Acuicultores espirituanos se aprietan el cinturón (+fotos y video)

En la recta final del año, cuando los peces se esconden en las profundidades del embalse Zaza y disminuyen las capturas, los pescadores espirituanos esperan por un milagro para saldar deudas pendientes con los envíos hacia la industria

Los acuicultores se mantienen aferrados a las redes para tratar de disminuir la deuda en materia de captura. (Fotos: Archivo Escambray)

Tradicionalmente, a principios y finales del año siempre se reportan bajos niveles de capturas en el sistema de la Acuicultura, debido a que disminuyen las temperaturas y en ocasiones por la ocurrencia de lluvias sube el nivel de agua en los embalses, por lo cual se hacen complejas las actividades pesqueras.

Como este 2025 no es la excepción de la regla, los hombres de piel curtida esperan por un milagro para saldar deudas pendientes con el plan —cifra que hasta hoy supera las 300 toneladas— y, mientras tanto, el poco pescado que entra a la industria de la barriada de Colón se destina a cumplir con las entregas para el encargo estatal.

Ello significa que, en esta etapa, lo primero es asegurar la distribución para las dietas médicas, los centros de Salud y Educación, además del Sistema de Atención a la Familia, un programa rectorado por la Gastronomía, que beneficia a unas 2 000 personas en la provincia.

No obstante, los acuicultores se mantienen aferrados a las redes para tratar de disminuir los atrasos en materia de captura; solo que esta vez tienen la varilla alta, si se tiene en cuenta que el 2024 fue un buen año, con más de 3 000 toneladas reportadas y una producción de alevines que implantó récord, al superar los 40 millones de las distintas especies acuícolas, con las cuales se pudo completar la repoblación de todos los embalses de la provincia.

A LA VUELTA DE UN AÑO

Para Erich Pérez Márquez, director de la Empresa Pesquera Espirituana (Pescaspir), la realidad de hoy es muy distinta a la del pasado año, cuando la entidad avanzó en los respectivos indicadores productivos, al punto de que, como reconocimiento a su labor, fueron estimulados con la celebración aquí del acto nacional por el Día del Trabajador de la Industria Alimentaria y la Pesca.

Sin embargo, y en aras de ser justos, no se pueden obtener avances significativos en los planes de producción cuando las condiciones económicas del país se deterioraron aún más y actividades como la Acuicultura tuvieron que apretarse el cinturón para lograr ciertas cifras de captura con menos recursos.

“Nunca decimos que no le llegaremos al plan —aclara el director—, pero la realidad es que, en los meses de julio y agosto, que siempre son los más productivos, se nos cayeron las capturas por muchas razones: falta de combustible, transportación, energía…, a pesar de que era factible sacar mayor cantidad de peces porque el embalse estaba con bajos niveles de agua, pero dejamos de extraer alrededor de 300 toneladas, las mismas que hoy se vienen arrastrando.

 “A eso se suma que cuando la provincia entró en fase informativa, por la llegada del huracán Melissa a Cuba, no se permitió pescar y eso atrasó aún más las entregas a la industria porque estuvimos alrededor de 10 días parados. Pero desde antes ya estábamos viendo un decrecimiento, porque comenzó a llover y a la Zaza le entró cierto volumen de agua; aunque no fue significativo, la Acuicultura no pudo preparar el embalse como en años anteriores ni retirar del mismo parte de la maleza, haciendo trochas para que los pescadores pudieran desplazarse cuando el agua subiera. Hoy la presa está enyerbada y ahí se refugian los peces, pero no se pueden capturar”.

A todo este ensarte de dificultades se suman las que debió enfrentar la propia Estación de Alevinaje, que en lo que va de año ha debido sortear obstáculos para lograr reproducción, no en las cantidades esperadas, como sucedió en el período anterior, pero al menos en cifras suficientes como para completar sus compromisos productivos.

Sin desestimar los atrasos productivos en la Estación de Alevinaje se logró repoblar una parte de los embalses espirituanos.

“La Estación de Alevinaje tiene más de 87 hectáreas que se mueven por gravedad con el agua de la Zaza y ahora, después que finalizó la campaña, es que podemos disponer del líquido, pero ya no es factible. Esos problemas incidieron en que se perdiera un ciclo y medio de alevinaje. En conclusión, sembramos un poco más de 26 millones de peces, cuando, reitero, el año anterior habíamos logrado 40 millones”, aclara el director de Pescaspir

A esa baja pesquera de la Acuicultura se suma la paralización de los cultivos intensivos, que mucho aportaban al plan en años anteriores, los que, por falta de recursos, alimento sobre todo para el desarrollo de los peces, dejaron de funcionar. “Por suerte, nos la estamos jugando y montamos un cultivo semintensivo con una cantidad de clarias en la granja Boquerones de la propia estación y, aunque el pienso que estamos elaborando como parte del Proyecto Italiano Ipepac no satisface aún la demanda, al menos da para mantener nuestro banco de reproductores y alimentar los casi dos millones de alevines de clarias en crecimiento, que en seis meses deben alcanzar la talla comercial”, aclara el director.

PUERTAS ADENTRO DE LA INDUSTRIA

Para Yoandy Rodríguez Paniso, director de la Unidad Empresarial de Base Indupir, la situación asociada a los bajos niveles ha hecho que busquen alternativas en aras de no dejar de producir alimentos conformados. “Una vez que cubrimos el encargo estatal —dice—, si nos llega un poco más de pescado, lo destinamos a los surtidos de esta línea, de lo contrario, nos vinculamos como parte de un encadenamiento productivo, con formas de gestión no estatal o con cualquier actor económico.

“Ello nos permite realizar producciones cooperadas con Azcuba para el aseguramiento de la alimentación de la fuerza de trabajo que desarrolla la zafra azucarera, además de negociar con tres mipymes que nos aportan materias primas como harina de trigo, condimentos, picadillo MDM, picolas para la línea de conformados, hilo y algunos químicos que se emplean como conservantes”, apunta Yoandy.

“Aquí se pone la tecnología y la fuerza de trabajo, siempre respetando las fichas de costo y siendo cuidadosos con los precios de venta para que la población, que es en definitiva hacia donde se destina esta producción, reciba en la red de casillas especializadas o en las ferias productos con la opción más barata posible, aunque hay algunos surtidos que salen más caros porque las materias primas son costosas, pero cuando se compara con el resto de las provincias, Sancti Spíritus, en cuanto a ofertas, está muy por encima del resto del país”.

La Planta de Conformado logra diversos surtidos a partir del encadenamiento con nuevas formas de gestión. (Foto: Oscar Alfonso)

Gracias a ese propio encadenamiento productivo al mencionado por el director Indupir, el área de Alimentos Conformados mantiene su vitalidad. Así lo ratifica Alberto Rodríguez Arroyo, jefe de la planta, quien asegura: “Desde que comenzamos a trabajar en vínculo con varios actores económicos, recibimos materias primas para utilizarlas como extensores en nuestras elaboraciones, de esta forma es posible mantener el empleo de los 27 obreros que se encargan de la producción.

“Aquí garantizamos elaboraciones en cadena —aclara—, porque una parte depende de la otra, hasta concluir con la obtención de los alimentos, que van desde hamburguesas, chorizos, croquetas y mortadellas hasta jamonadas especiales, pero está previsto seguir incrementando surtidos, porque contamos con la tecnología y la mano de obra calificada.

“Comenzamos cada día a las cuatro y treinta de la mañana y si no hay corriente de todas formas venimos y vamos preparando las materias primas para cuando llegue el fluido eléctrico comenzar de inmediato con la producción, mientras que las mujeres del colectivo se ocupan de conformar algunos productos y envasarlos debidamente para luego enviarlos para la venta a la población”, reitera Rodríguez Arroyo

Con sus pros y sus contras, la Acuicultura espirituana desanda el final del 2025 sin dejar de pensar en el próximo año. Quizás le esperen situaciones mucho más adversas y deba acudir a nuevas estrategias para sortear obstáculos, en aras de garantizar el flujo productivo en las diferentes estructuras de la entidad.

Pero si hay algo cierto en esta historia es, precisamente, que con sus hombres siempre hay que contar, no importa que haya frío, lluvia o un sol intenso, ellos están ahí, siguiéndole el rastro a los peces, en las presas Lebrije, Felicidad, Tuinucú o Zaza. Esta última aporta el mayor por ciento de las capturas de la provincia y constituye un eslabón determinante para asegurar parte de la alimentación que llega al plato de los espirituanos.

Rosa Blanco Martínez

Texto de Rosa Blanco Martínez

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