La vega se enmarca en su época

Con irregular comportamiento en los escenarios de cosecha, la campaña a punto de terminar cortó el retroceso productivo de la provincia, a la vez que la nueva contienda busca retomar el calendario óptimo para la siembra de tabaco

La campaña 2025-2026 define sembrar más de 1 420 hectáreas. (Foto: Roberto Bermúdez/Escambray)

El tabaco no es comida, pero deja ingresos financieros irrenunciables para el sector y la economía nacional; aun con el reconocido daño a la salud, el fumador de ley no se desliga de su aroma y deleite. De ahí que en una plaza tabacalera de renombre como Sancti Spíritus la cosecha ocupe prioridades a escala territorial, mientras cada veguero aprovecha también los recursos del tabaco en la producción de alimentos.

Con irregular comportamiento en los escenarios de cosecha, la campaña a punto de terminar supera a la precedente en casi 600 toneladas de tabaco, en tanto la nueva contienda busca retomar el calendario óptimo para la siembra, paso determinante en el rendimiento agrícola.

En un momento del año en que coinciden el fin y el comienzo de otra vega, la provincia persigue un objetivo: incrementar la producción en las modalidades de tabaco tapado —para la capa del torcido exportable— y sol en palo, materia prima destinada en buena medida a la industria cigarrera nacional.

La campaña 2024-2025 sacó al territorio del decrecimiento y revivió parte de las potencialidades productivas, resultados expresados en el acopio de 1 089 toneladas de la hoja —el 90 por ciento del estimado—, la reincorporación de productores y la consolidación del cultivo tapado con la entrega de casi 400 toneladas, superior a lo planificado y cifra considerada la mayor producción del territorio desde que se introdujo esa tipología.

Sin embargo, alrededor de la vega no todo caminó bien, justo el terreno que ocupó la mirada crítica de la reciente evaluación entre productores, especialistas, directivos y autoridades del comportamiento de la producción tabacalera en la provincia y las proyecciones.

Trascendió que no toda la siembra de la anterior cosecha se reflejó después en la producción y la supervivencia de las plantas, que es en definitiva la que define el rendimiento agrícola, más allá de que se prepare mucha tierra para la plantación.

Por un lado, la introducción de los incentivos financieros en la tipología sol en palo enseñó los primeros resultados, pero, 256 productores —el 42 por ciento de los que plantaron— no lograron acceso al pago en divisa porque se quedaron por debajo en el rendimiento agrícola fijado, según se reconoció en la plenaria tabacalera provincial.

Identificar las debilidades de la última campaña siempre abona el camino para no repetir tropiezos en la nueva cosecha, ya en fase de semilleros: contratación tardía, siembra extendida hasta marzo, tres meses fuera del período óptimo para el cultivo; alto costo de la fuerza de trabajo y baja producción de la capadura.

La campaña 2025-2026 define sembrar más de 1 420 hectáreas, área que ya está superada en la fase de contratación; mientras, los nuevos incentivos aprobados en el tabaco sol en palo abren expectativas para sumar productores y mayor producción.

José Luis Camellón

Texto de José Luis Camellón
Reportero de Escambray por más de 15 años. Especializado en temas económicos.

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