, en la de 2000 y en la de 2010 los muertos por esas causas promediaron anualmente 69, 56 y 37, en ese orden.
Consideró que sus pérdidas económicas son significativas, pero no todas cuantificables, por lo que deben evaluarse su impacto en equipos, posibilidad de remplazo y por paralización de procesos.
Enfatizó el hecho de que otras agrupaciones nacionales gestionan programas similares, entre ellos el Cuerpo de Bomberos, mediante la Agencia de Protección Contra Incendios (APCI), reguladora de la implementación de medidas técnicas de protección contra rayos.
Además, el Instituto de Meteorología, con los estudios, vigilancia y monitoreo del fenómeno, el IGA, la Universidad de La Habana, Keros Srl Empresa de Base Tecnológica en el Parque Científico Tecnológico de La Habana, y Aplicaciones Tecnológicas S.A., certificadas por la APCI y la Defensa Civil.
El programa liderado por el IGA, de la Agencia de Medio Ambiente, del Ministerios de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente, recomienda la aplicación de cinco pasos principales para para gestionar la reducción de riesgos por tormentas eléctricas atmosféricas:
Conocer sus características generales, identificar su proximidad a la región donde nos encontramos, evaluar los puntos de posible impacto y las vías de conductividad, afectaciones en el entorno y sus consecuencias, y seleccionar el lugar óptimo para protegernos.
El rayo es el fenómeno más visible de las TEA en la troposfera (por debajo de los 12 kilómetros de altura), es similar al arco eléctrico de soldadura o a los cortos circuitos en redes eléctricas, pero a escala gigantesca, puede ocasionar muertes y desencadenar perdidas de patrimonios y desastres tecnológicos.
Una característica no visible, pero determinante en su formación, es el incremento del valor en el campo eléctrico atmosférico, relacionado con la electricidad estática y con los elementos sobre el terreno.
Su ciclo se observa en cuatro fases: inicial, desarrollo, madurez y disipación, y en la primera y la última se alteran los valores del campo eléctrico atmosférico con un aumento o disminución, respectivamente.
De esa manera se forman o aproximan nubes cúmulos, que pueden ocasionar aislados impactos de rayos hasta 20 kilómetros, y en la de madurez ocurre la mayor cantidad de descargas a tierra.
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