Octubre atesora dos fechas importantes en la historia de la prensa cubana: 18 días después de la fundación del periódico Granma, en 1965, Fidel Castro Ruz anunció el surgimiento de un nuevo rotativo que hoy cumple su aniversario 60: Juventud Rebelde. Entre sus antecedentes históricos se encuentran la Revista Mella (luego semanario) y el Diario de la Tarde.
Refiriéndose a su contenido, el Comandante en Jefe –ante miles de jóvenes reunidos con motivo del v aniversario de la integración del Movimiento Juvenil Cubano y de la inauguración de los primeros Juegos Deportivos Nacionales– expresó: «(…) debe ser un periódico destinado fundamentalmente a la juventud, con temas de su interés, pero que debe tratar de ser un periódico de calidad, donde lo que se escriba pueda interesar también a todos los demás».
Curiosamente, se habían propuesto otros nombres, pero fue el público presente en aquel acto masivo quien aprobó la denominación de Juventud Rebelde, que inicialmente tuvo dos ediciones diarias.
Entre sus páginas surgieron varias publicaciones que perduran: las revistas El Caimán Barbudo y Somos Jóvenes, además del suplemento humorístico Dedeté.
A lo largo de seis décadas, decenas de profesionales, periodistas y directivos tributaron su talento al diario, que no estuvo exento de etapas difíciles, como pasó en el periodo especial, cuando se convirtió en un semanario.
Al retomar la frecuencia diaria, la Casa Azul acogió a muchos otros periodistas, entre ellos a Juana Carrasco Martín, quien acumula allí 26 años de vida profesional, y asegura que continúa aprendiendo cada día, «procurando siempre que no deje de ser una muy seria aventura».
La también Premio Nacional de Periodismo José Martí encontró en Juventud Rebelde nuevos desafíos para su carrera, y reconoce que son tiempos en los que el diario «debe diseccionar las entrañas y carencias de nuestra sociedad», y «tiene que renacer con ímpetu y brío».
Por su parte, Yurisander Guevara Zaila llegó al rotativo el 6 de enero de 2003, en sus primeras prácticas profesionales, para luego transitar por múltiples redacciones y desempeñarse como subdirector editorial desde hace diez años.
«En cada uno de estos lugares, y en la interacción diaria con todos los colegas, el proceso de aprendizaje ha sido –y es– constante y muy enriquecedor», afirma a Granma.
Juventud Rebelde marcó su niñez y adolescencia, al igual que las de muchas otras personas: «Recuerdo que guardaba recortes del periódico y tenía a muchos de sus profesionales entre mis ídolos, pues siempre quise estudiar Periodismo.
«Trabajar aquí no solo es un sueño realizado, es un reto, porque el periódico tiene una historia muy rica y ha marcado con su sello único al periodismo revolucionario cubano, desde lo literario, lo investigativo, lo interpretativo y lo informativo», destaca.
Agrega que el diario incorpora nuevas tecnologías en sus rutinas productivas, como la inteligencia artificial. Gracias a ella, por ejemplo, realizan el podcast Rebeldia, que resume cada día las principales noticias del medio.
La periodista Ana María Domínguez Cruz afirma tener una gran deuda con Juventud Rebelde, pues, desde sus inicios en el medio, este le permitió superarse constantemente: cursar estudios de posgrado e incluso desarrollar, simultáneamente, una carrera en la radio.
«Por eso le soy leal al diario, por el grato espíritu con que me recibieron en mis prácticas. Llevo 15 años aquí y te puedo decir que Juventud Rebelde siempre ha propiciado el trabajo en equipo y la fraternidad entre los colegas. Hay un sentido de pertenencia importante», añade.
Indudablemente, sin las páginas gestadas por el colectivo hermano de la Casa Azul, no se podría contar ni repasar adecuadamente la historia de la Revolución.
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