Cuando aún las gallinas no saltan del palo donde duermen y el sol ni siquiera asoma en el horizonte, ya José Enrique García está preparándose para tomarse el buchito de café que le coló su esposa y poco después, salir en espera del ómnibus que lo recogerá, junto a otros obreros, en Pojabo, sitio en el que vive hace décadas, para trasladarlo hasta la Base de Transporte Escolares de Sancti Spíritus, donde se desempeña como chofer desde hace más de 40 años.
Una rutina que repite a diario, sin que aún muestre signos de cansancio, porque lo que muchos consideran sacrificio, para él es un placer. Manejar es su pasión y aunque los amores lo llevaron hasta esta zona distante de la ciudad cabecera provincial donde nació, él se siente a gusto con la familia que formó y con el oficio, gracias al cual es querido y respetado por todos.
Padre de tres hijos que son su orgullo, dos hembras del primer matrimonio (una estomatóloga y la otra comercial) y un varón con la esposa actual que por estos días concluye su licenciatura en Cultura Física, José Enrique advierte que para ser un hombre de bien solo se necesita trabajar, ser justo y responsable, pero sobre todo amar a la familia y el oficio que aprendió casi de adolescente y por el cual vive.
¿Cuál ha sido la mejor experiencia como chofer?
Transportar alumnos, eso siempre me ha gustado, llevo en esto 43 años, sin un solo accidente, sin ningún tipo de problema, he transportado todo tipo de maestros y profesores, así como estudiantes, sobre todo, los de escuelas especiales, que como se indica requieren un trato y cuidados específicos. En ocasiones las personas protestan porque ven que el ómnibus pasa con capacidades vacías y no recoge en las paradas, pero no saben que existe una disposición que prohíbe trasladar pasajeros en un carro donde viaje este tipo de alumnos.
¿Cuál es su ruta de trabajo?
Ninguna en particular, nosotros tenemos un plan de transportación y en dependencia de la demanda y los recorridos asignados hacemos el servicio, esa distribución se realiza diariamente por parte del Departamento de Tráfico y nosotros la cumplimos.
En dependencia de la cantidad de carros que estén trabajando se hace la distribución de las rutas, en ocasiones nos toca más de una para cubrir la demanda de los clientes, ya sean con alumnos o profesores, con atletas, estudiantes de escuelas militares o con los que pasarán días en las instalaciones del Campismo Popular u otros, el caso es que yo nunca estoy parado, a no ser que la guagua presente alguna rotura.
¿Apoya usted en la recogida de pasajeros en la ciudad?
En los viajes de retorno cuando traigo capacidades, nunca mezclamos los pasajeros del servicio urbano con alumnos o profesores, porque no está permitido, a no ser que, de regreso a la ciudad, entonces nos sumamos en apoyo a la transportación y se cobran las tarifas establecidas con la recaudación por la alcancía.
Hay normas estrictas para la transportación vinculada a la UEB Escolares, lo que significa que en cada recorrido hay que recuperar lo que se gasta por consumo de combustible y otros indicadores y eso sale, por lo general, de la recaudación adicional, por el apoyo en el traslado de pasajeros del servicio urbano.
En ese sentido yo siempre he sido cumplidor, cuando al cierre de cada mes se cuantifican la recaudación de mi carro, termino por encima de lo establecido.
¿Cómo logra mantener su carro en buen estado?
En mis más de cuatro décadas de servicio dentro de Escolares he tenido solo dos ómnibus, primero fue un Girón VI, mi compañero inseparable por 40 años; y ahora, una guagua Diana que lleva conmigo tres años y aunque no me la entregaron nueva, sino que le faltaba la junta del blog, desde que me monté en ella la mantengo circulando. Claro que en eso influye la voluntad y el sentido de pertenencia de uno hacia el medio de trabajo.
¿Cuál es la estrategia ante la falta de recursos?
No es fácil enfrentarse a un servicio sin que uno cuente con los recursos que necesita, ahora, por ejemplo, tenemos limitaciones con los aceites, lubricantes y también escasean los neumáticos, lo que nos obliga a ser más cuidadoso y ahorrativos para garantizar los recorridos, en ese caso la UEB busca alternativas y si es necesario, reprograma los viajes para que un mismo equipo cubra, pero no se deja de cumplir con la demanda.
En el caso de mi Diana, estoy limitado de hacer viajes largos por los neumáticos, entonces asumo los servicios vinculados a las escuelas de la ciudad o a la funeraria, que me permiten asegurar el viaje internamente.
¿En qué radica el éxito de un chofer?
Yo he tenido suerte en todos mis años como chofer, pues nunca me he visto enredado en un problema con ningún pasajero, será porque mantengo mi forma de saludar siempre que las personas suben a bordo de la guagua, escucho cualquier reclamo y trato de darle una explicación, converso con algunos y, si lo conozco, le pregunto por la familia; pero te repito, a mi guagua nadie la daña, porque la ven limpia y cuidada, lo que considero debe ser una constante para cualquier conductor.
¿No piensa en la jubilación?
Estoy fuerte todavía, no siento cansancio ni me aqueja ninguna enfermedad que me pueda afectar en el desempeño de esta actividad, por lo que creo poder estar detrás del timón unos años más; eso sí, cuando presente cualquier síntoma de salud y crea que puedo poner en riesgo la vida de mis pasajeros, entonces entregaré la Diana, y en Pojabo, donde vivo, podré dedicarme a otra actividad, porque sin hacer nada no me quedaré, tengo mucha sangre en las venas como para estar inactivo.
Escambray se reserva el derecho de la publicación de los comentarios. No se harán visibles aquellos que sean denigrantes, ofensivos, difamatorios, o atenten contra la dignidad de una persona o grupo social, así como los que no guarden relación con el tema en cuestión.