El exlegislador Bob Menéndez, quien llegó a ser una de las figuras más influyentes en el Senado de Estados Unidos, se entregó este martes en una cárcel federal de Pensilvania para cumplir su condena de 11 años por corrupción.
Menéndez se presentó la mañana de este martes en la Institución Correccional Federal Schuylkill, en Minersville -ubicada a unas tres horas de su residencia en Englewood Cliffs, Nueva Jersey- que cuenta con una población penal de unos mil 200 reclusos y tiene una prisión de seguridad media y otra de mínima.
El exsenador, de 71 años, integró el Partido Demócrata y fungió como presidente del Comité de Relaciones Exteriores de la Cámara Alta, cargo al que se vio obligado a renunciar en el contexto de un mediático proceso judicial en el que salió a relucir que aceptó sobornos a cambio de favores políticos.
Durante la investigación, agentes del FBI encontraron en su domicilio 480 mil dólares en efectivo, así como lingotes de oro con valor estimado de 150 mil dólares y un carro de lujo.
En el mismo caso fueron acusados y sentenciados dos empresarios, mientras que -en juicio separado- su esposa, Nadine Menéndez, fue declarada culpable en abril y la audiencia donde conocerá su pena está programada para el 11 de septiembre.
Un tribunal federal aparentemente rechazó la semana pasada su último intento de permanecer en libertad bajo fianza mientras lucha por anular su condena.
Cuando le dictaron su sentencia en enero le pidió clemencia al juez y expresó que estaba lejos ser un hombre perfecto, que cometió muchos errores y tomó malas decisiones, pero que hizo “mucho más bien que mal».
Al parecer trata también de lograr un indulto del presidente Donald Trump, alineándose con sus críticas al sistema judicial, particularmente en la ciudad de Nueva York, donde lo juzgaron y condenaron.
Según Menéndez «este proceso es político y está corrompido hasta la médula”, por eso planteó su esperanza de que Trump “sanee este pozo negro y restaure la integridad del sistema».
El exlegislador, alguna vez el hispano de más alto rango en la Cámara Alta, fue declarado culpable unánimemente por un jurado en 2024 de 16 cargos federales que sacaron a flote cómo el político “puso su poder a la venta”, expresaron los fiscales del caso.
Además de soborno fue inculpado de extorsión, fraude electrónico, obstrucción de la justicia y actuación como agente para un gobierno extranjero en una trama que se desarrolló durante años.
Los fiscales pidieron en un inicio 15 años de condena, citando “la gravedad de los crímenes de los acusados, el daño inmensurable que han causado a la confianza pública y la necesidad de disuadir a otros de participar en abusos de poder tan atroces”.
El juez de distrito Sidney H. Stein dejó claro que “en algún momento del camino, usted (Menéndez) se convirtió, lamento decirlo, en un político corrupto”.
Menéndez, nacido en Nueva York e hijo de inmigrantes cubanos, sobrevivió a un escándalo previo por actitudes corruptas, vinculadas con presuntos pagos por influencia política, pero el caso fue desestimado en 2018.
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