La esquina de Escambray: Ser útil, la virtud que no podemos abandonar

Es increíble la reserva de humanismo, creatividad y solidaridad que poseemos como país, como cubanos que salen todos los días a sacar el pecho y dar la batalla por mantener en pie lo que tanto ha costado levantar

El reconocido intelectual Carlo Figueroa retoma su habitual podcast en las plataformas de Escambray.

Los días que corren llevan a que algunos terminen dominados por el desaliento y la ansiedad. Es muy complicado reajustar horarios de vida, costumbres, dinámicas personales y colectivas, pero siempre he pensado que hay una luz al final del túnel y por mucho que intenten hacerme creer lo contrario, sigo viendo el vaso medio lleno.

Hace unos días, leyendo al escritor y poeta villaclareño Arístides Vega responder ser útil a la pregunta de qué lo apasiona formulada en un grupo de Facebook, reparé en esa necesidad humana que nos lleva a trabajar, crear y construir en el escenario más adverso. Cuando se es útil la vida tiene sentido, lo cual habla de tu identidad, de esa capacidad humana para sobrellevar tantas cargas emocionales.

Si miramos con detenimiento nuestro entorno, encontramos a muchos cubanos poniendo sus intereses personales a un lado, batallando a favor del otro o los otros, dando el extra para hacer el bien. Y aunque unos hablen de empatía o resiliencia, ninguno de esos comportamientos se compara con la utilidad real y cierta de un gesto de apoyo, de trabajar a pesar de apagones, inflación, la eventual falta de agua, el desinterés de algunos.

Existen los que son útiles o creen serlo subiendo a las redes sociales cuanto dan, ofrecen, apoyan y donan a los que más necesitan. Pero ser útil lleva también ser humilde y compasivo, no creerse el salvador del mundo, acaso porque el acto en sí nos supera y si olvidamos nuestro rol en una sociedad que lucha contra mil demonios a la vez, estamos dejando el espacio para el oportunismo y la manía de creerse salvadores, obviando todo el sistema creado para atender vulnerabilidades individuales y colectivas.

Que es un sistema con fisuras, es cierto; que hay que controlar mejor donde se ponen los recursos, también es cierto. Pero de ahí a decir a los cuatro vientos cuánto haces y hasta cuánto recibes y repartes, va un trecho enorme. No hacen falta altavoces para ser útil haciendo el bien, extendiendo la mano, compartiendo lo poco o lo mucho que tenemos.

Es increíble la reserva de humanismo, creatividad y solidaridad que poseemos como país, como cubanos que salen todos los días a sacar el pecho y dar la batalla por mantener en pie lo que tanto ha costado levantar, sostener, a pesar del dolor de los que salen todos los días en las redes sociales haciendo sus conteos regresivos y con posturas contrarias a todo bien.

Los que tanto pregonan e intentan minar el ánimo de sus propios coterráneos hacen mucho dinero con cada like o comentario que dejan sus seguidores y por nada del mundo se les ocurre pedir que dejen el bloqueo a un lado, que permitan el comercio y el intercambio en ambas direcciones y en igualdad de oportunidades.

Decir o hacer lo contrario es fallarle a los algoritmos que le traen beneficios personales y un reconocimiento dudoso en comunidades cubanas que han emigrado y en su gran mayoría trabajan de Sol a Sol para ayudar a los que están de este lado. Muchos pagan bots para aparentar miles de seguidores. No lo digo yo, está documentado hasta por sus propios competidores en hacer daño desde la especulación y el aberrante espacio en el que bailan sus palabras y análisis maniqueos.

Ser útil en este o en cualquier tiempo es una virtud que no podemos abandonar, aunque soplen vientos contrarios, aunque la vida se tenga que asumir cada momento con un susto en el estómago, aunque nos conviden al descrédito de la razón histórica y cultural de la nación.

Ser útil es tener el poder, hace que nuestra vida fluya desde el punto de vista económico, pero también en lo emocional, relacional, espiritual y laboral. Si cada gesto y cada acción es capaz de transformar un instante, un comportamiento y sostiene con vehemencia y amor el pesar ajeno, entonces vamos más seguros.

Carlo Figueroa

Texto de Carlo Figueroa

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